Trabajar unidos
A pesar de las aparentes divisiones, luego de las elecciones es un deber trabajar en unidad.
En días pasados, una imagen se hizo viral en redes sociales: un mapa de la Ciudad de México “pintada” de dos colores, claramente dividida por preferencias políticas. Esa imagen es un reflejo de nuestro país tras las elecciones.
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Las elecciones más complejas de la historia moderna de México nos dejaron un escenario igual de complejo, y pasada la “fiesta de la democracia”, es tiempo de comenzar a trabajar en la unidad. Es momento de combatir lo que el Papa Francisco ha llamado “la enfermedad mortal de la división”.
Necesitamos entender que unidos, sintiéndonos hermanos, reconociendo el valor incalculable de toda persona, atentos en particular a quienes sufren y más nos necesitan, hemos de trabajar para levantarnos y superar los numerosos desafíos que tenemos hoy como nación.
“Cada uno, en lo pequeño, puede comprometerse a ser constructor de fraternidad, a ser sembrador de fraternidad, a trabajar en la reconstrucción de lo que se ha roto, en vez de alimentar la violencia. Promovamos el diálogo, el respeto por el otro, la custodia del hermano, la comunión”, pidió el Papa Francisco en una Misa celebrada en la Basílica de San Pedro para los fieles de Myanmar que residen en Roma.
Por eso, hacemos un llamado a la sociedad a dejar de lado las diferencias —especialmente las políticas— y construir a partir de lo que nos une: el deseo de un país próspero y pacífico, donde prevalezca el bien común y se ofrezcan oportunidades de desarrollo para todos.
A los gobernantes electos queremos reiterarles su responsabilidad con la sociedad: servir. Es momento de demostrar por qué fueron elegidos y de caminar en miras de construir proyectos conjuntos en favor de los más necesitados.
Finalmente, como Iglesia, reafirmamos nuestro compromiso para trabajar en la construcción de un México mejor. Para esto, es indispensable respetarnos en nuestras legítimas diferencias y trabajar por la fraternidad entre los creyentes, y así colaborar en la construcción del Reino de Dios en la sociedad.
En palabras del Papa Francisco: Estamos llamados a cuidar la unidad, a tomar en serio esta apremiante súplica de Jesús al Padre: que sean uno, que formen una familia, que tengan el valor de vivir vínculos de amistad, de amor, de fraternidad.