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“Dios espera que ustedes sean muy buenos presbíteros”: Cardenal Aguiar

El Arzobispo Carlos Aguiar presidió la Misa de inicio de cursos en el Seminario Mayor.

20 septiembre, 2019
“Dios espera que ustedes sean muy buenos presbíteros”: Cardenal Aguiar
Misa por inicio de cursos en el Seminario. Foto Ricardo Sánchez

El Cardenal Carlos Aguiar Retes llevó a cabo una Celebración Eucarística con motivo del inicio de cursos en el Seminario Mayor.

“El llamado que ustedes han recibido es un don que Dios les ha regalado, y Él espera correspondencia a través de la gratitud y ejercitar ese don para que sean muy buenos presbíteros”.

Señaló que en las recomendaciones que hace el Apóstol Pablo a Timoteo encontrarán la manera de llegar a ser muy buenos presbíteros, como lo espera el Señor.

Se refirió a los jóvenes seminaristas como los pastores que la Iglesia espera, y mencionó que el cambio en la formación sacerdotal, como vivir en unidades pastorales, responde a la necesidad de formar mejores sacerdotes, que entiendan las necesidades de su comunidad pastoral, a los fieles y a ellos mismos.

“Hay que aprender a escucharnos y saber lo que sentimos ante lo que vivimos, ante las situaciones que van apareciendo a lo largo de nuestro caminar y a compartir nuestros aprendizajes; si asimilamos el discernimiento comunitario, aprenderemos fácilmente a ser pastores que sepan estar con sus feligreses”, aseguró el arzobispo.

Asimismo, el Cardenal Aguiar mencionó, durante su homilía, que el celibato sacerdotal parece el más grande reto de los seminarios; sin embargo, –dijo– una buena formación en cuanto al discernimiento pastoral y aprender a tomar decisiones en comunidad, son las claves para lograrlo.

“Es necesario que los seminaristas vivan y compartan retos y experiencias en comunidad, que tomen decisiones y las respeten, aún cuando no estén de acuerdo, pues van en camino de lo que Dios espera de un buen presbítero”.

En ese sentido, añadió que, de esa forma, los seminaristas, casi sin darse cuenta, estarán en el camino del amor a la luz de la fe y sólo entonces serán capaces de vivir la castidad y celibato sacerdotal sin que signifique un esfuerzo, pues la comunidad llenará su corazón.

Al término de la Celebración Eucarística, cinco sacerdotes profesaron su fe y juraron fidelidad ante las nuevas misiones formativas y encomiendas que recibieron.

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