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Con tecnología de punta, retiran de la Catedral de México las esculturas La Fe y la Caridad

Carlos Villa Roiz

Fueron necesarias casi 12 horas de trabajos especializados para que se retiraran de la Catedral Metropolitana de México las esculturas tituladas La Caridad y La Fe, que fueron realizadas por el prestigiado artista y arquitecto español Manuel Tolsá, quien dispuso hace 204 años que fueran colocadas a 45 metros de altura, sobre la torre del reloj del templo.

Estas dos esculturas forman parte de una trilogía dedicada a las virtudes teologales, sin embargo, la escultura titulada La Esperanza se vino abajo con el sismo del 19 de septiembre, por lo que las autoridades consideraron conveniente, como una medida precautoria, bajar las otras dos en espera de una decisión que se tendrá que tomar acerca de si en un futuro se colocan réplicas de fibra de vidrio hechas con molde o si se reponen las originales en su sitio original.

Como las tres esculturas no estaban ancladas a la torre, como se acostumbraba con una pieza de bronce, se especula que posiblemente se debió a que la Catedral de México fue terminada en 1813, durante la Guerra de la Independencia.

Para bajar las esculturas tituladas La Caridad y la Fe, se requirió de una grúa de 150 toneladas de capacidad de carga que fue instalada a 35 metros de distancia de la fachada y un brazo de 60 metros de largo.

Lo que más tiempo  demandó en este proceso, que fue perfectamente calculado en cada una de sus etapas, fue el sujetar las esculturas, que de acuerdo con el Arq. Raúl Delgado Lemus, Director General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Nacional, “se prefiguró una red con bandas muy resistentes de poliéster y fibra de carbono llamadas eslingas, para envolverlas. Estos materiales tienen una textura suave que no daña a las esculturas pétreas.”  

Los trabajos comenzaron al filo de las 8:00 horas, y a las 15:40 horas, descendió con la monumental grúa la primera escultura: La Caridad, de 2. 5 toneladas de peso. Lo primero que llama la atención son los finos trabajos del escultor pues da la impresión de que el artista la esculpió para que fuera contemplada de cerca y no a una altura de 45 metros.



Posteriormente se procedió a bajar La Fe, de un peso similar. Esta escultura tiene mayores daños que la primera, y han sido causados al haber estado expuesta a la intemperie durante más de dos siglos. El Arquitecto Delgado hizo referencia a los vientos, la lluvia ácida, y los cambios climáticos que pueden oscilar entre los 7° y los 40 ° centígrados, al paso de las estaciones.

Las esculturas fueron colocadas temporalmente bajo techo, con la ayuda de un montacargas, en la zona de la curia de la catedral, a donde acudirán restauradores para realizar estudios de los materiales usados y posteriormente restaurar las fisuras, fracturas, hongos y escamas que presentan. Al parecer, el tipo de piedra que se usó fue del tipo Chilucas.

En todo este proceso de conservación participaron especialistas de varias instituciones encabezadas por la Secretaría de Cultura, entre ellas, Sitios y Monumentos, el INBA, el INAH. Autoridades del Centro Histórico y del Gobierno de la Ciudad de México.

Al ser entrevistado por la prensa, el Arquitecto Delgado Lemus anunció que esta misma semana, los fieles podrán acceder al templo por las puertas del frente, una vez superado el riesgo de que estas esculturas se pudieran caer.

 





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