Cada 12 de diciembre México camina unido hacia Guadalupe. Fe, identidad y compromiso ecológico se unen en una tradición que renueva la esperanza.
Cada 12 de diciembre, millones de personas caminan hacia la Basílica de Guadalupe. Lo hacen con cansancio, con promesas, con silencios que pesan y con esperanzas que sostienen. En un país marcado por la polarización, el miedo y la violencia, la imagen de esos peregrinos nos recuerda que México todavía sabe caminar unido.
La Virgen de Guadalupe ha sido, por casi cinco siglos, un punto de encuentro cuando las divisiones parecen irreparables. El acontecimiento guadalupano marcó profundamente el rumbo del Evangelio en el nuevo mundo, transformó la historia de la fe en América, y abrió un camino de reconciliación entre pueblos que se miraban con desconfianza. Bajo su manto, todos encontraron un hogar común.
Guadalupe es, además, un ejemplo de inculturación perfecta del Evangelio. Su figura une culturas, lenguas y sensibilidades porque habla la lengua del corazón. Por eso, incluso quienes no se consideran cercanos a la Iglesia encuentran en ella un símbolo de identidad, dignidad y cercanía humana.
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“En aquel amanecer de diciembre de 1531, Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras. En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”, dijo el Papa Francisco en su homilía en la Basílica de Guadalupe en 2016.
En las peregrinaciones vemos a familias que buscan consuelo, jóvenes que claman por un futuro distinto, migrantes que piden protección, víctimas que anhelan justicia. Cada peregrino en movimiento representa un acto de esperanza que resiste al desencanto social.
Hoy, cuando México necesita puentes y no muros, diálogo y no confrontación, Guadalupe vuelve a recordarnos que somos un mismo pueblo, llamado a reconstruir la confianza y a vencer la indiferencia. Su mensaje escucha, acoge, protege y acompaña.
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Unámonos en oración a la Virgen de Guadalupe, agradeciendo su presencia entre nosotros y pidiendo que bendiga a todos los peregrinos, y nos haga instrumentos de unidad, paz y esperanza para México.
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