Escuchar para convertirnos
La pandemia evidenció la urgencia de caminar a un futuro que privilegie la escucha, el compromiso con el bien común y la atención a los menos favorecidos.
Han pasado dos años del inicio de la pandemia, y a veces pareciera que no queremos aceptar que nuestra sociedad no volverá a ser como antes; vivir en la nostalgia del pasado, anhelando lo que fue, queriendo regresar a una época que no volverá, o peor aún, viviendo hoy como si nada hubiera pasado.
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Este tiempo evidenció la urgencia de encaminarnos a un futuro que privilegie la escucha, el discernimiento, el compromiso con el bien común y la atención a los menos favorecidos.
El Papa Francisco ha pugnado por una Iglesia en salida, que se juega su fidelidad amando a Cristo en el prójimo, especialmente en el alejado y descartado; que se atreva a escuchar las nuevas urgencias sociales y a transformarse a sí misma para responder a ellas.
Desde casi el inicio de la pandemia, el Cardenal Carlos Aguiar, quien este fin de semana cumple cuatro años como Arzobispo Primado de México, ha planteado tres puntos esenciales que guíen nuestra pastoral para responder a las urgencias de la pandemia y a los retos que el cambio de época nos impone:
En primer lugar, la espiritualidad de comunión vivida de manera efectiva; es decir, impulsar una estructura de colaboración más cercana a las personas, para lo cual se hicieron dos grandes cambios. Por un lado, dos vicarías pastorales arquidiocesanas que animan la evangelización que los laicos, consagrados y sacerdotes realizan en parroquias, ambientes y experiencias socio-caritativas, y por otro lado, la reconfiguración del ministerio que los obispos auxiliares ofrecen, pasando de una organización territorial a una función arquidiocesana.
En segundo lugar están los ejercicios de sinodalidad, de escucha y discernimiento comunitario. Asumiendo el largo camino sinodal recorrido en esta Arquidiócesis, se explicó la metodología de consensos como una herramienta para escuchar y discernir juntos. Más de mil personas trabajaron con esta metodología a nivel de decanatos y a partir de su discernimiento se impulsaron las asambleas parroquiales para que cada parroquia decida, desde su realidad, cuáles son sus prioridades y cómo deben acercarse a la gente.
Estos dos ejercicios prepararon la Visita Pastoral que en octubre pasado dio inicio, y que terminará en 2023; sin duda será un ejercicio de animación pastoral, escucha y discernimiento comunitario.
En tercer lugar se inició el camino hacia una conversión pastoral que responda a las urgencias actuales y a los cambios de época que estamos viviendo.
Esta conversión pastoral ya la comenzamos a observar algunas iniciativas inéditas de parroquias, congregaciones y movimientos laicales para acercarse a la gente más necesitada durante la pandemia. Destacan los esfuerzos que tanto las parroquias como la propia Arquidiócesis han hecho a través de las plataformas digitales, que también se han convertido en un espacio de escucha y cercanía.
Preocupado por los estragos que ha traído la pandemia en la fe y la participación comunitaria de los fieles, el Arzobispo está impulsando una campaña para revitalizar la fe de todos sus fieles; de tal forma que se anime a sacerdotes y laicos a convertirse, a reunirse una vez más en comunidad para orar y salir a encender el corazón de todos los alejados con el fuego del Espíritu.
“Todos tenemos oídos, pero muchas veces no logramos escuchar. Atrapados en nuestras prisas, con mil cosas que decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a escuchar a Dios que nos habla”, nos dice el Papa Francisco. Abramos los oídos para escuchar las urgencias de nuestro prójimo y atrevámonos a convertirnos para responder con fidelidad a Cristo.