Empatía y solidaridad: las claves para el Buen Trato Infantil
La primera conferencia de la 2ª Semana del Buen Trato Infantil resaltó la empatía como clave para el trato respetuoso hacia los niños.
La primera conferencia del proyecto fue la impartida por Monseñor Francisco Javier Acero, quien subrayó la importancia de educar en la empatía como base para un trato respetuoso y afectuoso hacia los niños.
En su intervención, Monseñor Acero invitó a los presentes a mirar dentro de sí mismos para cultivar una empatía genuina que, a su juicio, debe partir desde la familia y extenderse a todos los aspectos de la vida social y espiritual.

Empatía en casa y escuelas
El ponente comenzó abordando el concepto de empatía, afirmando que es un valor que se desarrolla a través del trabajo personal sobre la propia historia de vida: “La empatía es un valor que adquirimos cuando trabajamos nuestra propia historia de vida”, explicó.
Para Monseñor Acero, la empatía debe ser fomentada de manera natural tanto en el hogar como en las escuelas, sobre todo en aquellas con valores cristianos. En este sentido, destacó la importancia de la escucha activa, al asegurar que escuchar, es acoger a los otros empáticamente, y éste debe ser uno de los pilares en la educación emocional de los niños.
La escucha activa y la solidaridad
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México también reflexionó sobre cómo la escucha activa ha sido descuidada en la sociedad actual, marcada por una creciente polarización. “La escucha activa es la que consiste en poner mucha atención, sin interrumpir ni fugar lo que dice la otra persona”, explicó, remarcando que esta es fundamental para evitar malentendidos y crear un ambiente seguro para las relaciones interpersonales. “En la escucha activa, esto es importante, nunca se opina sin antes escuchar completamente”, agregó Monseñor Acero.
Por otro lado, Acero resaltó la solidaridad como la “empatía materializada”. En su intervención, hizo hincapié en que las personas que han vivido situaciones difíciles, como víctimas de abuso, pueden encontrar en la solidaridad una vía para sanar.
“La solidaridad no deja de ser un lugar en donde uno también va dejando y va aportando algo, ¿no? El peso del trauma también a través de este gesto”.
Además, señaló que, en ocasiones, las personas que han sufrido abusos se convierten en las más solidarias. Explicó que, a menudo, quienes han experimentado situaciones de abuso o violencia, como víctimas de guerra, desarrollan una gran capacidad de solidaridad, ya que sienten el apoyo de los demás cuando ellos mismos brindan apoyo a otros.
¿Qué papel tiene la Iglesia en la empatía?
Monseñor Acero no dejó de mencionar el rol crucial que la Iglesia debe desempeñar en la formación de una cultura de empatía. Dijo que el trabajo interior de cada persona, la conexión con las amistades y la trascendencia espiritual son clave para desarrollar una empatía auténtica y duradera:
“La empatía se tiene que desarrollar en la familia, en la persona que cuida a las familias, a los niños y adolescentes, y por supuesto, dentro de la Iglesia”, subrayó.
El arzobispo también enfatizó que la empatía debe ser cultivada en varios niveles, incluyendo el acompañamiento espiritual y el apoyo a quienes han sido maltratados o abusados. Aclaró que si la empatía solo se tratara de identificar emociones, todos la tendríamos igualmente desarrollada, algo que, según él, no es el caso.
La escucha, el entendimiento y la intermediación, especialmente cuando se trata de víctimas, son pasos fundamentales en la construcción de un trato respetuoso y digno.
Hacia una cultura de empatía y solidaridad
Finalmente, Acero cerró su intervención citando a San Agustín: “Para llegar a Cristo, tenemos que pasar por Cristo hombre”. Así, invitó a todos los presentes a cultivar la empatía desde una relación profunda con Dios, entendida como un servicio de misericordia y ternura.