Dimensión para las Fuerzas Armadas: “Debajo del uniforme hay un ser humano”
El P. José Fernando Tirado asegura que la atención a los miembros de las fuerzas armadas debe hacerse con todo respeto y apego a la ley, por las particularidades de su trabajo o profesión. Abimael César Juárez La Dimensión para las Fuerzas Armadas de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) es un órgano de […]
- El P. José Fernando Tirado asegura que la atención a los miembros de las fuerzas armadas debe hacerse con todo respeto y apego a la ley, por las particularidades de su trabajo o profesión.
Abimael César Juárez
La Dimensión para las Fuerzas Armadas de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) es un órgano de apoyo subsidiario que trabaja para impulsar la Pastoral Militar en las diócesis de todo el territorio nacional, dirigida tanto a miembros del Ejército, como de la Armada y de la Policía Federal, quienes son asistidos espiritualmente por un capellán. Sobre el tema, habla para Desde la fe el P. José Fernando Tirado Becerril, Secretario Ejecutivo de dicha dimensión episcopal.
El sacerdote deja en claro que debajo del uniforme hay un ser humano, con familia, con problemas, con sueños y sentimientos, por lo que la Iglesia no puede permanecer indiferente. “Como Iglesia, tenemos la obligación de estar cerca de ellos, más aún porque son un sector incomprendido de la población, y en ocasiones hasta excluido”.
Explica que, en el caso de México, la Pastoral Militar se ha desarrollado con base en un esfuerzo unilateral de la Iglesia, ya que no existe ningún tipo de convenio con el Estado. “Para llevar a cabo la labor con estos hijos de Dios –quienes tienen todo el derecho a recibir el Evangelio y la vida de gracia–, se tiene que hacer con todo respeto y apego a la ley, por las particularidades de su trabajo o profesión, así como por su estilo de vida, que nos les permite mantenerse fijos en un lugar, sino que se están desplazando constantemente”.
Y es precisamente esa movilidad constante –señaló– lo que les crea sentimientos de desarraigo, y les representa un obstáculo para recibir los sacramentos. “Por eso se pretende trabajar en esto a través de la Pastoral Sacramental, estableciendo horarios flexibles, e incluso personalizados, para que donde estén se sientan familiarizados; se busca además que sean tratados como hermanos, con respeto y comprensión, a fin de que, a donde quiera que lleguen, se sientan como en un hogar y se encuentren con Dios”.
El P. José Fernando señala que, además, en muchas capellanías se cuenta con grupos de esposas de los militares, a quienes se les brinda apoyos específicos, y se organizan retiros para toda la familia tomando en cuenta sus dificultades de horarios. “Entre otras cosas, se pretende que la formación espiritual ilumine su desempeño, que lo realicen con fe y esperanza, que tengan un sentido trascendente de su servicio y entiendan su misión, la importancia de su trabajo y vocación, que concienticen sus virtudes como militares, que sean conscientes de sus actos, y encuentren en la fe un apoyo durante sus crisis psico-afectivas causada por las situaciones que enfrentan en su labor”.
Destacó que en la actualidad hay muchas zonas navales y militares que carecen de este servicio que brinda la Iglesia, pues en el país hay sólo 30 capellanes militares, mismos que resultan insuficientes si se considera que existen 12 regiones militares divididas en 46 zonas, así como ocho regiones navales en 14 zonas, lo que en suma equivale a más de 270 mil hijos de Dios que necesitan este tipo de atención, sin contar con los efectivos de la Policía Federal.
Finalmente, el P. José Fernando Tirado señala que brindarles dirección espiritual es hacerlos sentir que pertenecen a una comunidad, aunque su estilo de vida nómada les reste arraigo. “Ellos se rigen por un reglamento y una disciplina que les impide acercarse a los servicios religiosos que de ordinario se ofrecen en las parroquias; tienen problemas familiares muy particulares, y merecen ser atendidos espiritualmente; pero faltan sacerdotes que se encarguen de esta labor. En este sentido, bien aplican las palabras de nuestro Señor: ‘La mies es mucha y los obreros pocos’; sin duda, necesitamos más de estas capellanías”.