Acabemos con la miseria
Debemos aceptar que nos necesitamos entre individuos, pueblos y naciones para que nadie viva en la miseria.
Un rasgo común en todo ser humano –desde antes de nacer y hasta su muerte– es el hecho de estar necesitado: de protección, de cariño, de alimento, de salud, de educación, de seguridad, de ideales. El que nace en un palacio necesita tanto como quien es dado a luz en la chabola más insignificante: en esa medida todos nacemos pobres.
La diferencia viene cuando la ambición y el ansia de poder –generadores de la miseria más tremenda y de la abundancia más grotesca– se contraponen a la adecuada distribución de bienes y a la ordenada convivencia social. Tarea de políticos y empresarios, de científicos y líderes de todo tipo, es la búsqueda de equilibrios para que nadie viva en la miseria, y más bien aceptemos que nos necesitamos entre individuos, pueblos y naciones.
Jesús siempre denunció la riqueza como resultado de abusos y opresiones, como producto final de un corazón cerrado en el egoísmo. Y también alabó la pobreza como apertura a la fraternidad solidaria y al reconocimiento de nuestra natural dependencia interpersonal.
“A los pobres los tendrán siempre con ustedes”, respondió Jesús al ambicioso Judas (Jn 12,3-8) que argumentó la venta de un costoso perfume para dar el dinero a los pobres; bien podemos suponer que Jesús afirma que la pobreza no se resolverá con dádivas, sino con la promoción constante de quien más necesita y sin intenciones escondidas. Con Jesús, la pobreza se vive como parte de la condición humana. Con Jesús, siempre hemos de rechazar la miseria desde sus raíces.
Urge seguir asumiendo las directrices y sugerencias que el Papa Francisco ha expresado en su encíclica Laudato Si’ (nn. 222-227) en donde particularmente habla de la espiritualidad cristiana, generadora de una actitud humilde y serena que nos ha de llevar al gozo y la paz, hasta asumir libre y liberadoramente la particular condición de cada hombre y el respeto a toda la creación.
En la revista impresa Desde la fe, que se publica este 22 de septiembre, se presentan una serie de artículos sobre la pobreza material y social en la Ciudad de México. Comparte el trabajo que realizan diversas organizaciones para atender la situación de vulnerabilidad en la que viven millones de personas, y otras más que colaborarán en la Megamisión a la que ha convocado el Cardenal Carlos Aguiar Retes en la Arquidiócesis de México.
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