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“Queremos que nos escuche, no que nos regañe”: las peticiones de los jóvenes a la Iglesia Católica

Jóvenes católicos alzan la voz y comparten lo que esperan de la Iglesia: cercanía, apertura, comunidad y una fe vivida con alegría.

10 julio, 2025

“A veces parece que todo lo que hacemos está mal. Solo queremos alabar a Dios con alegría, no que nos callen por echar una porra en la iglesia”. La frase de Daniela, de 19 años, condensa el sentir de muchos jóvenes católicos que buscan vivir su fe con autenticidad, pero que a menudo se topan con miradas de incomprensión.

El comentario surgió durante el Jubileo de la Juventud 2025, una jornada que reunió a más de 6,000 jóvenes de la Provincia Eclesial de México —que incluye a la Arquidiócesis Primada y a las diócesis de Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco— en el Seminario Mayor de Huipulco. Ahí, entre cantos, dinámicas y momentos de oración, el entusiasmo no solo se expresó con aplausos y porras, sino también con palabras que invitan a reflexionar.

Entre las actividades, varios jóvenes compartieron con Desde la fe lo que esperan de su Iglesia. Y aunque cada historia es diferente, todas convergen en una misma petición: una Iglesia que los escuche de verdad, que camine con ellos y los integre como parte viva de su presente.

Una Iglesia que camine con ellos

Uno de los reclamos más constantes fue la falta de comprensión. Muchos sienten que se les observa con desconfianza, como si cada expresión de alegría demostrara rebeldía. No buscan romper con la tradición, aseguran, pero sí quieren ser escuchados, aportar y vivir la fe a su manera, con música y entusiasmo.

También señalaron la poca apertura que a veces encuentran en sus parroquias. Algunos comentaron que en sus comunidades no se difundió el evento, y aunque intentaron convocar a otros jóvenes, no encontraron apoyo. “Queremos estar, pero también necesitamos que nos inviten. Si no es por una prima, ni me entero”, dijo Carla, de 20 años, proveniente de la diócesis de Tenancingo.

Grupos que sean comunidad, no reuniones sin alma

Para varios asistentes, sus grupos juveniles se han convertido en compromisos sin profundidad. Se reúnen, sí, pero no siempre se sienten parte de algo más grande. Por eso piden formar verdaderas comunidades, espacios donde haya tiempo para compartir la vida, crecer juntos, expresar dudas y crear amistades duraderas. “Queremos vivir la Iglesia como algo cotidiano, no solo de domingo”, expresó David, de 16 años, originario de Iztapalapa.

Junto a esto, cuestionaron el enfoque moralista con el que a veces se enseña la fe. Algunos confesaron que han crecido con la idea de un Jesús castigador, lejano, al que solo se busca cuando hay problemas. Pero en sus propias búsquedas han descubierto a un Cristo cercano, compasivo, presente en lo cotidiano. “Nos enseñan un Jesús que da miedo, pero nosotros hemos encontrado uno que acompaña. Eso es lo que necesitamos”, afirmó Andrea, de 18 años, de la Arquidiócesis de México.

Que la Iglesia también habite sus redes sociales

Conscientes de que no siempre pueden asistir a misa o reunirse presencialmente, muchos jóvenes destacaron la importancia de los canales digitales. Escuchar una reflexión por la mañana, seguir a un sacerdote en redes o compartir contenido católico ha sido clave para su vida de fe. “Yo pongo las reflexiones del padre Arturo mientras trabajo, y eso me ha ayudado muchísimo. Incluso un compañero dejó la Santa Muerte gracias a eso”, relató Emilio, de 22 años, de la diócesis de Cuautitlán.

También reconocieron lo valioso del evento en el que se encontraban. Quedaron con ganas de más: más encuentros, más convivencia, más espacios donde la fe no sea solo doctrina, sino también experiencia, alegría y comunidad. “Conocimos jóvenes de otras diócesis, compartimos nuestra fe de otra forma. Ojalá haya más así”, comentó Sofía, de 21 años, de Xochimilco.

No quieren una Iglesia lejana y solemne, sino una que camine con ellos, que los escuche, que confíe en su manera de seguir a Cristo.



Autor

Lic. en Comunicación en Imagen por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) y Mtra. en Comunicación para la Acción Política y Social por la Universidad Simón Bolívar México (USB México).