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La felicidad de los mexicanos

Se han puesto de moda los índices globales para medir la felicidad de las poblaciones en relación con sus gobiernos, partidos políticos, servicios públicos o niveles de bienestar económico y social; sin embargo, medir este estado de ánimo de las personas puede resultar demasiado subjetivo para tener resultados certeros. Pero lo que es un hecho […]

29 octubre, 2017

Se han puesto de moda los índices globales para medir la felicidad de las poblaciones en relación con sus gobiernos, partidos políticos, servicios públicos o niveles de bienestar económico y social; sin embargo, medir este estado de ánimo de las personas puede resultar demasiado subjetivo para tener resultados certeros.

Pero lo que es un hecho indiscutible, es que en México la población en general tiene una percepción generalizada de insatisfacción en cuanto al desempeño de las instituciones de gobierno y de partidos políticos, y por supuesto, con el curso de la economía. Las encuestas oficiales como las del INEGI sobre medición de la pobreza han determinado un ligero decremento en cuanto al número de pobres; sin embargo, más de 53 millones de mexicanos viven en pobreza y 12 millones en pobreza extrema.

Una de las causas de la infelicidad de los mexicanos es el pésimo manejo de la economía, pues el crecimiento de ésta no se ve reflejado en los bolsillos de millones de ciudadanos. Se percibe el fracaso de las fórmulas tradicionales propuestas por la clase política cuando lo que tanto se prometió con las reformas estructurales en realidad sólo asoma la cabeza hacia el fracaso y la paupérrima satisfacción  para pocos en los que concentran la riqueza nacional.

En ese sentido, propuestas alternativas ya se ponen en la mesa. No provienen de la Secretaría de Economía, del Banco de México o de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Son de la clase empresarial la que, en plena carrera por el poder electoral, da a conocer posibles soluciones de fortalecimiento del Estado de Derecho y seguridad pública: desde la erradicación de la corrupción e impunidad hasta la transformación de las políticas fiscales de forma equitativa, menos agresivas y que reduzcan efectivamente la informalidad, con menores cargas fiscales para pequeñas y medianas empresas e incentivar el crecimiento.

Las propuestas de los empresarios se dirigen también a la forma como se lleva la política social donde se ha demostrado que los programas en ese ramo no han logrado sus objetivos de reducción de la pobreza, y sí se invierten presupuestos altísimos sin modificar sustancialmente el número de pobres. Para ello, los empresarios proponen un salario fijo para los hogares mexicanos como forma de combate a la corrupción que prevalece en la aplicación de programas de desarrollo social y aliviarlos de la infección partidista manipulante en tiempos electorales.

Para lograr el bienestar y felicidad de los mexicanos se deben vencer obstáculos múltiples. Las barreras del egoísmo y de intereses particulares para procurar el bien común porque la corrupción, la injusta distribución de la riqueza y la pobreza se han convertido en abismos que parecen insuperables. La felicidad de millones de mexicanos tiene de raíz la promoción de la plenitud humana en todas sus dimensiones, materiales y espirituales.



Autor

La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores.