Así quedó la Basílica de San Benito tras su reapertura en Nursia, Italia
La reconstrucción de la Basílica de San Benito en Nursia refleja el poder de la fe que, tras las ruinas, vuelve a levantar esperanza y oración.
En el corazón de Nursia, Italia, se levanta la Basílica de San Benito, construida sobre el lugar donde, según la tradición, nacieron San Benito y Santa Escolástica, fundadores del monacato occidental. Durante siglos, este templo ha sido centro de peregrinación y símbolo de la espiritualidad benedictina, cuyas raíces se extienden por toda Europa a través del lema “Ora et labora” (reza y trabaja).
¿Dónde queda la Basílica de San Benito?
La Basílica de San Benito de Nursia (Basilica di San Benedetto da Norcia) se encuentra en la ciudad de Nursia (Norcia), en la región de Umbría, en el centro de Italia. Está ubicada en la Piazza San Benedetto.
Basílica de San Benito de Nursia: historia, destrucción por el terremoto de 2016 y su reconstrucción
Gravemente dañada por un terremoto en 2016, la Basílica quedó reducida a escombros. Aquel sismo, con una magnitud de 6.6 y epicentro a pocos kilómetros de Nursia, fue el más fuerte registrado en Italia desde 1980. Formó parte de una serie de movimientos telúricos que, entre agosto de 2016 y enero de 2017, devastaron el centro del país, dejando casi 300 víctimas y numerosas localidades destruidas.
En medio de esa tragedia, la reconstrucción del templo se convirtió en un proyecto de esperanza para toda la región de Umbría. Según explicó Paolo Iannelli, de la Superintendencia Especial para las Zonas Afectadas por el Terremoto del Ministerio de Bienes Culturales de Italia, la obra buscaba no solo restaurar un monumento histórico y artístico, sino “devolverle su función como lugar de culto, punto de encuentro para la comunidad local y casa de acogida, descanso y oración para peregrinos de todo el mundo”.
Tras años de trabajo, la Basílica de San Benito fue reabierta al culto a finales de octubre de 2025, recuperando su papel como corazón espiritual de Nursia y como símbolo de resiliencia.
Basílica de San Benito de Nursia reabre: “Un exilio que ha durado nueve años”
Durante la homilía de la Misa de dedicación, el Arzobispo de Spoleto-Norcia y presidente de la Conferencia Episcopal de Umbría (CEU), Monseñor Renato Boccardo, describió los años de espera como “un exilio que ha durado nueve años”, marcado por la incertidumbre y el esfuerzo compartido.
“Las puertas de la basílica se abren hoy para acoger a todos aquellos que vengan aquí a buscar luz y fuerza para el camino de la vida cristiana”, aseguró.
Sin embargo, advirtió que el esplendor del edificio no basta por sí solo para convertirlo en “la casa de Dios entre las casas de los hombres”.
“No puede prescindir de la vitalidad de su comunidad, de la belleza de un pueblo que se edifica en torno a la basílica, comprometiéndose por una sociedad más acogedora y misericordiosa con todos”, añadió.
El Arzobispo subrayó que el verdadero renacimiento no se mide solo en muros reconstruidos, sino en la renovación del espíritu comunitario que da vida a la fe.
¿Quién fue San Benito?
San Benito Abad nació en Nursia alrededor del año 480, en el seno de una familia acomodada del Imperio Bizantino. Enviado a estudiar a Roma, pronto se sintió incómodo con la vida mundana y decidió retirarse a la soledad de los montes al este de la ciudad, buscando servir a Dios en silencio y humildad.
Con el tiempo fundó comunidades monásticas en Subiaco y Montecassino, donde escribió su célebre Regla de San Benito, compuesta por 73 capítulos que orientan la vida comunitaria de los monjes bajo el equilibrio entre oración, trabajo y lectura espiritual. Esta Regla se convirtió en el corazón del monacato occidental y sigue siendo observada hoy en unos 700 monasterios masculinos y 900 casas religiosas femeninas en todo el mundo, incluso en comunidades anglicanas y protestantes.
San Benito es también venerado por su poderosa intercesión. A él se le atribuye protección contra el mal, defensa ante influencias diabólicas y malintencionadas, y ayuda en enfermedades, epidemias y peligros naturales. Su medalla, que lleva grabadas oraciones de exorcismo y fe, es uno de los símbolos más difundidos de la espiritualidad cristiana.
En su homilía, Monseñor Boccardo también recordó la figura de San Benito, patrono de Europa, quien, según escribió San Gregorio Magno, supo “brillar por su virtud en un tiempo de ruina”, en medio de un continente sacudido por invasiones y conflictos.
									
									
                            
                                            

