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Entrevista: Los milagros en el Hospital Infantil “Federico Gómez”

“Los doctores de aquí me han dicho que han visto verdaderos milagros”, asegura el sacerdote encargado de brindar auxilio espiritual en el Hospital Infantil “Federico Gómez”.   Vladimir Alcántara –Estamos buscando a un sacerdote de determinado perfil para que asista los domingos al Hospital Infantil –dijeron al P. Antonio María, quien, acto seguido, giró el […]

  • “Los doctores de aquí me han dicho que han visto verdaderos milagros”, asegura el sacerdote encargado de brindar auxilio espiritual en el Hospital Infantil “Federico Gómez”.

 

Vladimir Alcántara

–Estamos buscando a un sacerdote de determinado perfil para que asista los domingos al Hospital Infantil –dijeron al P. Antonio María, quien, acto seguido, giró el rostro a tres cuartos y lo llevó ligeramente hacia arriba empujándolo de la barbilla, como mirando hacia la nada con gesto de seriedad.

Ese, justo ese era el perfil buscado; pero más que el de ese aire español tupido de barbas, el de ese sacerdote de carácter alegre como el de los niños, pero maduro y sensible ante el dolor humano, y además valiente a la hora de brindar auxilio espiritual a los pequeños pacientes, así como a sus familiares, cuyas esperanzas en muchas ocasiones están de cara al suelo. El P. Antonio María no lleva mucho atendiendo a las personas que asisten al Hospital Infantil “Federico Gómez”; sin embargo, no le es una labor desconocida, ya que en el año 1966 la llevó a cabo en este mismo nosocomio. Ahora, habla para Desde la fe sobre esta experiencia de amor y servicio, en la que asegura que Dios ha obrado impresionantes milagros.

El P. Antonio María –quien fue ordenado sacerdote en España en 1964, y dos años más tarde se trasladó a México– explica que asiste a este hospital todos los domingos a oficiar Misa, a celebrar Bautismos y a atender a las personas que necesitan auxilio espiritual, que por lo general son las madres de los niños. “Hablo con ellas, les explico cosas de Dios y también aspectos muy concretos de la vida. Siempre les digo que hay que rezar mucho por los médicos, ya que, como Jesucristo, quien curaba a enfermos con imposición de manos, los doctores en su nombre también hacen algo de eso. Hay que pedirle a Jesús por ellos. Muchas veces los médicos que me ven platicando con ellas, pasan, sonríen y me levantan el pulgar”.

El sacerdote asegura que el auxilio espiritual es muy importante para los pequeños, y también para sus familiares. “En otros hospitales me ha tocado ver a pacientes a punto de fallecer, casos en los que el médico pasa a los familiares para que se despidan. Nos llaman, rezamos a Dios frente a la persona, le pongo la Unción de los Enfermos, y ¡oh sorpresa! Después de unos días el enfermo ya está bien por obra y gracia del Señor”. En este sentido, refirió el caso de una señora que estaba a horas de morir, quien no se enteró de nada porque estaba ya totalmente inconsciente, frente a la que estuvo pidiendo a Dios junto con los familiares; y a los 15 días ya estaba en casa.

“Los doctores de aquí –externó– me han dicho que en este hospital han visto verdaderos milagros, porque son casos que no tenían remedio, y de forma inexplicable se curan, de pacientes a los que les dan la medicina, y nada; al contrario, empeoran y empeoran, va disminuyendo su respiración, ya están en las últimas, y de pronto Dios hace el milagro”.

El P. Antonio María narra también el caso de un niño que se encontraba interno en el área de Pediatría del Hospital General. “Esa ocasión entré porque me dijeron que ahí había un niño que ya se encontraba muy mal. La mamá estaba ahí, y le pregunté si quería que bautizara a su hijo. Me dijo que sí. Después de bautizarlo, me fui a platicar un momentito con la mamá. Cuando de repente sale la enfermera corriendo. Pensábamos que ya había muerto. ‘¿Ya?’, le preguntamos. ‘No –dijo– ya le cambió el color de los labios, ya no tiene las uñas moradas, ya está respirando bien. ¡Es un milagro!’”.

Finamente, el P. Antonio María señala que para él no deja de ser difícil acercarse al drama de los familiares cuando un niño fallece. “Eso impacta mucho. Yo me pongo en el lugar de ellos, comprendo su dolor, su angustia. Me cuesta, es un esfuerzo que tengo que hacer; pero le pido a Dios que me socorra, que me ayude, que me ponga las palabras adecuadas, el tacto. Y ya Él se encarga de lo demás”.

 


El Hospital Infantil “Federico Gómez” fue fundado en 1943. Actualmente cuenta con 229 camas, 158 consultorios, 225 médicos y 790 enfermeras.

Cifras anuales: Atención a 200 mil niños. 3 mil 500 cirugías mayores. 3 mil casos de urgencia. Más de un millón de estudios de laboratorio. 25 mil quimioterapias.