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¿Qué celebramos el Jueves Santo? (Por la tarde)

DLF Redacción   Misa de la Cena del Señor Como a las 5 de la tarde, la Iglesia celebra la Misa de la Cena del Señor, introduciéndose así al Triduo Pascual: pasión, muerte y resurrección (Viernes, Sábado y Domingo de Pascua). Este día hacemos memoria de la Última Cena de Jesús, de su entrega, de […]

DLF Redacción

 

Misa de la Cena del Señor

Como a las 5 de la tarde, la Iglesia celebra la Misa de la Cena del Señor, introduciéndose así al Triduo Pascual: pasión, muerte y resurrección (Viernes, Sábado y Domingo de Pascua). Este día hacemos memoria de la Última Cena de Jesús, de su entrega, de su amor sin límites, de la inauguración de la nueva alianza por medio de su sangre derramada en la Cruz, es decir, la institución de la Eucaristía, anuncio del sacrificio de Cristo y de su resurrección.

¿Se han fijado cómo el sacerdote, antes de impartir la comunión, mostrando la Hostia consagrada, dice, “éste es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo…” ? Pues en ese momento hace referencia al simbolismo del nuevo Cordero sacrificado para librarnos de la muerte y que se nos da en cada Misa que celebramos para que, comulgando, participemos de la nueva Pascua.

 

El lavatorio de los pies

Curiosamente este día, que es la fiesta de la institución de la Eucaristía, la liturgia no nos muestra uno de los Evangelios que narra el acontecimiento y, en cambio, nos pone el Evangelio de san Juan, que es el único evangelista que no nos habla directamente de la institución de la Eucaristía. Este no es un olvido de la liturgia, ya que en la segunda lectura, en palabras de san Pablo, se nos presenta el relato más antiguo que tenemos de la institución de la Eucaristía, escrito antes que los cuatro Evangelios (año 57).

Es gratificante constatar que ya los primeros cristianos se reunían a celebrar la Misa como nosotros lo hacemos hoy. El Evangelio de Juan nos habla del mandato de la Caridad, unido a la institución de la Eucaristía, como para hacernos ver la presencia de Cristo en este sacramento, que es sinónimo del amor que debe haber entre hermanos y para con los hermanos.

Este día los sacerdotes de todo el mundo, lavan –en persona de Cristo– los pies a doce fieles (generalmente hermanos necesitados, enfermos, pobres, niños, etc.) que representan a los apóstoles. En la liturgia hay algunas peculiaridades; por ejemplo, se canta el Gloria solemnemente como signo de fiesta y durante su canto repican las campanas, pero terminado ese canto, ya no se vuelven a usar las campanas hasta la Vigilia Pascual.

Este día de la Divina Institución hagamos un esfuerzo por recibir la sagrada comunión, debidamente preparados.

 

El monumento y la urna

La liturgia pide que, al terminar la Misa de la Cena del Señor, se traslade solemnemente la Eucaristía a un monumento bellamente adornado y se ponga dentro de una urna, cuya llave guarde celosamente el sacerdote. Hasta las doce de la noche los fieles visitan al Santísimo así expuesto para manifestar su fe en la presencia real de Cristo en la Sagrada Eucaristía. A las doce de la noche se desnudan los altares, se reserva el Santísimo en un lugar digno fuera del templo, se quitan todos los adornos y las flores porque comienza el Viernes Santo y la Iglesia está desolada por la pasión de Cristo.

Todo esto lo hace el sacerdote en total silencio, sin cantos ni oraciones.

 

La visita de las siete casas

Es una tradición popular que no tenía otro significado que el gusto y la curiosidad de la gente que quería visitar los diferentes templos de su localidad para ver la belleza de los monumentos. La tradición le ha dado un nuevo sentido: el de seguir a Jesús en las diferentes estaciones de su pasión, que comenzó esta noche con la agonía en el huerto.

En algunas parroquias de ambiente tradicional se acostumbra esta noche velar al Divino Preso, poniendo una imagen de Jesús en una cárcel ante la que hacen guardia oran do toda la noche, ellos ya están celebrando el Viernes Santo.

 

Indulgencia Plenaria

La Iglesia concede indulgencia total a los que adoren al Santísimo expuesto en el monumento, por lo menos por media hora, con las condiciones de costumbre: tener la in tención de rechazar el pecado, confesarse o estar en estado de gracia, comulgar y orar por las intenciones del Papa.