La Arquidiócesis de México crea comisión para asesorar a párrocos en arte sacro. Foto: DLF
En México existen más de 7 mil iglesias y parroquias, muchas de las cuales fueron construidas entre los siglos XVI y XIX, por lo que en ellas se pueden encontrar un gran número de piezas de arte sacro, como pinturas, esculturas y elementos litúrgicos de gran valor religioso.
Tan solo al realizar un recorrido por el Centro Histórico de la Ciudad de México podremos encontrar un gran número de parroquias con una gran historia y bellas obras de arte sacro que nos sorprende por lo maravillosas que son y lo que reflejan y representan.
¿Pero, sabías que esas obras de arte sacro deben tener un cuidado muy específico y especializado para lograr su conservación y, sobre todo, para no dañarlas?
Pues así es, para llevar a cabo el cuidado de cualquier pieza de arte sacro se deben de seguir una serie de pasos para evitar su deterioro, sin embargo, no todas las personas saben esto, incluidos sacerdotes y las personas que laboran en las parroquias, por lo que debido a ese desconocimiento muchas veces se terminan dañando y ponen en riesgo su valor histórico, cultural y religioso.
La restauradora Claudia Alejandra Garza Villegas, responsable Bienes Muebles e Inmuebles por Destino de la Dimensión de Bienes Culturales de la Arquidiócesis Primada de México, explicó que es el arte sacro:
“El arte sacro son manifestaciones artísticas de diversas índole, pinturas, esculturas, que su finalidad es el culto a Dios, a la veneración a los santos y a la Virgen, y que van a evocar a la divinidad en general, que ayudan a expresar la espiritualidad y a reforzar la fe de los creyentes, porque es una vía de acceso al ministerio de Dios; por estos elementos es súper importante su cuidado, porque al final representan a Dios, a la Virgen y a los santos”, explicó Garza Villegas.
La especialista indicó que la situación en la que se encuentra el arte sacro es variada, aunque en la mayoría de los casos se podría decir que es negativa, ya que si bien es cierto que existen casos en los que se encuentran con situaciones en donde las imágenes y los diferentes objetos de devoción se encuentran en un estado óptimo, “la verdad es que son las pocas, porque son pocos los casos en los que los padres sí están conscientes de que cómo cuidar las obras”.
“Uno de los problemas más graves en todas las imágenes y este tipo de bienes culturales son las intervenciones inadecuadas, porque quienes las hacen son gente que no tienen una formación, no tienen una licenciatura en restauración, por ejemplo, y entonces se dañan muchísimo las imágenes o por completo a veces por lo que pierden sus valores históricos, artísticos y, obviamente, de culto, porque a veces quedan irreconocibles”, dijo.
“Por otro lado”, añadió, “también está el abandono y descuido por la falta de mantenimiento de los inmuebles mismos que van a afectar a las obras que hay dentro, desde goteras, que vivan palomas adentro y sus excretas caigan en las pinturas, en las esculturas, en los manteles, incluso hasta en los libros y básicamente todo es por una cuestión de falta de interés y de conocimiento del valor de todas estas obras”.
Por su parte, el padre Salvador Barba Maldonado, director de la Dimensión de Bienes Culturales de la Arquidiócesis Primada de México, reconoció que la situación que enfrenta el arte sacro en las parroquia es de descuido y de rezago debido a la falta de tiempo, a la falta de recursos y a la falta de formación que tienen los sacerdotes sobre este tema de gran relevancia.
En este tenor, indicó que en general el arte sacro que existe en las parroquias del territorio arquidiocesano “está medianamente cuidado”, ya que los párrocos se enfocan más a atender la cuestión pastoral y aspectos materiales de las parroquias que son más urgentes y que se deben resolver a la brevedad: “Con dolor diríamos, que hay descuido, rezago y a veces desinterés tanto por las comunidades como por los pastores encargados de orientar”.
“Tenemos mucha falla en la formación que se nos da los sacerdotes que estamos al frente y en cada una de las parroquias porque a veces desconocemos mucho de esto y eso genera que, aunado a lo de la economía y a la atención pastoral y atender mucho lo material, en el cuidado y atención al arte sacro ha habido un rezago”, aseveró.
