La Iglesia y los jóvenes
Tenemos la obligación de transformar nuestro interés por los jóvenes en propuestas y acciones.
Hemos recibido algunas llamadas de nuestros lectores sugiriéndonos más contenidos para los jóvenes; también nos han llegado mensajes sobre la necesidad de involucrarlos para que participen más en las actividades de la Iglesia, y de convencerlos para que acudan a Misa al menos una vez a la semana.
A todos nos interesan los jóvenes y el camino sobre el que tracen su futuro, pero nosotros tenemos la obligación de transformar ese interés en propuestas y acciones que los hagan sentir cobijados por la Iglesia, e identificados con ella.
La Iglesia los necesita. Sin ellos, su futuro y propósito simplemente están cancelados. Pero también ellos necesitan de esta institución, de su protección, de su escucha y del Evangelio del amor.
El Papa Francisco recién hizo pública su Exhortación Apostólica tras el Sínodo de los Jóvenes del pasado mes de octubre, y dejó varios puntos que debemos analizar con profundidad y ejecutar con determinación. Los jóvenes deben ser nuestra prioridad, pero no a partir de las prohibiciones o de ignorar y hacer menos su voz.
El Cardenal Carlos Aguiar Retes tiene claro que escuchar a los jóvenes hará para ellos una Iglesia empática, y por lo pronto, debemos entender que este proceso de evangelización debe ser por el camino del testimonio: un testimonio ejemplar de nosotros para ellos, y un testimonio de ellos para con la sociedad. De esta forma no habrá preguntas incómodas ni difíciles, y mucho menos cuestionamientos que pongan en duda su fe o su cercanía con Dios.
El Arzobispo de México asegura que debemos partir del hecho de que los jóvenes tienen muchas reservas; “sin embargo, a pesar de que éstos puedan expresar que la Iglesia no tiene nada que decirles, lo que sí tienen es sed de Dios”.
Leer: “Jóvenes: Disculpen si no los hemos escuchado”, Papa en clausura del Sínodo
Vivimos tiempos que exigen determinación y firmeza, pero también escucha y reconciliación. Es importante que, como sociedad y como Iglesia, abonemos el camino para una generación de jóvenes más comprometidos con su entorno, en lo social y en lo político, a partir de su espiritualidad. Recordemos, en palabras del Papa Francisco, que los jóvenes cristianos son levadura de paz en el mundo. Desde la fe asume también el compromiso de escucha con los jóvenes, y a partir de la próxima edición, incluiremos una nueva sección a través de la cual ellos podrán debatir, discutir y opinar en torno a los temas que ellos mismos propongan. Esperamos sus sugerencias.