Lecturas de la Misa y Evangelio del Domingo 15 de junio 2025

Leer más

La fe no es para esconderse, es para llevarla a todos lados: El ‘cura DJ’

Conoce al Padre Guilherme Guimarães Peixoto, el sacerdote portugués que lleva a Cristo y presume su fe, mediante audífonos, beats y una consola. En entrevista con Desde la fe, el Cura DJ asegura que con su historia quiere demostrar una forma de ser cristiano y llegar a las periferias existenciales.

12 junio, 2025
La fe no es para esconderse, es para llevarla a todos lados: El ‘cura DJ’
El padre Guilherme Guimarães Peixoto, mejor conocido a nivel mundial como el Cura DJ. Foto: Especial

En su parroquia ubicada en la Arquidiócesis de Braga, al norte de Portugal, en un festival en Ibiza, España, en un evento a los pies del Cristo Redentor, en Brasil, o en un pequeño club nocturno de la Ciudad de México, al frente de la consola, vestido de camisa negra y alzacuellos, un sacerdote con una sonrisa que electriza tanto como los beats que mezcla, pone a bailar igual a cientos que a millones de jóvenes.

Es el padre Guilherme Guimarães Peixoto (21-07-1974), mejor conocido a nivel mundial como el Cura DJ. Su mensaje, claro y constante, retumba como un bajo potente: “La fe no es para esconderse ni para dejarla de lado. Al contrario: vivamos la fe con alegría”. Y añade: “Es importante que los jóvenes sientan esto dondequiera que estén. Que hablen de Cristo y de su fe”.

El Cura DJ estará este 5 de julio en la Ciudad de México, en el marco del Jubileo de los Jóvenes, organizado por la Iglesia de la capital del país, un evento con múltiples actividades que buscan mandar un fuerte mensaje de esperanza a las nuevas generaciones. Aquí puedes registrarte para asistir.

¿Quién es el Cura DJ?

Desde niño quiso ser sacerdote. No fue una imposición, ni una ocurrencia tardía. “Veía al sacerdote de mi parroquia y quería ser como él. Tenía una capacidad de integrar, de acoger, de mirar con ternura. Yo quería ser como él”. Corría a la iglesia para ayudar en misa, sin saber que esa vocación había sido sellada desde su primer respiro.

Su bautismo, hecho en un hospital, fue el acto desesperado de una madre que prometió a Dios que, si su hijo sobrevivía a un estado que parecía incurable, lo entregaría a su servicio. “Yo no lo sabía. Me lo contó mi padre años después de mi ordenación. Fue algo que me conmovió profundamente”, dice en entrevista con Desde la fe.

Con 25 años de sacerdocio y 50 de vida, el Padre Guilherme ha recorrido un camino inusual, integrando dos pasiones: el Evangelio y la música, aunque su único amor es Cristo. “Todo para Cristo”, dice durante la charla concedida en la Catedral Metropolitana de México.

Como parte de sus actividades cuando era seminarista, alternaba con sus amigos entre un grupo de pop-rock y otro de música tradicional portuguesa. Sin embargo, cuando vio que era el momento, decidió dejarlo todo para ser ordenado. Vendieron los equipos de su banda y como despedida recorrieron Portugal durante 15 días. Pensaban que la música había terminado para ellos.

La historia del cura DJ, el padre Guilherme

En 2005, al llegar como párroco a Laúndos, una comunidad marcada por la deuda y la falta de espacios pastorales, propuso algo insólito: abrir un bar parroquial los viernes por la noche. “Organizábamos noches de karaoke, pero las canciones eran tan tranquilas que todos se dormían”. Así comenzó a poner música rock, luego electrónica, y de manera autodidacta, aprendió a usar software de DJ y luego un controlador. “Lo hice viendo tutoriales, equivocándome, probando”.

Un punto de inflexión llegó en 2010, cuando fue enviado a Afganistán como capellán militar. Allí conoció a un francotirador que también era DJ. “Su nivel era impresionante. Me hizo ver que ser DJ es un arte. Y yo no sabía nada”. A su regreso, se inscribió en una escuela profesional de DJs en Oporto. “Ahí todo cambió. Pasé de lo intuitivo a lo técnico. Aprendí a producir mi propia música”.

Durante la pandemia, encerrado en casa, comenzó a hacer transmisiones en vivo. La respuesta fue muy positiva. “Me decían: ‘Padre, no deje de hacerlo’. Me di cuenta que había algo ahí que llegaba a la gente”. Esa mezcla de beats y fe creció hasta convertirse en parte esencial de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de 2023. Para ese evento, sintió la necesidad de producir algo propio. “No había música electrónica con inspiración cristiana. Entonces empecé a producir. Ser DJ me llevó también a ser productor, a trabajar con otros, a crear una historia que pudiera llevarse a la pista de baile, y que no fuera una copia de lo que ya existe”.

El 7 de agosto de ese año, el padre Guilherme despertó con su música a casi dos millones de jóvenes que pernoctaban en el Parque Tejo a espera de la Misa que el Papa Francisco presidiría como cierre de la JMJ. Este evento se convirtió en un parteaguas en su vida. Su fama se hizo mundial y lo ha llevado a los principales escenarios de la música electrónica en el planeta, además de ganarle la simpatía de más de 1.2 millones de seguidores en Instagram, donde él cuenta su vida.

