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La historia de amor entre el Papa León XIV y San Agustín

El santo de Hipona no sólo está presente en el pensamiento del Papa León XIV, sino que es parte de lo que le concede su propia identidad.

18 agosto, 2025
La historia de amor entre el Papa León XIV y San Agustín
La relación entre el Papa León XIV y San Agustín de Hipona.

Por Fr. Fausto Méndez, OSA

“¡La paz esté con ustedes!” El saludo que el Señor Jesucristo dirige a los discípulos en medio de la noche, asustados por miedo a los judíos, a puerta cerrada. Al verlo, se llenaron de alegría y, por un momento, el miedo se disipó con la suave brisa de sus palabras.

En medio de la celebración del Jubileo de la Esperanza, la Iglesia vivió una auténtica experiencia de fe al despedirse del Papa Francisco, el pontífice latinoamericano que marcó la historia de la Iglesia al reflexionar sobre su realidad como dispensadora de misericordia, madre comprensiva y de hacer un llamamiento a la esperanza en la pandemia de 2020.

Su muerte no ensombreció la alegría de la Pascua, más bien, fue un signo que nuevamente convocó a la esperanza, a volver a confiar, a comenzar de nuevo, a abrir el corazón a la voluntad de Dios. 

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También, en medio de la incertidumbre, las dudas, las expectativas vanas, como los más sentidos pronósticos, una vez más, la voz de Dios calmó los ánimos, ya no a un pequeño grupo, sino a toda su Iglesia dispersa en el mundo, pero unida en una sola intención: orar por un nuevo pastor.

El Papa agustino

En el tiempo de la Pascua, el 8 de mayo de 2025, en el cónclave, los cardenales eligieron, siguiendo la voz del Espíritu Santo, al Cardenal Fray Robert Francis Prevost, OSA, como sucesor de San Pedro, quien dirigió un saludo que no sólo trasciende el tiempo, sino, también, corazones: “¡La paz esté con ustedes!”.

La elección de estas palabras no es gratuita; sin duda, es el origen de una nueva época, abierta no a la novedad de una persona, sino a la frescura del mensaje evangélico: “la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante” y que no deja de ser contundente y llena de esperanza:

“El mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios”, palabras que ya hacen eco del pensamiento de Agustín: “Soy obra tuya, que tus manos, Señor, me hicieron y me plasmaron […] ¿No has escrito mi nombre en tus manos? Lee esa escritura, y sálvame. Ves que yo, tu criatura, suspiro por ti, Tú eres el Creador, dame una vida nueva.” (Soliloquios 2, 2).

En breves líneas, quiero resaltar la importancia de San Agustín en León XIV para el Papa León XIV, comenzando desde cómo se presentó a sí mismo: “Soy agustino, un hijo de san Agustín”. El santo de Hipona no sólo está presente en su pensamiento, sino que es parte de lo que le concede su propia identidad.

Es un papa agustino, se reconoce hijo del Doctor de la gracia, al grado de darle un carácter agustiniano a su ministerio pontificio, usando las palabras de Agustín: “Con ustedes soy cristiano y para ustedes, obispo”. Se reconoce parte de la Iglesia, camina junto con la Iglesia, pero no pierde de vista que él camina como pastor, obispo para sus hermanos, padre para su Iglesia.

¿Por qué el Papa eligió el nombre de León XIV?

Con el nombre de León XIV, el papa evocó a su predecesor León XIII (1878-1903), el último papa del siglo XIX y el primero del siglo XX, con cuya encíclica de enfoque social, Rerum Novarum (1891) quiere responder, según su tiempo, a los desafíos de la era digital, incluyendo la revolución de la inteligencia artificial, no sólo buscando esa revolución social, sino la unidad propia que busca la Iglesia.

Cabe también mencionar que León XIII fue un pontífice que demostró un gran afecto a la Orden de San Agustín, destacando, entre otros detalles, la canonización de nuestras hermanas Santa Clara de la Cruz de Montefalco y Santa Rita de Casia.

El escudo del Santo Padre León XIV eleva, sobre un fondo azul que caracteriza su relación con la Santísima Virgen María, mientras que en el campo de color blanco, destaca el emblema de la Orden Agustina, un corazón ardiente atravesado por una flecha. Esta figura representa simbólicamente las palabras de San Agustín recogidas en el libro de las Confesiones: “Has herido mi corazón con tu amor”, con la presencia del libro que simboliza la Palabra de Dios, capaz de transformar el corazón de todo ser humano, como lo hizo con Agustín. 

El significado del lema

El lema, “In Illo uno unum” (“En el único Cristo somos uno”), retoma las palabras que san Agustín pronunció en un sermón, la Exposición sobre el Salmo 127, para explicar que “aunque los cristianos somos muchos, en el único Cristo somos uno, resaltando en esta elección la espiritualidad agustiniana que busca unidad y comunión, tal cual retoma Agustín la frase que funda la comunidad de sus frailes, inspirada en la primitiva comunidad de Jerusalén: “La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma” (Hch 4, 32).

