¿Qué hicieron en México los franciscanos? Análisis del éxito del proceso de evangelización

Leer más

Mujeres que vivieron un aborto necesitan amor y misericordia

El foro Horizontes Postaborto se realizó en el Museo Soumaya, entre sus panelistas participaron sacerdotes.

26 septiembre, 2019
Mujeres que vivieron un aborto necesitan amor y misericordia
FORO POSTABORTO

El panorama real del aborto en nuestro país está cargado de verdades a medias, prejuicios que relegan a quienes vivieron un aborto y aún escasas redes de apoyo para cuidar a las mujeres que viven un embarazo inesperado, estas son algunas de las ideas que se expusieron en el foro Horizontes Postaborto, que se realizó este jueves en el Museo Soumaya de la Ciudad de México.

El evento fue organizado por la Arquidiócesis de México, Vifac e Irma A.C, éstas últimas organizaciones provida que apoyan a mujeres que atraviesan un embarazo inesperado para tener a su bebé.

Defendiendo la vida

MARIO ROMO DIRECTOR NACIONAL DE RED FAMILIA. FOTO CORTESÍA UNIÓN DE VOLUNTADES

Lo que las mujeres necesitan son redes de apoyo, consideró Mario Romo, director Nacional de Red Familia, -organización que defiende la vida humana, la niñez, la mujer, la educación integral, el matrimonio, la familia y los derechos humanos-, ya que cuando hay personas apoyándolas en un “embarazo en crisis”, las mujeres suelen decidir no abortar.

“De acuerdo con cifras de Vifac, de las mujeres embarazadas que llegan a pedir apoyo, 93% de ellas no aborta y menos de 7%  lo da en adopción”.

Romo aseguró que un estudio de asociaciones pro vida en Estados Unidos, reveló que ante un embarazo en crisis las mujeres sólo ven tres opciones. “La primera es morir psicológicamente, se refiere a planes y proyectos; la segunda es que muera el bebé y la tercera es darlo en adopción”.

Sin embargo, aseguró el especialista provida, las mujeres prefieren la segunda opción “que es matarlo y saber qué pasó con él”, una alternativa, que a decir de Romo el sector salud aprovecha, pues es más barato un aborto, que darle seguridad social y no soluciona el problema de fondo, que es educación y resolver las garantías que debe de proveer el Estado.

“Pero el Estado no les brinda una red de apoyo emocional ni de acompañamiento ante el sentimiento de culpa que invade a las mujeres después de abortar. Hay vida por delante, antes y después del aborto, por ello existen instituciones como Irma, Mater Filius o Vifac“.

Puntualizó que el aborto es un negocio, pues sigue las reglas de la oferta y la demanda. “Un negocio lo que busca es vender, por lo tanto, cuando clínicas de abortos ofrecen sus servicios en un país, la demanda de abortos crece o crean estrategias para que el mercado crezca, consideró El año pasado, Planned Parenthood ganó 1.2 billones de dólares tan sólo en Estados Unidos”.

Por ello, aseguró Mario Romo, a nadie le interesa apoyar a la mujer para que siga con su proyecto de vida y vea que hay opciones que no ponen en riesgo la vida de nadie.

El aborto también es violencia

Padre Matías Jurado. Foto: Cortesía Unión de Voluntades

Padre Matías Jurado. Foto: Unión de Voluntades/Cortesía.

Por su parte, el padre Matías Jurado, quien trabaja en Argentina como asesor de los Retiros de Viñedos de Raquel para sanar las heridas postaborto, aseguró que hay que ser misericordiosos con las personas que pasan por un aborto para evitar que éstos sigan sucediendo.

“La gente es más empática con gente que sufrió un abuso sexual, porque aseguran que no lo provocaron; en cambio juzgan y relegan a las mujeres que abortan, pero ¿acaso conocen las causas y el estado emocional de las mujeres? Por lo general ellas sufren abandono, abuso, falta de amor y tienen huellas de sufrimiento”.

Asegura que la empatía es la que librera y la culpa es la que mata y hay que educar desde la familia para que ya no ocurran actos de violencia como abusos o abortos.

“Tenemos un gran reto como sociedad, aprender a no señalar ni condenar al pobre ni al que sufre; sino aprender a mirar con amor al que se equivoca, porque ningún ser humano es infalible”.

Enfermeras, jóvenes y religiosas estuvieron presentes en el foro. Foto: Cortesía Unión de voluntades.

El público fue diverso, estuvieron religiosas, enfermeras y también jóvenes. Foto: Unión de Voluntades/Cortesía.

Las religiones en comunión por el derecho a la vida

En el panel llamado “Religión ¿aliada o enemiga?”, el sacerdote católico Humberto Pro, el rabino Abraham Tobal y la psicoanalista evangélica, Pamela Lelli coincidieron en que no es un asunto de religión el derecho a la vida.

Sin embargo, aseguró el padre Pro, hace falta ser más empáticos, aprender a escuchar al otro para poder dar al doliente consuelo, confianza y la seguridad que Dios perdona todos nuestros actos, todo ello sin juzgarlo.

Por su parte, la psicoanalista Pamela Lelli opinó que es importante respetar al ser humano, pues es parte de la crisis que hoy se vive. “La gente tiene la creencia errónea de un Dios castigador, pero en los momentos de dolor es cuando Él está más cerca”.

A decir del rabino Tobal, la gente se ha alejado de las religiones por falsas creencias o malas interpretaciones. “Tal vez parezca una tarea titánica, pero hay que reevangelizar y demostrar la misericordia de Dios, a través de nuestras palabras y actos”.

Asegura que por las razones que se hayan tenido para abortar, Dios ama incondicionalmente a sus hijos, y dijo “ningún ser humano es Dios y nadie puede juzgar más que Él. Hay que reconocer nuestros errores como seres humanos, perdonarnos a nosotros mismos y seguir adelante, porque Dios no nos quiere miserables, sino felices y eso se encuentra a través del perdón”.

A lo largo del foro, distintos testimonios se pudieron escuchar diversos testimonios de mujeres y hombres que describieron cómo abortar afectó su vida personal y familiar, así como el acompañamiento postaborto que recibieron por parte de sacerdotes, religiosas y las instituciones participantes de este foro.

Desde que se legalizó el aborto en 2007 en la Ciudad de México, se han realizado más de 209, 000 abortos; 47% de ellos fueron realizados por mujeres entre 18 y 24 años y  4.9% fueron adolescentes entre 15 y 17 años, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud local.

Lee: La Iglesia en América Latina busca acompañar a mujeres que abortaron