Lectio Divina: “Vivir eternamente…”
Lectura del Santo Evangelio En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”. Entonces los judíos se pusieron a […]
Lectura del Santo Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”.
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”. Jesús les dijo: “Yo les aseguro: si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida, y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre”. (Jn. 6,51-58)
“Vivir eternamente…”
P. Óscar Arias Bravo
Meditatio
Según la última versión de la Biblia que la Conferencia del Episcopado Italiano publicó, en las notas a pie de página, menciona que el capítulo sexto del Evangelio según san Juan, es uno de los textos más ricos de todo el escrito, la sección que abarca del verso 22 al 59, se conoce también como “El Pan de Vida”.
Presenta este discurso como una interpretación de la multiplicación de los panes, dividida en dos partes: la primera, abarca los versos 22 al 51a, donde predomina la idea que la sabiduría, la Palabra de Dios, es alimento para su pueblo, y en la segunda parte, versos 53 al 59, presentará a Jesús como ese Pan que da la vida eterna; es decir, es Jesús quien se da a la humanidad para su salvación: “quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en el” (v.56). “Quien come de este pan, vivirá para siempre” (v. 58). Sólo desde esta clave de interpretación podemos entender el Evangelio de este domingo: quien se alimenta del Hijo de Dios, por su fe, vivirá eternamente.
La primera parte del discurso del pan de vida, es una resonancia también del Salmo 78 (versos 24 y 25) donde se manifiesta el cuidado que tuvo Dios con su pueblo, alimentándolo en el desierto, viendo providentemente por él. Pero la segunda parte del texto nos lleva a una dimensión cristológica, no es nada más el proveer que la persona viva, es decir, que tenga pan para vivir, sino que tenga vida en abundancia, esa vida que sólo en Cristo podemos alcanzar.
Contemplatio
Recuerdo que cuando se iba a realizar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida, Brasil, en mayo del 2007, se pensaba en el tema que se habría de reflexionar: “Ser Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos tengan vida”. Al presentar esta reflexión, (no sé que tanto de leyenda tenga esto), se decía que el mismo Papa Benedicto XVI hacía una puntualización en el título, mencionaba que esa vida en abundancia no sólo era cuestión de empeño social o de esfuerzos por una justicia más clara en las situaciones de sufrimiento social que enfrenta el continente, sino que fuera de la persona de Cristo, esa vida abundante carece de cimiento; que el fundamento cristiano no es sólo una cuestión de aquellos que estén interesados o que sean prosélitos tan sólo de una iglesia, sino que es cuestión de que Cristo ilumina con su vida, la vida de la humanidad.
Releyendo el texto del Evangelio dominical y contrarrestando con lo que últimamente sucede en el continente, con esta lucha por las leyes pro aborto y otras demandas de justicia, confirmo para mí, que en verdad no se trata de hacer proselitismo para un partido u otro, para una iglesia u otra, para una parte de la sociedad o una menos favorecida; me doy cuenta, una vez más, que quien está en íntima comunión con Cristo, lo está con la humanidad, y no solamente con el grupo al que pertenece. Que quien come su Carne y bebe de su Sangre, no sólo tiene vida verdadera, sino que busca que sea así también para los demás, y se preocupa no solamente de aquellas jóvenes para que no aborten a sus hijos, sino que además se empeña para que las mujeres tengan más oportunidades de salir adelante y sean pagadas de manera más justa (porque es un hecho que ante las mismas horas de trabajo, una mujer gana menos que un varón). Se empeña además en organizarse en su barrio para que haya justicia, a veces, hasta la han tomado en sus propias manos, ante la ineptitud de quien debería velar por ella. No renuncia hasta ver que su causa sea escuchada, cosa que incluso nos ha golpeado fuertemente como comunidad de creyentes en varias partes del mundo. Pero está bien, siempre y cuando lo que se busque sea la verdad, las causas justas, que la gente tenga vida, vida en abundancia.
Oratio
Señor, te pedimos perdón por todas aquellas veces que nuestra vida ha sido solamente un vivir sin mayor pasión o compromiso, te pedimos que, unidos a Ti, tengamos vida, pero que se convierta en mejores situaciones para quienes nos rodean, para nuestros empleados, para nuestras familias, para aquellos que han sido confiados a nuestro cuidado.
Actio
Esta semana proveamos para que la vida de quienes nos rodean sea un poco mejor, así nosotros, habiéndonos alimentado de Cristo el Señor, viviremos eternamente.