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COLUMNA

Granito de mostaza

Dinero mafioso

Es voz común que diferentes carteles en el país han influido en los procesos electorales, metiendo mucho dinero a las campañas, para que queden las autoridades que ellos después manejan.

7 febrero, 2024
Dinero mafioso
Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel

MIRAR

El líder local de un grupo armado que se dedica a la extorsión de pequeños productores del campo y de todo tipo de comerciantes, ha comprado casas y terrenos, no porque se los ofrezcan, sino porque le gustan y exige que se los vendan; no le importa el precio que le pongan en millones; paga de inmediato al contado. Lo que le interesa es tener más y más posesiones. Y todos los que conocen sus antecedentes, platican que se fue de joven a Estados Unidos, pero de allá varias veces lo expulsaron por vagabundo, borracho y drogadicto. Regresó a su pueblo sin dinero; se unió a grupos criminales regionales, y ahora anda en muy buenos vehículos, organiza ruidosas fiestas y se siente muy poderoso. Se ha enriquecido con un dinero mafioso, no por su trabajo honrado y constante.

Es voz común que diferentes carteles en el país han influido en los procesos electorales, metiendo mucho dinero a las campañas, para que queden las autoridades que ellos después manejan. Es muy difícil comprobar esto, pero cuando el río suena… Hace años, durante las campañas para presidentes municipales, uno de los candidatos pidió hablar conmigo. Entre otras cosas, le dije que varias personas me decían que él estaba apoyado por grupos armados criminales; lo negó rotundamente. Salió triunfante y, a los pocos meses, me confió que había tenido que negociar con ellos, porque de lo contrario no lo dejaban gobernar.  ¡A cuántos candidatos y dirigentes han asesinado, porque no aceptan sus condiciones!

El gobierno federal niega que esto suceda, pero nosotros tenemos otros datos. El dinero de las mafias es muy poderoso, y como tienen armas de grueso calibre, ¡ay de aquél que no se doblega ante sus exigencias!

Obispos de Sicilia y del sur de Italia suspendieron la prescripción de que debe haber padrinos en el bautismo y la confirmación, porque los papás escogían como padrinos a capos de las mafias italianas, como una forma de protegerse, sin tener en cuenta su estilo de vida corrompida por el tráfico de drogas y por los asesinatos que cometen para tener dinero.

Puede haber también dinero mafioso en grupos de poder empresarial, político y gubernamental. Como Iglesia, no estamos exentos. Hacen alianzas para ganar más dinero, para tener más bienes, para lograr determinados puestos. ¡Es muy difícil resistir la tentación de enriquecerse de una forma inmoral!

DISCERNIR

El Papa Francisco dijo estas duras palabras a esos grupos mafiosos: “A los hombres y mujeres mafiosos: por favor, cambiar de vida, convertíos, parad de hacer el mal, que nosotros rezamos por vosotros, convertíos. Lo pido de rodillas y por vuestro bien. Esta vida que vivís ahora no os dará placer, no os dará alegría, no os dará felicidad. El poder, el dinero que tenéis ahora, de tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos, está ensangrentado, es poder ensangrentado y no podréis llevarlo a la otra vida. Convertíos, todavía hay tiempo para no terminar en el infierno, que es lo que os espera si continuáis en este camino. Habéis tenido un padre, una madre, pensad en ellos. Llorad un poco y convertíos” (21 de marzo de 2014).

En su visita a México, en el discurso que nos dirigió a los obispos en la catedral metropolitana de la Ciudad de México, nos dijo:

“Me preocupan particularmente tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte en cambio de monedas que, al final, «la polilla y el óxido echan a perder, y por lo que los ladrones perforan muros y roban» (Mt 6,20). Les ruego por favor no minusvalorar el desafío ético y anti cívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia.

La proporción del fenómeno, la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión, como metástasis que devora, la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros, Pastores de la Iglesia, refugiarnos en condenas genéricas, sino que exigen un coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral para contribuir, gradualmente, a entretejer aquella delicada red humana, sin la cual todos seríamos desde el inicio derrotados por tal insidiosa amenaza. Sólo comenzando por las familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando a las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad; sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas, sea la vida de quien muere como víctima, sea la de quien delante de Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada” (13-II-2016).

ACTUAR

En vez de sólo lamentar y denunciar estos hechos, hagamos cuanto podamos por educarnos y educar en el valor del trabajo honrado, aunque no seamos muy ricos. Tener tranquila la conciencia, viviendo de acuerdo con la Palabra de Dios, vale más que todo el dinero del mundo.