En entrevista con Desde la fe, el sacerdote sostuvo que a muchos de los párrocos les hace falta una mayor preparación en el tema del arte sacro, por lo que es importante que dentro de la formación que se les da en el Seminario se contemple darles un enseñanza sobre este aspecto, su cuidado, su papel pastoral y, dentro de lo material, la parte de la belleza, “que se toca mucho con el campo de la liturgia”, que es un elemento importante.
“A muchos de los párrocos y sacerdotes nos hace falta una mayor preparación. No se nos pide que seamos especialistas, pero sí conocer sobre cualquier cosa que tenga que ver con todo aquello que rodea el arte sacro, porque está dentro del conjunto del inmueble. Saber las distinciones entre bienes muebles, bienes inmuebles, lo que es arte sacro, el arte popular o el arte sacro en su tinte popular, que también requiere un trato especial”, dijo el padre Barba Maldonado.
En entrevista con Desde la fe, Garza Villegas, recientemente designada como a Secretaria Ejecutiva de la Dimensión Episcopal de Bienes Culturales de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), detalló los niveles de responsabilidad que se tienen para el cuidado del arte sacro, aunque ante la ley y las diferentes instituciones el custodio principal de ellos es el sacerdote, por lo que sobre él recae toda la responsabilidad de dichos bienes muebles e inmuebles.
Así, detalló, en el cuidado del arte sacro además del párroco están las comunidades, los trabajadores de las iglesias e incluso se llegan a involucrar los miembros de los grupos parroquiales. En caso de que en algún momento algunos de ellos detenten que alguna pieza empieza a deteriorarse, deben informarle al sacerdote para que notifique al área de bienes culturales de la diócesis correspondiente.
Una vez que se presentó dicha notificación, el encargado de bienes culturales, que es la persona que tiene que estar siempre al pendiente de todo el arte sacro, enviará a la parroquia a un especialista para evaluar el deterioro y determinar a qué instancia se debe recurrir para realizar los trámites para que se haga la restauración: la Secretaría de Cultura Federal, el Instituto Nacional de Antropología e Historia o el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Ante la realidad de que a los sacerdotes carecen de la formación necesaria para el cuidado y resguardo del arte sacro que existe en sus parroquias, así como de lo que es el patrimonio histórico y artístico, la Arquidiócesis de México creó una comisión especial que acompañará y asesorará a los párrocos en esta materia, informó el padre Barba Maldonado.
“Estamos trabajando en eso. Hay una comisión encargada, con responsables y especialistas, que pueden acompañar y orientar a los sacerdotes para tener un debido cuidado, resguardo, conservación y la debida atención a las expresiones de arte más significativas y más valiosas.
“Simple y llanamente, diríamos, sí nos falta conocimiento y nos hace falta también que seamos capaces de consultar y pedir un acompañamiento para hacer las cosas bien y a veces en muchos momentos no gastar por gastar, que sí es esto lo que da miedo, el costo”, explicó el también Enlace con las Autoridades Civiles para la Reconstrucción de los Templos Dañados por el Sismo de 2017.
Las acciones que está impulsando la Arquidiócesis de México, de la mano del obispo acompañante de la Dimensión de Bienes Culturales, monseñor Carlos Enrique Samaniego López, para impulsar el resguardo y cuidado del arte sacro son:
“El objetivo es hacernos presentes cuando se nos convoque a algún decanato, a alguna vicaría y estamos en la disposición de ir resolviendo y aclarando dudas, no solo del patrimonio histórico, sino de todo lo que conlleva, digamos, la estructura material de los templos, ya sean antiguos o modernos, para que reciban un acompañamiento y sepan cómo resguardar, cuidar y conservar el arte sacro”, comentó el padre Barba.
El padre Barba Maldonado indicó que la falta de conocimientos sobre el arte sacro y cómo se le debe resguardar y cuidar pone en riesgo el acervo que existe en diferentes parroquias de la Arquidiócesis de México, lo que incluye las destrucción y el robo.