Música elctrónica para llevar a Cristo

Su música busca algo más profundo que hacer bailar a los jóvenes: el Cura DJ quiere inspirarlos. “La fe no es para esconderse. Si estás en un festival o en un club, puedes seguir siendo cristiano”.

Y agrega: “A veces parece que se puede hablar de la fe en la iglesia, en el grupo de jóvenes, pero no con los amigos, no en el trabajo. Y no, nosotros no nos dividimos: yo soy sacerdote en la parroquia, soy el mismo sacerdote en el ejército, en un club o en un festival. No cambia nada.

“A veces veo eso en la iglesia: jóvenes activos, pero cuando están con sus amigos, parece que tienen vergüenza de hablar de Cristo. Y no podemos tener vergüenza de hablar de Él.

Eso sí: hay que saber cómo hablar. Ese es el gran desafío. ¿Cómo puedo compartir mi fe, ya sea en un festival, en un club, en un entorno más abierto o más privado? ¿Cómo hablar de Cristo y de su mensaje?”

El padre Guilherme rechaza la idea de que el mundo no quiera a Dios. “Lo que pasa es que debemos aprender a hablar su lenguaje. Cristo hablaba en parábolas. Yo hablo con música electrónica. No se trata de llegar con la Biblia bajo el brazo a un club y empezar a predicar. Eso sería una falta de respeto al propio club. Si yo estoy en un lugar, y soy sacerdote, y quiero hablar de mi fe, ¿cuál es el lenguaje correcto? El lenguaje de allí es la música electrónica. Y es ese el lenguaje que uso.

“Y es eso lo que siento: es muy fácil decir ‘el mundo no quiere a Cristo’, pero en realidad somos nosotros quienes tenemos que descubrir cómo hablar de Él. Cada uno debe encontrar su forma de hacer que el mundo entienda, para que el mundo pueda percibir a Cristo vivo, y para que la Iglesia también sea un signo de esperanza para tanta gente que hoy está triste, desanimada, abatida por muchas razones”.

Con la nostalgia de quien vio cambiar el sueño de los jóvenes que antes querían ser profesores o enfermeros por el de influencers, el cura DJ lanza una advertencia: “Hoy los adolescentes están más tiempo con el teléfono que formándose. ¿Qué estamos ofreciendo como Iglesia?”. Y recuerda que la educación viene también de las playlists, de Spotify, de lo que escuchan a diario. “Nosotros, la Iglesia, tenemos un tesoro de valores para la vida. Y tenemos que lograr llegar a esas generaciones con valores. Tenemos que hacerlo de forma que los toque de verdad”.

“Conozco los dolores de un párroco normal”

El éxito en los clubes de música electrónica ha venido acompañado de una oleada de críticas, en su mayoría, desde el interior de la propia Iglesia. Comentarios como “Es una vergüenza”, “Eso no tiene sentido”, “La iglesia no debe estar ahí”, “Eso no es de iglesia”, se han vuelto algo normal para él.

Al respecto, se abre con honestidad y lo admite. Es algo que duele, que entristece y que le ha hecho pensar en desistir. “El Papa Francisco nos habla de las periferias existenciales de la sociedad. Y cuando vamos a esas periferias, duele. Se necesita mucha valentía. Pero con oración, con discernimiento, con costumbre. El cuerpo también se va haciendo más resistente. Es como quien va al gimnasio: al principio todo duele, pero luego los músculos se fortalecen”. 

Su mayor fuerza, dice, la encuentra en Cristo, y esa razón le devuelve la calma. “No estoy haciendo esto por tal sacerdote o tal obispo. Estoy haciéndolo por Cristo. Y cuanto más claro tenga que es por Cristo y para Cristo, lo demás pasa a segundo plano. Claro que no nos gusta ser criticados, pero una cosa es que no nos guste, y otra es que eso nos derrumbe”.

Detrás de sus sets, hay algo más que sonidos: hay una comunidad. “Con los eventos, restauramos la iglesia, construimos salas de catequesis y ahora un centro pastoral desde cero”. Todo nació desde la base. “Puede parecer raro desde fuera que me pidan una foto después de misa, pero para la comunidad es normal”.

Hoy, el Cura DJ no solo mezcla la sotana con los audífonos: también es capellán militar en varios cuarteles del norte de Portugal. “Conozco los dolores de un párroco normal. Que los jóvenes no vengan, que no se llenen las bancas. Pero ser DJ es para llevar la Iglesia a donde no está. Traer a la gente a la Iglesia sigue siendo difícil”.

Por ello anima a los jóvenes que se preguntan si su camino está en el sacerdocio o la vida religiosa, y les manda un mensaje, para el que retoma las palabras de San Juan Pablo II: “No tengan miedo. Abran de par en par las puertas a Cristo. Él se encarga del resto”.

Y a sus hermanos sacerdotes, les lanza el mismo reto, pero ahora refiriéndose al beato y próximo santo, Carlo Acutis: “No podemos enterrar nuestros talentos. Si Dios nos hizo originales, no seamos fotocopias. Sin riesgo, sin ensuciarnos las manos, no lograremos hacer a Cristo presente en el mundo”.

En cada beat, en cada mezcla, en cada noche de luces y fe, el Cura DJ asegura que no busca aplausos. Busca almas. Para él, así como para tantos otros que luchan por llevar el mensaje de Cristo al mundo, la fe no es para esconderse. Es para vivirla con pasión, así sea frente a un grupo de jóvenes católicos, que frente a jóvenes que quizá no creen en Dios, pero entienden el lenguaje de la música electrónica.