Hacer visible la violencia y acompañar a las víctimas
La visita del Nuncio Apostólico, Franco Coppola, a Aguililla, no puede echarse en saco roto, pues es parte de la “Iglesia en salida” que el Papa pide.
En su reciente visita a Aguililla, Michoacán, zona de conflicto permanente entre bandas rivales criminales, el Nuncio Apostólico, Franco Coppola, recordó la tradición que gira en torno al apóstol san Pedro, a fin de ilustrar la importancia de hacer frente, como Iglesia, a las situaciones que ponen en peligro al Pueblo de Dios.
El representante del Papa Francisco en México explicó que, según la tradición, cuando Nerón perseguía a los cristianos, acusándolos de haber provocado el incendio en Roma, y san Pedro huía de la ciudad, en su camino se encontró con Jesucristo, a quien le preguntó: “¿Quo vadis, Domine?” (¿A dónde vas, Señor?), a lo que Él respondió: “Si tú abandonas a mi pueblo, volveré a Roma a ser crucificado por segunda vez”. En ese momento, Pedro vio claro el deseo de Jesús: no debía huir.
Monseñor Franco Coppola, en su valiente visita a Tierra Caliente, ha dado testimonio de lo que un pastor está llamado a hacer por sus ovejas: convocarlas, hacerles sentir su presencia, alimentarlas y darles paz. Lo que hemos visto es un testimonio ejemplar que no sólo la Iglesia agradece, sino que ha sido aplaudido por la sociedad entera, que ve en este hecho una luz de esperanza frente a la violencia implacable que sufre el país.
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Ante la oveja herida, el pastor no concibe otra opción que ir a su encuentro para atenderla, cuidarla y sanarla. Y el Nuncio Apostólico ha hecho esto con una diligencia digna de enfatizar. Bastó que el obispo de Apatzingán, monseñor Cristóbal Ascencio García, manifestara su preocupación por lo que estaba padeciendo su grey, para que el representante del Papa decidiera visitar la “zona de guerra”, con el riesgo que esto conlleva.
“Yo vine a Aguililla porque me parecía que era como subir al Gólgota, al lugar donde Jesús fue crucificado. Fue matado injustamente por razones de poder, por gente envidiosa”, dijo en su mensaje el Nuncio, durante la Misa que ofreció por la paz en ese municipio michoacano; un municipio que se niega a renunciar a sus derechos, a una vida digna, libre y sin miedos.
En esta visita histórica, el Sr. Nuncio ha dado un mensaje a todo el país, en el sentido de que es necesario voltear a ver a los más vulnerables, a las víctimas, a los que sufren a causa del crimen organizado, tal como el Papa Francisco ha insistido una y otra vez, y algo en lo que también ha venido trabajando incansablemente el propio obispo Ascencio desde hace tiempo.
El Nuncio ha ido más allá al llamar a que se hagan todos los esfuerzos para hacer visible la violencia que vive México, no solo para que las comunidades afectadas se sientan acompañadas, sino para que los grupos delictivos detengan su acción. Esa es la gran tarea pendiente, y debe realizarse en conjunto.
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La visita del Nuncio Apostólico a Aguililla no puede echarse en saco roto. El acompañamiento a las víctimas que ha hecho el obispo Ascencio y que vino a reforzar el Nuncio, es parte de la “Iglesia en salida” que el Papa Francisco quiere; y la diligencia, valentía, firmeza y claridad en el mensaje de Su Excelencia, se agradecen porque marca la ruta a seguir en la Iglesia mexicana; una ruta que demanda de cada miembro de la comunidad católica un compromiso igual de grande.
En este domingo en que celebramos a Jesucristo, Buen Pastor, queremos expresar nuestro agradecimiento y reconocimiento al Sr. Nuncio Franco Coppola. ¡Que el Señor lo bendiga!
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