¿Qué características tienen las relaciones sanas? 5 hábitos que fortalecen la conexión emocional
Las relaciones sanas se caracterizan por ciertos hábitos que cultivan y mantienen la buena salud mental. Así puedes trabajarlas.
Las relaciones humanas son esenciales para la vida de cualquier persona, sobre todo porque si recordamos que una de nuestras dimensiones como persona es la sociabilidad, el vínculo con los demás nos ayuda, sobre todo como adolescentes, a nuestro proceso de autodescubrimiento y a la formación de nuestra identidad.
Por lo anterior, cuidar cómo son nuestras relaciones no solo es importante para el bienestar social, sino que también juegan un papel vital en nuestra salud emocional y mental; sobre todo las relaciones sanas, las cuales se caracterizan por ciertos hábitos que cultivan y mantienen la buena salud mental, actuando como un soporte sólido en la vida de los jóvenes.
5 hábitos que nos ayudan a mantener relaciones sanas
1. Comunicación: una de las piedras angulares de cualquier relación sana es la comunicación abierta y honesta, lo que significa poder expresar lo que sentimos y lo que queremos sin miedo a crítica o al “qué pensarán de mi”, lo que me lleva a ser auténtico y, por ende, ayuda a abrir un canal de comunicación para los demás; esta es la razón por la cual Virginia Satir, una terapeuta familiar muy reconocida, nos dice que “la comunicación es para una relación lo que el oxígeno es para la vida” (Satir, 1989, pág. 35).
Para los adolescentes, aprender a comunicar lo que sienten, piensan y necesitan, sin temor a la crítica y a ser juzgados es crucial para establecer relaciones enriquecedoras, por ello el diálogo abierto y honesto ayuda a resolver conflictos y evitar suposiciones y prejuicios, lo que lleva a fortalecer sus relaciones con los demás.
2. Respeto mutuo: otro hábito fundamental en una relación saludable es el respeto mutuo, ya que una cosa es la confianza en la comunicación, pero, si, además, respetamos y valoramos las opiniones, sentimientos y necesidades de los demás, generamos un mejor vínculo con los demás y nos permite generar relaciones recíprocas y genuinas.
Por lo anterior, es vital entender que cada persona es única y merece ser tratada con dignidad y consideración, pero sólo en la medida en la que seamos capaces de “buscar primero comprender, luego ser comprendido” (Covey, 2019, pág. 311), ya que ésta es clave para construir el respeto mutuo en cualquier relación. Esta práctica permite ver a los demás como iguales y buscar comprender las diferentes perspectivas de los demás.
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3. Establecer límites: para lograr lo anterior es necesario respetar límites claros y auténticos, ya que estos nos ayudan a proteger nuestro espacio personal y emocional y, sobre todo a definir lo que estamos dispuestos a aceptar y lo que no vamos a tolerar de una relación. En ese sentido, establecer límites saludables es una habilidad importante que permite mantener tu autonomía mientras interactúas con los demás; sin embargo, debido a que establecer límites implica reconocer y comunicar cuándo una acción o situación no se siente bien, es necesario recordar nuestro diálogo honesto y la confianza previa para mantener el equilibrio entre lo que damos y lo que recibimos de manera respetuosa.
4. Empatía: la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y entender su perspectiva o sentimientos, lo que, como hemos dicho es una virtud para mantener una relación sana; sobre todo porque la empatía permite que las personas se apoyen mutuamente, especialmente en momentos difíciles. Cultivar la empatía entre las personas es fundamental, ya que esta habilidad puede convertir cualquier relación en un refugio de apoyo y comprensión.
Daniel Goleman, en su trabajo sobre la inteligencia emocional, defiende que “la empatía es la capacidad para sintonizar emocionalmente con los demás. Esa capacidad, que nos permite saber lo que sienten los demás, afecta a un amplio espectro de actividades (desde las ventas hasta la dirección de empresas, pasando por la compasión, la política, las relaciones amorosas y la educación)” (Goleman, 1996, pág. 89), por ello, este tipo de conexión emocional no sólo mejora la calidad de las relaciones, sino que también mejora nuestra salud mental.
5. Tiempo de calidad: lo que ayuda a que todo tenga sentido y coherencia es la habilidad y capacidad de dedicar tiempo de calidad a las relaciones ya que de esta forma podemos desarrollarlas y mantenerlas; sobre todo porque al dedicar tiempo, prestamos atención plena a la persona con la que estamos, ya sea durante una conversación o al realizar actividades justos, sin distracciones externas.
Hoy en día, con la tecnología en nuestras manos y con acceso inmediato a diversos contenidos como TikTok, Instagram o WhatsApp, implica que, para lograr dedicar tiempo de calidad debemos hacer un esfuerzo mayor y consciente para priorizar a las personas por encima de los celulares y otras distracciones, lo que nos ayuda a conectar realmente con los demás y a fortalece los vínculos emocionales, permitiendo que las relaciones florezcan en un entorno de aprecio y atención.
Conclusiones
Podemos decir entonces que las relaciones sanas son una obra en curso que requieren tiempo, esfuerzo y prácticas conscientes: la comunicación honesta, el respeto mutuo, los límites saludables, la empatía y el tiempo de calidad son hábitos que no sólo caracterizan a las relaciones sanas, sino que también refuerzan la salud mental de los adolescentes, aportando una base sólida sobre la cual construir una vida plena. Cultivar estos hábitos crea un entorno propicio para el crecimiento personal, así como fomenta un ambiente donde el apoyo y el amor prevalecen ya que con estas habilidades, estamos mejor equipados para enfrentar los desafíos de la vida mientras nutrimos conexiones significativas y duraderas.
Referencias
Covey, S. (2019). Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Barcelona: Paidós.
Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairos.
Satir, V. (1989). The New Peoplemaking. California: Science and Behavior Books.