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P. Julián López Amozurrutia: “Adviento, tiempo de reconciliación”

Carlos Villa Roiz En representación del Cardenal Norberto Rivera Carrera, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis Primada de México, el Padre Julián López Amozurrutia, Canónigo Teólogo de la Iglesia Catedral, al referirse a Juan el Bautista, dijo que el Adviento, es el tiempo de la amistad: “La amistad del Adviento, la amistad entre Juan y Jesús, […]

Carlos Villa Roiz

 

En representación del Cardenal Norberto Rivera Carrera, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis Primada de México, el Padre Julián López Amozurrutia, Canónigo Teólogo de la Iglesia Catedral, al referirse a Juan el Bautista, dijo que el Adviento, es el tiempo de la amistad:

“La amistad del Adviento, la amistad entre Juan y Jesús, la amistad eclesial, es el noble consorcio de los que esperan juntos. Juan como amigo del esposo nos enseña a gozar el Adviento, y también a ayudar a otros a hacerlo. Nos ayuda a vivir la grata certeza de que en medio de nosotros hay uno, que no siempre reconocemos, que es el que da sentido y plenitud a toda profecía. Y, a la vez, nos convida a ser eco de su voz y reflejo de su testimonio, para anunciar también a nuestros hermanos, tan sedientos de luz, que el Esposo llega, que el Salvador está cerca.”

“La voz profética no cesa de anunciarse, para que advirtamos que el proyecto de Dios se hunde en su eternidad y se verifica en el tiempo, y nos permite descubrirlo sacramentalmente, en la promesa y en sus adelantos. Dios tiene un secreto, el dulce secreto de su designio salvífico, y al amigo lo confía en un discreto murmullo. Juan no es la caña resquebrajada por el viento. Es el testigo muy digno de confianza. Y nos prepara para serlo también nosotros. Poco a poco, para quienes vivimos el Adviento, va amaneciendo esa esperanza luminosa que, a pesar de presentarse como pequeña, es fuerte y contundente. Nos alegramos con esa luz. Juan nos orienta a ella, nos vuelve conscientes de su dignidad, y nos llama a una expectativa creciente de emoción gozosa. Se acerca. Queremos que llegue. Imploramos su venida.”

Explicó que el llamado de Juan “mueve a enderezar el camino. La preparación al encuentro de la luz requiere abrir los ojos, abrir el corazón, renunciar a las tinieblas y al rechazo del amor. El amigo nos invita a la reconciliación.”