Lectio Divina: Nunca estar contra nadie
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros […]
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor.
Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.
Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar.
Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con los dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Nunca estar contra nadie
Reflexión
El fragmento del Evangelio del XXVI domingo del Tiempo ordinario que hoy se nos ha pro- clamado contiene importantes enseñanzas propuestas por Jesús. Recordemos que el texto de San Marcos es clasificado como el evangelio más antiguo. Este autor puso por escrito los acontecimientos referentes a Jesús de Nazareth entre los años 60-65 d.C. Es fruto, además, de materiales recogidos en las distintas comunidades de la Iglesia naciente.
Texto que se localiza en la segunda sección del evangelista Marcos, la cual se titula “Mesías sufriente e hijo de Dios”, dentro del capítulo primero “en camino a Jerusalén: Revelación del camino doloroso del Mesías” y entre las narraciones “a favor o en contra” y “no ceder a la tentación”. Nos muestra la actitud de sus discípulos, la cual es que aún no comprenden el sentido de Jesús en la tierra, pues están discutiendo sobre quien ocupará los primeros puestos. Esta actitud demuestra que los discípulos esperan que Jesús cambie la realidad portentosamente. Es por eso que se ponen celosos de que otros que ya han entendido el anuncio y comienzan a actuar en nombre de Jesús.
Estos versículos son parte del mismo capítulo que leímos el domingo pasado, y recoge varias enseñanzas de Jesús, agrupadas en un solo discurso: En v.36 -pronuncia una denuncia contra el que echa demonios, pero “no es de los nuestros“. En los vv.39-41 – Jesús lo defiende. Está a nuestro favor, aunque no sea “de los nuestros”…Hasta dar un vaso de agua es trabajar por el reino. En v.42 – No den escándalo a los pequeños. Si algo es motivo de escándalo, renuncien a ello. La última sección va de los vv.43-48, la cual concuerda muy bien con el mensaje dirigido a los discípulos, se refiere a la obligación, mayor que la de otros, de servir al reino sin excusas.
El contexto global es sin duda la respuesta de Jesús a las vanas ambiciones de los discípulos: no solamente han discutido sobre quién es el más importante, sino que se sienten celosos de que otros, fuera del grupo, hagan el bien en nombre de Jesús. Jesús les muestra que todo lo positivo, incluso hecho desde fuera del grupo de discípulos, es trabajo por el reino, de tal manera que el grupo de los discípulos está más obligado que nadie a un seguimiento radical de Jesús.
Hay que matizar algunas expresiones del texto, para entenderlas bien. En primer lugar, aparece aquí una característica muy propia de Marcos: “Jesús y sus discípulos”. Marcos es el que más subraya esta fuerte unión. Jesús y sus discípulos son, como grupo, protagonistas del evangelio. En segundo lugar, las expresiones de condena contra el escándalo están tomadas del Antiguo Testamento, especialmente de Isaías. Son las expresiones corrientes usadas en Israel para expresar la perdición. Deben usarse por tanto como símbolos del rechazo de Dios.
El capítulo 9 de Marcos, por tanto, es una gran catequesis dirigida a los discípulos para invertir sus criterios de mesianismo mundano.
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Meditatio
El primer tema es que Jesús admite como trabajo por el reino lo que realmente es, así, aunque lo realice alguien que no pertenece expresamente al grupo de Jesús y los discípulos. Esta interpretación viene avalada por la presencia del texto de Números, que tiene la misma lectura. Hay en Números una frase muy característica, puesta en boca de Moisés: “¿Es que estás celoso por mí? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!” El Espíritu, trabaja y se alegra de la presencia de la liberación en cualquier parte que la encuentre, incluso si se da fuera del círculo de los que siguen expresamente a Jesús.
El segundo tema viene representado por el verso: “El que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no quedará sin recompensa.” Tendemos fácilmente a identificar el mensaje en el contexto del “a mí me lo hicisteis”. Se trata de valorar positivamente todo lo que se hace por Jesús y por sus seguidores, aunque no sea la adhesión plena. Una vez más, la pertenencia al Reino no se hace con parámetros exclusivos sino inclusivos: no se rechaza por no estar del todo dentro, sino que se aprecia todo lo que signifique un acercamiento, por mínimo que parezca.
El tercer tema es el del escándalo. Llama la atención la gravedad de las expresiones con que se especifica el precepto. Sabemos que estas expresiones paradójicas son muy del gusto de Jesús, que las usa para enfatizar la importancia del mensaje. Esto está presente en los matices sorprendentes de muchas parábolas y, quizá de manera suprema en el dicho del camello y el ojo de una aguja para significar el peligro de la riqueza.
Esto hace que Jesús se encienda de indignación y profiera radicales amenazas. Las consecuencias son sin embargo opuestas: el grupo de discípulos caminará poco a poco hacia la conversión y servirán de testigos y mensajeros de Jesús, del reino; mientras que los fariseos y doctores se cerrarán a la palabra y apartarán de Jesús y del reino a los demás. Estas enseñanzas que hoy contemplamos nos colocan frente a la radicalidad de nuestro seguimiento desde la perspectiva del escándalo. Un seguimiento radical “para que el mundo crea”.
Podríamos anotar aquí múltiples consideraciones sobre los escándalos actuales de la iglesia, que impiden la fe de muchos. La alianza con el poder, la ostentación de riqueza, el doble servicio: a Dios y al consumismo, nuestra consciencia de “pueblo privilegiado”, la marcada preferencia por lo dogmático sobre el servicio. Pero hemos tratado de estas cosas demasiadas veces. Será mejor dejar que cada uno reflexionemos sobre nuestra condición de llamados por Jesús, y la responsabilidad que contraemos ante el mundo.
Oratio
Ahora, la oración es la oportunidad para dialogar con el Señor. Por ello, en este ambiente de re- flexión con motivo de este “Encuentro” en el mes dedicado a la Biblia y en el año dedicado a la juventud, que ya está a punto de concluir, con la Palabra de Dios, y en intimidad con el Señor, juntos digamos esta oración.
“Señor Jesús, Tú nos has dicho: El que no está contra nosotros, está a favor nuestro. Y aunque alguien se empeñe en estar contra nosotros, nosotros nunca debemos estar contra nadie. Buscar en todos la comunión, es la verdadera tarea de un seguidor de Jesús. Sabemos Padre bueno, que el cristiano nunca puede fomentar la división (desamor). Por ello Señor, te pido, si aún me cuesta aceptar al otro tal cual es, es señal de que aún no he hecho mío el evangelio, dame fuerzas para realizar en mí ese cambio que necesito concretizar, ayúdame Señor, te necesito. Amén”
Contemplación. Acción.
Ahora entramos en diálogo íntimo y personal con Dios, para saborear la presencia activa y creadora de su Palabra. Nos disponemos a ingresar en el umbral de la puerta de la fe, para hacer vida su mensaje. Y caminar en el proceso de evangelización para nuestra provincia, diócesis, parroquia, comunidad, para nosotros mismos, formando una Iglesia Joven convocando a los jóvenes (nuevas generaciones) para que sean sus testigos. Terminemos nuestra lectura orante, con un compromiso personal.