El día que el Papa Francisco le prometió a la Virgen del Carmen no ver TV

Leer más
COLUMNA

Granito de mostaza

Fe cristiana y ecología

“Es hora de pasar de las palabras a los hechos. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa"

10 julio, 2025

HECHOS
En Buenos Aires, Argentina, del 21 al 24 de agosto de 2010, el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) realizó un Simposio sobre “Espiritualidad cristiana de la ecología”, con el objetivo de realizar “una reflexión y profundización crítica sobre la espiritualidad de la ecología de los pueblos latinoamericanos y caribeños a la luz del espíritu misionero de Aparecida”. En algunos momentos, estuvo presente el cardenal Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de esa ciudad. A mí me pidieron exponer el tema “Ecología y Pueblos Originarios”, donde insistí en que Jesucristo es el fundamento y el centro de la espiritualidad ecológica indígena.

En mi anterior diócesis, se trabajaba mucho en la pastoral de la madre tierra. Se promovían los abonos orgánicos, la construcción de bordos en los terrenos para que el agua no se llevara la buena tierra al río, se luchaba contra la deforestación, se procuraba la medicina a base de yerbas naturales, etc. En mayo de 2011, dedicamos la Asamblea Diocesana a la Pastoral de la Tierra según el Magisterio de la Iglesia. A raíz de esta Asamblea, elaboramos un Plan Diocesano para atender esta pastoral. Del 22 al 25 de enero de 2014, realizamos un Congreso Diocesano sobre este asunto. Para que no todo quedara sólo en asunto ecologista y medioambientalista, Mons. Enrique Díaz, entonces Obispo Auxiliar allá, expuso el tema: “Espiritualidad de la Tierra”. Pablo Richard, de Costa Rica, nos habló sobre “La Madre Tierra en la tradición bíblica”. Yo compartí sobre los documentos entonces existentes al respecto en la Doctrina Social de la Iglesia.

El 24 de mayo de 2015, el Papa Francisco publicó su Encíclica Laudato si, con un profundo análisis científico sobre el cuidado de la casa común, con una profundización en las razones bíblicas y teológicas que impulsan esta pastoral. Sin embargo, a diez años de este documento, muchas iglesias locales no han asumido esta preocupación pastoral. No se nota que le den importancia, menos que sea una prioridad. En muchos lugares, casi toda la pastoral se reduce a las celebraciones sacramentales y a su preparación; la pastoral profética no aterriza en este cuidado amoroso de la madre tierra, como si no tuviera nada que ver con la evangelización; la pastoral social diocesana y parroquial no tiene personas y programas que atiendan esta dimensión.

ILUMINACION

El Papa León XIV, en una sana continuidad con lo expuesto por los Papas Benedicto y Francisco, ha insistido en esta dimensión de la pastoral eclesial. En su mensaje para la X Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación 2025, nos dice:

“En diversas partes del mundo es ya evidente que nuestra tierra se está deteriorando. En todas partes, la injusticia, la violación del derecho internacional y de los derechos de los pueblos, las desigualdades y la codicia que de ellas se derivan producen deforestación, contaminación y pérdida de biodiversidad.

Aumentan en intensidad y frecuencia los fenómenos naturales extremos causados por el cambio climático inducido por las actividades antrópicas, sin tener en cuenta los efectos a medio y largo plazo de la
devastación humana y ecológica provocada por los conflictos armados.

Parece que aún no se tiene conciencia de que destruir la naturaleza no perjudica a todos del mismo modo: pisotear la justicia y la paz significa afectar sobre todo a los más pobres, a los marginados, a los excluidos. En este contexto, es emblemático el sufrimiento de las comunidades indígenas. Y eso no es todo: la propia naturaleza se convierte a veces en un instrumento de intercambio, en un bien que se negocia para obtener ventajas económicas o políticas. En estas dinámicas, la creación se transforma en un campo de batalla por el control de los recursos vitales, como lo demuestran las zonas agrícolas y los bosques que se han vuelto peligrosos debido a las minas, la política de la ‘tierra arrasada’, los conflictos
que se desatan en torno a las fuentes de agua, la distribución desigual de las materias primas, que penaliza a las poblaciones más débiles y socava su propia estabilidad social.

Estas diversas heridas son consecuencia del pecado. Sin duda, esto no es lo que Dios tenía en mente cuando confió la Tierra al hombre creado a su imagen. La Biblia no promueve el dominio despótico del ser humano sobre lo creado. Al contrario, es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada, y recordar que nos invitan a ‘labrar y cuidar’ el jardín del mundo. Mientras ‘labrar’ significa cultivar, arar o trabajar, ‘cuidar’ significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar.

Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza. La justicia ambiental —anunciada implícitamente por los profetas— ya no puede considerarse un concepto abstracto o un objetivo lejano. Representa una necesidad urgente que va más allá de la simple protección del medio ambiente. En realidad, se trata de una cuestión de justicia social, económica y antropológica. Para los creyentes, además, es una exigencia teológica que, para los cristianos, tiene el rostro de Jesucristo, en quien todo ha sido creado y redimido. En un mundo en el que los más frágiles son los primeros en sufrir los efectos devastadores del cambio climático, la deforestación y la contaminación,
el cuidado de la creación se convierte en una cuestión de fe y de humanidad”.

ACCIONES

¿Qué hacer? Como dice el Papa León XIV: “Es hora de pasar de las palabras a los hechos. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana…Que la encíclica Laudato si’ siga inspirándonos y que la ecología integral sea cada vez más elegida y compartida como camino a seguir”.