“La numismática puede ayudar al conocimiento de la Biblia, pues en el Nuevo Testamento, por ejemplo, al menos hay cuatro citas que hacen referencia al tipo de monedas que circulaban en el Imperio Romano en tiempos de Jesús”, señaló en entrevista Miguel Ángel Villa Roiz, integrante de la Sociedad Numismática de México.
Estos pasajes bíblicos –señaló- son el de la Dádiva de la viuda pobre (Marcos 12: 41-44), también mencionado por San Lucas 21 (1-4); la moneda que Pedro encontró en la boca de un pez y la enseñanza de Jesús sobre el Pago del tributo, señalado en Mateo (17: 27); el del Evangelio de Mateo (22: 15-21) que contiene la célebre frase: Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, y la traición de Judas (Lucas 22: 3-5) quien vendió a su Maestro por 30 monedas de plata.
Hay otros pasajes bíblicos que de manera indirecta hacen alusión al valor de ciertos productos en Israel, como es del caso de la mujer que derramó un fino perfume sobre Jesús y con su cabello enjugó sus pies (12: 3-4); o en el Evangelio de San Marcos, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, y en donde se dice: “¿Quieres que vayamos a comprar 200 denarios de pan para darles de comer?”
A la fecha, en museos internacionales y en manos de algunos coleccionistas se conocen varias monedas de aquellas a las que Jesús hizo referencia en sus Evangelios, y que datan de distintas épocas y momentos, entre los gobiernos del Rey Herodes, Filipo y Herodes El Grande, aunque algunas, fueron acuñadas por instrucción directa de los Procuradores territoriales.
La forma en la que se acuñaron estas monedas, cuyas denominaciones más bajas, pudieran tener en promedio un centímetro de largo, era la del golpeteo sobre un troquel, de modo que se hacían una por una, y no todas tienen completos sus relieves, ni son perfectamente circulares, y por ende, todas tienen distintos pesos en las balanzas. Algunas de ellas tienen las efigies de los césares; otras, hojas de palmas y palmeras completas, algunas más inscripciones latinas con pocas letras, y en otras se aprecian algunos monumentos de la época.
Aunque estas no tienen la fecha de acuñación, el estudio de las monedas puede ayudar a corregir la cronología de algunos eventos históricos tomando en cuenta los gobiernos en los que fueron acuñadas, ya que como se comprenderá, el conteo del tiempo tomando como inicio la probable fecha del nacimiento de Cristo, fue una costumbre posterior.
Entre las monedas interesantes del primer siglo de nuestra era están las que corresponden al periodo de la gran revuelta judía del año 66 y la toma de la fortaleza de Masada, que fue el último bastión judío en ser tomado por los romanos.
El historiador judío Flavio Josefo, quien sin ser cristiano menciona a Cristo es sus escritos, fue testigo en el año 70 de la destrucción del segundo templo de Jerusalén, y también participó como mediador entre vencedores y vencidos. La numismática de la época y los hallazgos arqueológicos en algunos sitios, ayudan a entender mejor aquellos acontecimientos y su precisión y cronología en el tiempo.
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