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Mons. Salvador Martínez Ávila*

Nota del autor: En este último domingo de agosto toca leer la conclusión del capítulo sexto del Evangelio de San Juan. Este es un análisis de quiénes participan en el discurso del pan de vida y cómo cada grupo tomó una posición con respecto a Jesús.

El capítulo sexto del Evangelio de san Juan es muy importante porque nos habla del liderazgo de Nuestro Señor Jesucristo. Se desarrolla en tres locaciones, inicia del otro lado del mar de Genesaret (Jn 6,1-15), continúa con la tormentosa travesía del lago por la noche (Jn 6,16-21) y concluye en Cafarnaum (Jn 6,22-71). Pero hoy nos detendremos en particular a analizar quiénes fueron las personas con quien interactuó el Señor. En el primer escenario, al otro lado del mar, Jesús se encuentra con sus discípulos y con gente que lo seguía.

El aspecto de estos dos grupos es positivo porque todos están bajo su liderazgo y son alimentados por Él. Sin embargo, al final del relato hay una discordancia entre Jesús y la gente, pues la reacción de las personas provocaría que lo proclamaran rey y el Señor lo evitó huyendo al monte, Él solo. Por su parte, los discípulos se embarcan para atravesar ellos solos el mar. En el segundo escenario solamente están presentes los discípulos, y Jesús los alcanza caminando por las aguas. De nuevo el aspecto de la relación es positiva porque ellos invitaron a Jesús a subir a la barca y en el acto tocaron tierra. Los acontecimientos en Cafarnaum son los más importantes: la gente se había quedado del otro lado del mar y se entera que Jesús ya se encontraba en Cafarnaum, entonces van a buscarlo.

La aproximación de la gente al encontrarse de nuevo con el Señor parece ser positiva. “Maestro, ¿cuándo llegaste aquí?”. Pero Jesús mantiene una actitud crítica. “Les digo ciertamente que no me buscan por haber visto señales milagrosas, sino porque ayer quedaron satisfechos”. Así comienza el discurso del pan de vida, dirigido a la gente en presencia de los discípulos. Pero en el centro del discurso aparece, sorpresivamente un nuevo grupo: los judíos. De ellos se dice que murmuraban contra Jesús (v.41) y luego que peleaban o discutían entre sí (v.52).



En el Evangelio de san Juan “los judíos” son personajes siempre antagónicos al Señor. Entonces, cabe preguntarnos, ¿los judíos mencionados en este discurso formaban parte de la gente y los discípulos? Es muy probable que así fuera, por la referencia que se da más adelante, porque resulta que en el versículo 60 son los discípulos los que murmuran contra Jesús. Entre la gente y los discípulos hay quienes creen y quienes no creen. Los no creyentes abandonarán al Maestro, identificándose con el modo ordinario de proceder de los judíos a lo largo del Evangelio.

Dentro de los discípulos aparecerán, a partir del versículo 67 “los doce”, a quienes Jesús interpela preguntándoles si ellos también lo abandonarán. Pedro confiesa su adhesión al Maestro (v. 68), pero Jesús, aun así, anuncia que entre ellos hay un diablo, es decir, un traidor.

Para concluir, este capítulo nos llevó a considerar que todo seguimiento de Jesús evoluciona positiva o negativamente, la “gente” del inicio del capítulo acaba siendo judío o discípulo creyente, en unión con los doce.

*Mons. Salvador Martínez Ávila es Vicario General de Agentes de Pastoral de la Arquidiócesis Primada de México





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