Vladimir Alcántara
El pasado 7 de septiembre ocurrió en México un terremoto de 8.2 grados Richter que sacudió la parte sur y centro del territorio nacional, ocasionando en los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco la destrucción de miles de viviendas, severos daños en numerosas iglesias y, lamentablemente, también la pérdida de alrededor de un centenar de vidas humanas. Ante tales circunstancias, Cáritas Mexicana, se dio a la tarea de brindar apoyo a dichas entidades, mediante una labor organizada que explica a Desde la fe el P. Rogelio Narváez Martínez, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS).
Explica que, ante cualquier emergencia, Cáritas Internacional pide a las Cáritas locales —organizadas por provincias eclesiales— apoyar las labores de emergencia en las zonas de desastre; si determinada provincia ha sido rebasada, debe intervenir la Cáritas nacional, y si la labor de la Cáritas nacional no es suficiente, interviene entonces Cáritas Internacional. Asegura que, tras el terremoto, las Cáritas de Alemania, Noruega, Francia y España, así como las organizaciones Catholic Relief Services (CRS) y World Vision, han estado en contacto con la CEPS por si se requiere ayuda, aunque hasta el momento parece suficiente la labor que Cáritas Mexicana ejerce en las citadas zonas.
Señala que, en el caso de Chiapas, de acuerdo con información dada a conocer por el Obispo de San Cristóbal de las Casas, Mons. Felipe Arizmendi, los mayores daños ocurrieron en la costa del estado, en las localidades de Pejijiapan y Tonalá; “en una colonia llamada La Hormiga, donde tristemente una mujer y sus dos hijos perdieron la vida al ser aplastados por una barda”. Señala que el movimiento telúrico ocasionó daños severos en varios tempos de San Cristóbal de las Casas, como en la Catedral, la Iglesia de Santa Lucía, la Iglesia de San Francisco y la Iglesia de Santo Domingo; y daños relativamente menores en templos de otros municipios.
En cuanto a Oaxaca, estado en el que se ha registrado el mayor número de muertes, el P. Rogelio Narváez señala que los más grandes daños ocurrieron en la Diócesis de Tehuantepec, a la que pertenecen las ciudades de Matías Romero y Juchitán, mismas que quedaron sumamente afectadas. Señala que, tras el terremoto, la CEPS comenzó a trabajar de inmediato en la entidad en coordinación con CRS y World Vision, organización que envió cuatro cocinas móviles para atender a la población necesitada, mismas que ya son operadas por un grupo de jóvenes voluntarios organizados por la Comisión de Cultura de la Arquidiócesis de México.
“Nuestra tarea, como CEPS, es ubicar problemáticas para poder dirigir la ayuda. Hay, por ejemplo, un municipio llamado San Mateo del Mar, Oaxaca, muchos de cuyos habitantes tuvieron que evacuar sus hogares ante el anuncio de un posible tsunami como efecto del terremoto; las personas subieron a un lugar llamado Cerro del Marqués, en Huazantlán del Río, donde recibieron alojamiento en una parroquia. Más de cien familias fueron trasladadas ahí. Nosotros hicimos contacto con Cáritas-Puebla, que inmediatamente envió alimentos. En el caso de Juchitán, se recibió ayuda para los damnificados por parte de Cáritas de Monterrey”, señala el sacerdote.
Refiere además que la Conferencia del Episcopado Mexicano ha emitido un documento en el que instruyó hacer una colecta especial en todas las diócesis del país, y actualmente ya se están recibiendo las aportaciones. “Mons. Óscar Campos reunió a los párrocos de las diferentes comunidades para hacer un análisis de la situación, a fin de canalizar las aportaciones. “En cuanto a los donativos en especie, la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca ha implementado un mecanismo para distribuirlas por el Golfo de Tehuantepec. Lo mismo la Diócesis de Tapachula, en el caso de Chiapas, que opera la distribución de donativos en Pijijiapan y San Cristóbal de las Casas”.
Refiere que los trabajos en las entidades afectadas aún se encuentra en la etapa de emergencia; es decir, en la primera respuesta, que consiste en canalizar alientos, agua y medicamentos a las personas afectadas; posteriormente vendrá la etapa de reconstrucción, misma que se podrá llevar a cabo una vez que las diferentes diócesis reporten el ingreso por la colecta instruida por la CEM, tras lo cual se podrá hacer un diseño que evite malos encausamientos, y los recursos cumplan el fin para el que fueron solicitados”.
“Además de la ayuda ofrecida por las Cáritas de los países anteriormente señalados, hemos recibido muestras de apoyo de las Iglesias de Honduras, Nicaragua, El Salvador, Argentina y Brasil. Por otra parte, en una reunión con el Centro Nacional de Apoyo para Contingencias Epidemiológicas y Desastres A.C, nos acabamos de poner de acuerdo con el Ejército de Salvación y fundaciones como la de Grupo Modelo, Carso, Grupo Lala y grupo Cemex, entre otras. Recibo estas muestras de solidaridad con mucha emoción, lo mismo que el apoyo que hemos obtenido por parte de toda la Iglesia, porque eso me habla de una eclesialidad bondadosa, de una manifestación de este pueblo vivo que es la iglesia de México”, finalizó.
Quien desee realizar una aportación económica, puede hacerlo en la cuenta a nombre de Cáritas Mexicana I.A.P.: 0123456781, con la Clabe Interbancaria: 012180001234567815, banco BBVA Bancomer. Para mayores informes escribir al emergencias@ceps.org.mx o llamar al teléfono 55631604 y 55636543.
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