Mil 603 inmuebles históricos de Iglesia afectados, saldo de septiembre pasado
En conferencia de prensa, Mons. Miranda dijo que con con la inhabilitación de templos y sus anexos se perdieron muchos espacios comunes, pues la gente recibía en ellos diversos servicios. Vladimir Alcántara Tras cuatro meses de investigación por parte del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), este 29 de enero, […]
- En conferencia de prensa, Mons. Miranda dijo que con con la inhabilitación de templos y sus anexos se perdieron muchos espacios comunes, pues la gente recibía en ellos diversos servicios.
Vladimir Alcántara
Tras cuatro meses de investigación por parte del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), este 29 de enero, dicho órgano episcopal ha dado a conocer el Informe de Templos Católicos dañados en septiembre de 20017, mismo que revela la lista de inmuebles históricos y no históricos de la Iglesia Católica mexicana que resultaron con afectaciones en distintos niveles como consecuencia de los sismos y los fenómenos climáticos durante ese mes.
En conferencia de prensa, Mons. Alfonso Miranda Guardiola, Secretario General de la CEM, externó que los objetivos de dar a conocer este informe son brindar información veraz y actualizada sobre los daños cualitativos y cuantitativos que dichos fenómenos naturales ocasionaron en los referidos inmuebles, y suscitar la reflexión en torno a la importancia de los templos en la vida de los mexicanos, así como las repercusiones de su daño o destrucción para la sociedad.
Señaló que, hasta enero de 2018, se lograron contabilizar mil 850 templos católicos dañados: 17 catedrales, 4 basílicas, mil 411 parroquias, 44 santuarios, 266 capillas, 76 conventos y ex conventos, y 11 espacios de formación (seminarios y otros), así como 31 oficinas y casas parroquiales; además de que 30 inmuebles están en proceso de identificación. Externó que los daños ocasionados en estos inmuebles afectaron a 26 de las 95 diócesis del país, entre las que se encuentran las arquidiócesis de México, Antequera (Oaxaca), Puebla, Tuxtla Gutiérrez, y Xalapa, así como las diócesis de Cuernavaca, Huajuapan de León, Tlaxcala, Tabasco, San Cristóbal de las Casas, Texcoco, Ecatepec, Orizaba, Tapachula, Córdova, Tabasco, Veracruz, Nezahualcóyotl y la Prelatura de Mixes.
Mons. Miranda Guardiola señaló que, de acuerdo con el catálogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah), de los mil 850 inmuebles afectados, mil 603 son considerados históricos, y están distribuidos en entidades de la República como la Ciudad de México, el Estado de México, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz. “Vale la pena destacar que la Secretaría General de la CEM y la Dimensión de Bienes Culturales de la Iglesia trabajamos juntos para apoyar la reconstrucción de estos templos considerados monumentos históricos”, señaló.
Asimismo, externó que el propósito de hacer la separación entre inmuebles históricos y no históricos, es identificar las área de competencia y de acción en el proceso de reconstrucción, pues los primeros, si bien están bajo el resguardo de la Iglesia, son propiedad de la nación, de manera que su preservación e integridad implican una responsabilidad compartida entre la propia Iglesia y entidades de gobierno como el Inah y la Secretaría de Cultura.
En cuanto a las repercusiones de los daños en los inmuebles o el derrumbe de templos, Mons. Miranda Guardiola señaló que, entre otras, se afectó la Pastoral del Turismo, pues se ha puesto en riesgo la historia, la cultura, las tradiciones y las prácticas religiosas de muchos sitios de gran afluencia turística. Explicó, asimismo, que se registraron dificultades para la impartición de los sacramentos, que para las comunidades cristianas son de vital importancia.
Agregó que también hubo repercusiones en los usos y costumbres de diversas comunidades, mismas que, en su cosmovisión, identifican al templo como un espacio sagrado y de arraigo, sobre todo en las diócesis en que la feligresía está integrada mayoritariamente por personas pertenecientes a pueblos originarios. Externó que además, con la inhabilitación de inmuebles, se perdieron muchos espacios comunes, pues en diversos lugares el templo y sus anexos fungen como área de deporte, centro comunitario, dispensario médico y aulas de clase, entre otros servicios.