Permanecer unidos: la diferencia entre ganar y perder
Que el mejor resultado de estas elecciones sea la reconciliación, la unidad, el diálogo, el respeto y la escucha entre mexicanos.
Pasado el tiempo de campañas y realizadas las elecciones de este 2 de junio, no podemos decir que hubo un saldo favorable. En el camino, decenas de aspirantes a cargos públicos perdieron la vida, algunos de ellos incluso en la última semana de campaña, muertes a las que no podemos permanecer indiferentes y reducirlas a una cifra. Eran seres humanos, historias, proyectos de servicio para el bien común que fueron cortados violentamente.
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Elevamos nuestras oraciones por su eterno descanso, por sus familiares y amigos, y también para que haya justicia para cada uno de ellos.
Después de este tiempo, vemos también, cosas que tienen que cambiar, como la manera de hacer campaña. No es necesario, por ejemplo, llenar de propaganda, que a partir de mañana se convertirá en basura electoral, las calles de un país. Las nuevas tecnologías de la información y la creatividad, deben llevarnos a un siguiente nivel en futuras elecciones.
Y quizá lo más importante: el proceso electoral no tiene por qué dividirnos. No es una lucha de buenos contra malos, ni es un espacio para sacar el mejor apodo o adjetivo descalificador contra quien piensa diferente.
“En esta pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos, donde vencer pasa a ser sinónimo de destruir, ¿cómo es posible levantar la cabeza para reconocer al vecino o para ponerse al lado del que está caído en el camino? Un proyecto con grandes objetivos para el desarrollo de toda la humanidad hoy suena a delirio”, nos dice el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti.
El ir a votar significa una oportunidad para construir la sociedad que queremos, no una oportunidad para destruir a “nuestro enemigo”, como se llama muchas veces a quien cree en un proyecto diferente.
Hace unos días, la Conferencia del Episcopado Mexicano nos recordaba la diversidad de cada ciudadano mexicano, que alimentaba la riqueza cultural e histórica del país, y que trasciende a lo que pueda creer un grupo de personas o una corriente de pensamiento.
En este sentido, hacemos un llamado a la unidad, a la reconciliación de todos los mexicanos, a respetar los resultados de la elección, y trabajar unidos, de la mano, reconociendo nuestras diferencias, para encontrar a través del diálogo, el respeto y la escucha, el camino que nos permita seguir adelante.
Seamos custodios del legado que tenemos en nuestras manos, respetando nuestras raíces, nuestro mestizaje, la diversidad de nuestro presente, y encontremos en la fraternidad a la que Jesús nos llama a través del Evangelio, las condiciones para abrirle paso a la justicia, unidad, solidaridad y veracidad.
Gane quien gane, si a partir de este lunes, vemos al contrincante como nuestro enemigo, hemos perdido una vez más.