Indicó que esto se debe, sobre todo, al hecho de que los párrocos no tienen los conocimientos sobre cómo hacer un resguardo, “porque a veces no sienten que son los que resguardan” esas piezas de arte sacro, sino que consideran que es una labor que le corresponde al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por ser la encargada del cuidado de todo el patrimonio histórico, pero no es así, ya que esa instancia solo norma, coordina y asesora.
El director de la Dimensión de Bienes Culturales añadió que muchos de los riesgos que corre el arte sacro se debe a que ante el desconocimiento del cuidado se llegan a “hacer cosas con buena intención, pero no bien hechas, por lo que a veces se destruye más de lo que se ayuda”.
“Los párrocos debemos tener el cuidado de resguardar bien, de cuidar, saber si lo que tienen es antiguo, si es moderno, qué tipo de atención requiere para resguardarlo y no andar moviendo las imágenes, lo que está últimamente de moda: subir, bajar, poner, quitar, eso las daña; sí se pueden mover, adaptar, según las circunstancias, pero siempre con asesoría, con los cuidados respectivos”, aconsejó
Uno de los graves problemas que derivan del desconocimiento del arte sacro es el “robo de buena voluntad” de algunas personas que se acercan a los párrocos y bajo el argumento de que una imagen ya se encuentra dañada, de manera acomedida ofrecen cambiarla por otra, más grande y más bonita.
“En el resguardo debemos saber lo que tenemos y tener las precauciones para evitar robos o destrucciones que se dan a veces en una buena intención. Hay mucho descuido y pérdida en el arte sacro, sobre todo histórico, porque cuando ya están dañadas las imágenes llega alguien de ‘buena voluntad’ y lo que hace es proponerle que se la cambia por una nueva y más bonita, hasta más grandota”, comentó el padre Barba Maldonado.
“Esas piezas de arte sacro”, advirtió, “corren mucho riesgo por la falta de formación, por la falta de información, por la falta de acompañamiento y atrevernos a preguntar y consultar a especialistas”.
Por ello, aseveró, es fundamental “caminar educándonos juntos, los pastores y las comunidades, para conservar, resguardar, restaurar y dar una gran dignidad a lo que es el arte sacro, sobre todo por su finalidad que nos lleva hacia la liturgia de lo visible a lo invisible, a la contemplación que va de lo material a lo divino, porque las imágenes siempre nos llevan a realidades divinas, y si son bellas y bien cuidadas el alma y el espíritu siempre serán bien alimentados”.
Alejandra Garza indicó que ante la realidad de que el desconocimiento de lo que es el arte sacro y la forma en cómo se debe de cuidar se presenta sobre todo en las viejas generaciones de sacerdotes porque no se les inculcó el valor que tienen dichas piezas, lo que se ha implementado en la formación de las nuevas generaciones es incluir en los Seminarios una materia relacionada con este tema.
La especialista subrayó que es fundamental tener esta sensibilidad en torno al arte sacro, porque al hacerse todo el análisis de la situación que prevalece en las parroquias la Dimensión Episcopal de Bienes Culturales de la CEM se determinó que la formación de los sacerdotes en el tema permitirá atacar de raíz el problema, porque no se puede conservar algo si no se conocen, si no se sabe qué es.
En este tenor informó que a partir de ello es que se incluyó una materia que se llama “Arte sacro y conservación” en diversos seminarios, lo que garantiza que las nuevas generaciones de sacerdotes, “por lo menos yo doy clases de esa materia desde 2016”, todos ya traen ese chip de cómo conservar, cómo cuidar el arte sacro, pero entonces es partir de conocer.
Detalla que en esa materia se les da toda una clase de historia del arte sacro: “partimos desde el arte paleocristiano, vamos avanzando cronológicamente para entender también cómo es que se llegan a las representaciones que tenemos en las iglesias en la actualidad”.
“Entonces ya conociéndolo ya hay una valoración, porque se valora a partir de toda la parte histórica, pero también material, que es muy importante, y artística, que están muy vinculados los materiales con toda la cuestión artística, plástica y entonces ya hay esta cultura de la valoración de las obras y ya se busca la conservación. Es conocer para valorar y valorar para conservar, básicamente”, concluyó.
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