“Sueño con una Iglesia fiel al ejemplo de Cristo”: primera canciller de la Arquidiócesis de México
En entrevista con Desde la fe, María Magdalena Ibarrola y Suárez habló sobre su histórico nombramiento como primera mujer laica canciller de la Arquidiócesis de México.
“Sueño con una Arquidiócesis fiel a la misión de la Iglesia, fiel al ejemplo de Cristo y sus enseñanzas, con fieles formados que den testimonio de la vocación cristiana, de hijos de Dios en donde están”, aseguró María Magdalena Ibarrola y Suárez, la primera mujer laica nombrada canciller de la Arquidiócesis Primada de México.
Por primera vez en casi 500 años de historia de la Arquidiócesis, el cardenal Carlos Aguiar Retes designó a una mujer para este cargo que, tradicionalmente, había sido desempeñado por clérigos. El nombramiento, anunciado el pasado martes 2 de julio, representa un hecho inédito en la vida eclesial de México y responde a la necesidad de una gestión profesional, ordenada y conforme al Derecho Canónico.
En entrevista con Desde la fe, Ibarrola y Suárez —mejor conocida dentro de la Arquidiócesis, con mucho cariño, como “Mane”— compartió lo que representa para ella este nombramiento, los retos que anticipa y su visión sobre el papel de los laicos, especialmente de las mujeres, en las estructuras pastorales y administrativas de la Iglesia.
Para Mane Ibarrola, asumir la Cancillería es motivo de profundo agradecimiento: a Dios, a los obispos y especialmente al P. Alan Téllez, canciller saliente, quien la formó en el Derecho Canónico y en el sentido eclesial del servicio administrativo.
Su misión, afirma, va más allá del cargo: implica mantener la fidelidad al Evangelio, sostener la vida espiritual como centro del trabajo y consolidar un equipo que siga sirviendo con orden, disponibilidad y comunión. “El listón está alto, pero sé que con el apoyo de los Obispos, Vicarios Episcopales, el equipo y las distintas Vicarías Funcionales y Comisiones de la Curia, todos en la misma Barca, seguiremos remando en la dirección que nos marca el Espíritu Santo”.
La mirada laical y femenina en la vida de la Iglesia
Ibarrola considera que la visión de los laicos, y particularmente la femenina, tiene mucho que aportar a la Iglesia. “No pienso que haya que competir con los hombres. Cada uno tenemos cualidades que, unidas y coordinadas, facilitan la eficacia del trabajo”, señala. En su experiencia, las mujeres tienden a cuidar los detalles, crear ambientes acogedores y dar seguimiento con esmero, lo cual enriquece el servicio eclesial.
Destaca además la importancia de la formación doctrinal, profesional y espiritual de los laicos. “No basta la buena voluntad”, afirma, recordando el llamado del Papa Francisco en la constitución Praedicate Evangelium sobre la necesidad de laicos bien preparados para colaborar en las tareas de gobierno, pastoral y administración de la Iglesia.
“Cada bautizado, por el hecho de serlo, somos iguales: todos hijos de Dios. Lo que nos distingue es el tipo de servicio que desempeñamos, y ahí está nuestra responsabilidad de descubrir dónde nos quiere Dios y cómo podemos colaborar”.
Ser mujer laica en un ambiente que ha sido tradicionalmente clerical ha sido, admite, uno de los principales retos. Pero con humildad, constancia y claridad en su vocación, ha logrado integrarse plenamente. “El clericalismo no sólo viene de parte de los sacerdotes. También los laicos podemos caer en él cuando dejamos toda la responsabilidad a los presbíteros”, afirma. “Yo entré sabiendo que tenía que ganarme mi lugar con trabajo, con servicio, sin protagonismos”.
Desde su experiencia, el principal desafío para integrar a más mujeres en la estructura de la Iglesia es que ellas mismas descubran cómo poner al servicio de la comunidad sus cualidades, su formación y su sensibilidad. “No se trata de buscar poder, sino de encontrar cómo complementar, cómo servir mejor”.
Desde su nuevo encargo, Ibarrola sueña con una Cancillería sólida, profesional y con rostro humano. Anhela seguir fortaleciendo la coordinación con otras áreas de la Curia y dar continuidad al trabajo realizado junto al P. Alan. Pero sobre todo, sueña con una Iglesia viva: “Con fieles formados, que testimonien su fe donde están, que se sientan parte activa de esta gran familia que es la Iglesia”.
Aprovechando el contexto del Año Jubilar y las próximas celebraciones por los 500 años del Acontecimiento Guadalupano, su esperanza se centra en que los fieles redescubran su vocación bautismal y su responsabilidad eclesial: “Si algo está mal en la Iglesia, hemos de examinarnos, porque yo soy parte de ella. Si cada uno mejora, la Iglesia mejora”.
¿Quién es la primera canciller de la Arquidiócesis de México?
La Maestra María Magdalena cuenta con formación en derecho eclesiástico y una amplia trayectoria en el ámbito administrativo, lo que la capacita para asumir una responsabilidad clave dentro de la Curia diocesana a partir del 14 de agosto de 2025.
Cabe señalar que esta decisión se alinea con el impulso eclesial promovido por el Papa Francisco —y continuado por el Papa León XIV— de reconocer y fortalecer la participación de las mujeres en los servicios pastorales y administrativos de la Iglesia.
Ibarrola y Suárez es licenciada en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de México, además cuenta con una Maestría en Administración de Negocios por la Universidad Latinoamericana y una licenciatura en Administración de Instituciones de Hospitalidad por la Universidad Panamericana (ESDAI).
Su carrera profesional abarca más de tres décadas de trabajo en instituciones civiles y eclesiales, con cargos de dirección administrativa, financiera y de formación. Su nuevo cargo no le resulta desconocido, pues desde 2020 se desempeñaba como vicecanciller en la Arquidiócesis de México y anteriormente se desempeñaba como coordinadora de servicios de Cancillería.
Amplia experiencia al servicio de la Iglesia
Además de su labor en la Cancillería, la Maestra Ibarrola ha colaborado con diversas organizaciones orientadas a la formación integral de la mujer y el desarrollo de proyectos sociales. También ha sido asesora externa en la Basílica de Guadalupe, directora de casas hogar, y ha desempeñado responsabilidades de alto nivel en patronatos, así como ONG’s.
Ha realizado estudios adicionales en derecho canónico, administración de proyectos, procuración de fondos y gestión educativa en México, Roma e Italia y actualmente continúa su formación en cursos de actualización canónica.
¿Cuáles son las funciones de la canciller?
Según el Código de Derecho Canónico (cann. 482-489), la función principal del canciller es redactar, expedir y custodiar los documentos de la Curia diocesana, asegurando que se conserven de forma ordenada y segura en los archivos.
También:
- Notario: da fe pública a los documentos que requieren autenticación.
- Redacción y certificación de documentos: firma, registra y archiva actos jurídicos y pastorales de la diócesis.
- Junto con el Obispo, resguarda el archivo diocesano, donde se custodian los documentos espirituales y temporales.
- Tanto el canciller como el vicecanciller son, por derecho, notarios y secretarios de la Curia, lo que les otorga una función jurídica y administrativa esencial en la vida eclesial.
- Puede tener contacto con instituciones externas, tanto eclesiásticas como gubernamentales, para asuntos relacionados con la diócesis.