Su primer saludo sigue resonando por el deseo de unidad: “Debemos buscar juntos…”,  “una Iglesia que construye puentes dialogando…” “recibir con los brazos abiertos a todos…”, signo de la espiritualidad y deseo agustiniano, desde la propuesta del Evangelio: “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti” (Jn 17, 21).

¿Qué significa que el Papa León XIV es agustino?

Inicialmente, que su formación está nutrida por la riqueza del pensamiento, filosofía y teología del gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín de Hipona, ya no sólo como intelectual, sino como una propuesta llevada a la realidad en la forma de vida, según la Regla y las Constituciones de la Orden agustiniana. Luego, entonces, ser fraile agustino significa comprometerse con el ideal de Cristo, a la manera de San Agustín, expresada en los documentos ya mencionados, pero también siendo sencillo en lo cotidiano, ya sea una convivencia con los fieles de la parroquia, prestando dinero a algún hermano, haciendo discretas recomendaciones, haciendo correcciones fraternas, celebrando la Eucaristía, participando como formador en los conventos de  o colaborando con la labor misionera en Perú.

Los caminos de San Agustín y Robert Francis Prevost se entrelazan cuando nuestro hermano realizó su primera profesión en 1977, llegando años después a desempeñar el cargo de Prior General de la Orden de 2001 a 2013, lo que le permitió conocer a frailes de distintas partes del mundo, entre ellos, nuestro país.

Nuestra Señora, Madre del Buen Consejo

Un rasgo agustiniano que distingue al Papa es su devoción a la advocación mariana de Nuestra Señora, Madre del Buen Consejo, un ícono confiado a la custodia de la Orden de San Agustín y cuyo Santuario se encuentra en Genezzano.

En esta imagen, el discipulado de María se observa al estar abrazada por el niño Jesús y en su certera y tierna mirada que contempla la mirada de su Hijo, pues muestra la atención de María a lo que haga y diga Jesús, el Buen Consejo.

El Papa León XIV, apenas dos días después de ser elegido, visitó el santuario para expresar su “confianza en la Madre del Buen Consejo, compañía ‘de luz, de sabiduría’ con las palabras que María dirigió a los sirvientes el día de las bodas de Caná, narradas en el Evangelio de Juan: ‘Hagan lo que Él les diga’ ”. En una anterior visita a este recinto, pero como el Cardenal Prevost, en la homilía de la celebración eucarística instó a los asistentes a inspirarse en María para difundir la paz y la reconciliación en el mundo.

El significado del pectoral de León XIV

En la cruz pectoral del Papa se encuentran fragmentos óseos de diferentes santos de la Orden, al centro se encuentra una reliquia de San Agustín, de Santa Mónica, en la parte superior, de Santo Tomás de Villanueva, en el brazo izquierdo, del Beato Anselmo Polanco, en el brazo derecho, y del venerable Giuseppe Bartolomeo Menochio en la base.

Cruz pectoral del Papa León XIV. Foto: Vatican Media
Cruz pectoral del Papa León XIV. Foto: Vatican Media

Esta cruz fue un regalo de la Curia General Agustiniana, con motivo de su creación cardenal, el 30 de septiembre de 2023, y evocan figuras de santidad en la familia agustiniana que encarnan la fidelidad, la reforma, el servicio y el martirio, de los principales testigos de la santidad de nuestra familia agustiniana y una compañía espiritual que lo protege y guía en su ministerio.

El corazón inquieto de un Papa

En la homilía del solemne inicio de su ministerio como sucesor de Pedro, comenzó recordando la naturaleza inquieta de nuestro corazón, un corazón agradecido que llama a la unidad en la unidad de corazones y en el amor, citando a San Agustín: “Todos los que viven en concordia con los hermanos y aman a sus prójimos son los que componen la Iglesia” (Sermón 359,9), evoca el inicio de la regla que reúne a sus hijos: “Ante todas las cosas, queridísimos Hermanos, amemos a Dios y después al prójimo…lo primero por lo que se han congregado en comunidad es para que vivan en la casa unánimes y tengan una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios” (Regla I, 1).

Y, como parte no sólo de su identidad religiosa, no se olvidó de la comunión de vida, como otro signo de la espiritualidad de San Agustín, por lo que fue a visitar la Curia General de la Orden para celebrar el cumpleaños del ahora Prior General Fr. Alejandro Moral, OSA.

El encuentro fue testimonio de alegría, fraternidad y la cercanía no sólo de un amigo, sino de hermanos que comparten un mismo caminar, de donde surgió una frase muy estimada y que sin duda retrata su vocación, herencia y corazón como hijo de San Agustín: “ser Papa no significa olvidar ni perder la vocación agustiniana. Estoy cercano a ustedes y a la Orden”.

La historia de amor y vida entre San Agustín y León XIV es la historia del amor que Cristo tiene por su Iglesia, pues la provee de pastores que aman a sus ovejas, de hombres capaces entregados no a la confianza de sus propias fuerzas, sino de la amorosa y siempre sabia voluntad del Señor.

Oremos por el Santo Padre León XIV.



Autor

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