Hechos contrarios a las palabras

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COLUMNA

Ángelus Dominical

Mándame un abrazo, por favor

Casi en tono de experimento envié este mensaje a varias personas: "Mándame un abrazo, por favor". Sus respuestas provocaron esta reflexión.

27 febrero, 2022
Mándame un abrazo, por favor
P. Eduardo Lozano en Ángelus Dominical

CASI A TONO DE EXPERIMENTO envié un mensaje –igualito- a varias personas que figuran en mi directorio telefónico, y recibí de amigos y familiares, de conocidos y feligreses diversos una serie de respuestas que me ayudaron a conocer y reflexionar sobre lo que nos ha sucedido a tantos durante la pandemia…

“MÁNDAME UN ABRAZO, por favor”, así de sencillo y escueto lancé el mensaje (en whatsapp) que para algunos se convirtió en complicado e inquietante, para muchos otros –sin más- fue oportunidad de un saludo alegre y jovial, de una vinculación breve y vivaz…

CON TODO GUSTO RECIBÍ –así me los enviaron- abrazos virtuales en donde campa la imaginación y la fantasía (unos changuitos en la selva con un efusivo abrazo), el afecto y la sencillez (una pareja de búhos querendones), el diseño y el arte (dibujos de amistad y besos), la investigación y cultura (una lista de la palabra abrazo en varias lenguas), también como abrazo me enviaron la canción “Amor sin límites” cantada por José Luis Perales…

LA DUDA Y PREOCUPACIÓN también aparecieron preguntando si algo malo me sucedía, que si estaba enfermo, que si me habían asaltado, que si ya me había contagiado del bichito pandémico, que si me habrían dado alguna noticia nefasta, que si había dormido bien, que qué cosa me angustiaba…

TRES LLAMADAS telefónicas se sucedieron con el afán de escucharme en vivo y a todo color y al teléfono nos preguntamos unos por otros, nos reímos, dimos probable cita para encontrarnos a la brevedad, y –por supuesto- nos abrazamos con la voz…

TAMBIÉN HUBO UNO con quien la cercanía y la confianza es de hace muchos años y me escribió su respuesta con desparpajo y desfachatez: “¡No juegues!, si tú ya estás muy abrazado y muy apapachado; amolados nosotros, los que ya no tenemos ni padre, ni madre, ni perro que nos ladre!”…

HA PASADO UN MES de aquel mensaje y las respuestas me siguen dando motivo para reflexionar, y ya casi suavizada la cuarta ola de pandemia, también ha sido ocasión para volver a ofrecer un abrazo respetuoso y precavido a quienes se han acercado con algún motivo especial a este servidor…

YA SON DOS AÑOS de las restricciones sociales que nos ha marcado el riesgo de contagio, pero también son dos años en que nos hemos ingeniado para no perder la capacidad creativa, el impulso al encuentro, la satisfacción de la relación humana; dos años en que hemos crecido ante la adversidad…

ES MUY CIERTO QUE también ha habido quienes se han atrincherado en sus hogares víctimas del pánico, que han limitado groseramente su trato y se han “encarcelado” en sus pensamientos y sentimientos; tal vez no se han contagiado del virus biológico pero los ha pescado un virus psicológico mayor y acaso más peligroso…

LAS VACUNAS TIENEN su rango de efectividad sin duda alto y su grado de aceptación sin duda bajo; nadie ha dicho que son la solución total y absoluta, más bien se ha insistido que una alimentación adecuada, que la ventilación constante, que la limpieza de manos y superficies asideras, así como un actitud alegre y esperanzadora, el buen humor y la risa, son elementos que nos fortalecerán para ésta y las pandemias que vengan…

SOLEMOS IMAGINAR a Jesús de Nazaret cruzando aquellos lugares de Galilea y Judea pero como si fuera rodeado de un nimbo protector o de una burbuja divina que todo lo puede, todo lo sabe, todo lo hace, todo lo tiene y nada le perturba; la realidad es que ciertamente Jesús anduvo todos los rumbos como hijo de José y María, como el carpintero y vecino, que en su momento inició su vida pública y se aumentaron todo tipo de riesgos (incluso higiénicos y logísticos)…

SABEMOS BIEN que toreó a quienes se opusieron a su predicación, pero más sabemos que se acercó a enfermos y descartados, que tocó al leproso y al muerto que llevaban a enterrar (¡horror para los fariseos!), que se hizo cercano con el abrazo de su presencia, con el abrazo de su palabra, con el abrazo de su perdón, que también abrasó (así, con “s”) con sus denuncias y acusaciones a los que se abrazaron a su hipocresía y banalidad…

YO TE RECOMIENDO que veas el modo de abrazar a quienes les debes afecto y respeto, y que no te confundas como quienes piensan que haciendo caravanas a criminales van a lograr la pacificación del país; para lograr la paz, hace falta trabajar en serio por la paz…