“Brigada Amigos” transforma el dolor en ayuda
Después de la tragedia ocurrida en el colegio Rébsamen, los padres que perdieron a sus pequeños decidieron que su sufrimiento no fuera en vano, por lo que se organizaron para hacer algo verdaderamente sorprendente. Abimael César Juárez A más de tres meses del terremoto del 19 de septiembre, aún son muchas las personas a las […]
- Después de la tragedia ocurrida en el colegio Rébsamen, los padres que perdieron a sus pequeños decidieron que su sufrimiento no fuera en vano, por lo que se organizaron para hacer algo verdaderamente sorprendente.
Abimael César Juárez
A más de tres meses del terremoto del 19 de septiembre, aún son muchas las personas a las que les cuesta trabajo superar aquella desgracia que enlutó al país. Algunos han tenido que buscar apoyo profesional para evitar el estrés postraumático o algo más fuerte, y otros, principalmente quienes perdieron a un ser querido, han tenido que ayudarse y hacerse fuertes entre ellos mismos. Fue así que nació “Brigada Amigos”, una iniciativa pensada y organizada por un padre de familia, médico de profesión, así lo platicó a Desde la fe, “María”, integrante de Brigada Amigos, cuyo hijo fue uno de los 19 pequeños que fallecieron en dicho colegio.
Explica que la iniciativa del doctor fue en honor de todos los niños, pero principalmente en recuerdo de su hijo, quien la noche anterior les había dicho, a él y a su esposa, que si tuviera que escoger papás, los volvería a elegir a ellos, así como lo mucho que los quería, frases que nunca olvidarán.
El lema de aliento para esta agrupación, conformada no sólo por padres de familia, sino por familiares y amigos de los pequeños, es: “El pasado está pisado, el presente es lo que tenemos y el futuro no se sabe”.
Comentó que fue en una ocasión –mientras el doctor estaba acompañado por el P. Genaro Chávez, de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San José–, cuando se le ocurrió la idea dar consultas gratuitas un día a la semana con la finalidad de que las personas pudieran canalizar su dolor. Mientras elegía el nicho en el que actualmente reposan los restos de su niño, el sacerdote le sugirió hacerlo en las comunidades afectadas por los sismos. El doctor aceptó, y extendió la invitación a otros colegas suyos. Algunos padres de familia que estaban pasando por la misma situación, así como familiares y amigos de estos, se enteraron y también se sumaron a la iniciativa.
“A partir de ahí –explica “María”– decidimos continuar con esta labor; por eso abrimos la página de Facebook “Brigada Amigos”, a fin de invitar a más gente que está viviendo lo mismo que nosotros. Con esta acción queremos mantener vivos a cada uno de nuestros pequeños”.
Detalló que la agrupación brinda ayuda mediante consultas médicas y psicológicas, entrega ropa, despensas, víveres, juguetes y organizan funciones de teatro, dinámicas grupales y proyección de películas, entre otras actividades.
Reconoce que ha sido complicado salir adelante “porque a veces nuestro estado de ánimo está bien, pero otros días no; por eso nos apoyamos entre todos, porque sólo nosotros sabemos lo que sentimos. Hablar es algo muy valioso y da mucho confort emocional y social; sabemos que nada ni nadie nos regresará a nuestros niños, pero tratamos de aprender de eso. Creo que lo más difícil ha sido jugar o hacer actividades con pequeños, pues son momentos muy fuertes, porque recordamos a nuestros hijos; pero a través de esta terapia tratamos de sanar, de revivir los momentos que pasamos con ellos; se trata de ayudar y ayudarnos, de trasformar el dolor en amor, de compartir nuestra propia experiencia, y lo hacemos para salir adelante… en este sentido, el apoyo de nuestros familiares ha sido muy importante”.
Para “María”, sin duda Brigada Amigos les ha traído consuelo, aunque en sus recuerdos aún persisten las imágenes de aquel día: el polvo, el llanto, los perros rescatistas, los vecinos que llegaban con comida, los puños de silencio, los voluntarios que no descansaban para mover las losas y sacar a los niños, las personas que desinteresadamente no paraban de ayudar, algunas incluso arriesgando su propia vida.
“Hemos regresado a trabajar, pero tenemos la necesidad de participar de estas actividades con todo el amor y el cariño, como si lo hiciéramos para nuestros hijos; ha sido una terapia difícil, pero nos ha hecho mucho bien”, concluye.