El Papa León XIV canonizó a los jóvenes san Carlo Acutis y san Pier Giorgio Frassati

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COLUMNA

Ángelus Dominical

Punto crucial

Vaya mi gratutud enorme en a quienes portan un uniforme (militar, médico, técnico, deportivo) y lo respetan a cabalidad;

6 septiembre, 2025

LA GRACIA PROPIA de un disfraz es muy sencilla: esconder la identidad a todo propósito y con cierta exageración en afán de fiesta, de diversión, de cosa chusca, y –a veces- con intención de engaño: te disfrazas de rana, de ferrocarrilero, de obispo, de momia o “Adelita”, lo mismo que del hombre araña, de Cantinflas o de muñeco de nieve… MÁS QUE DISFRAZARSE, el buen actor se “caracteriza” de Miguel Hidalgo, de Einstein, Nerón, Moctezuma, de alguna virtud o vicio (la libertad o la avaricia), o también de ferrocarrilero, de obispo o “Adelita” y la cosa va más en tono serio y formal, no de burla o carnaval… LAMENTO MUCHO QUE hay quienes se disfrazan de gente común y corriente pero resultan unos estafadores, hay quienes se disfrazan de políticos y no van más allá de ser buscapleitos, hay quienes se disfrazan de médicos, de mecánicos, de repartidores de mercancías, de policías, y no tienen otra intención que engañar, abusar, delinquir… Y AQUÍ VIENE EL PUNTO crucial, pues la identidad de cada quien debería reflejarse en su modo de presentación, en el trato habitual, en la atención de su servicio, en la rectitud de su obrar, en el lugar de su trabajo: si tal persona es electricista, carnicero o futbolista, ya lo queremos ver en su lugar, en su atuendo, en su servicio, y no fuera de sitio ni con un trato indebido… LA MÁS ALTA TRIBUNA de la Nación (así la presumen) se convirtió en improvisado callejón de barrio, y los disfrazados de senadores evidenciaron su calidad de bravucones casi profesionales; ¡de pena ajena, pública y hasta internacional!, pues estorbaron en primeras planas de periódicos de renombre y hasta en memes huidizos como moscas… DE NINGÚN MODO quiero quedarme en queja y lamento, que si bien no había concluido agosto, ya tuvimos la primera semana de septiembre como para recapacitar y ponernos –todos y cada quien- en nuestro propio lugar y sin disfraces: somos ciudadanos y no meros espectadores, somos civilizados y no hemos de estacionarnos en la barbarie, tenemos leyes nobles y suficientes como para acostumbrarnos al pleito barato y la impunidad descarada… VAYA MI GRATITUD ENORME a quienes portan un uniforme (militar, médico, técnico, deportivo) y lo respetan a cabalidad; vaya mi reconocimiento a quienes con overol o mandil -ya en fábricas o cocinas- desempeñan un servicio haciendo auténtica Patria; mis respetos totales a quienes no se disfrazan de choferes de transporte público y son auténticos choferes de transporte público: ¡gracias por su autenticidad!… EL APÓSTOL SAN PABLO (1Cor 13,11) tiene palabras que no dejan de ilustrarnos: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, juzgaba como niño, pensaba como niño, pero ahora soy adulto y dejo atrás las cosas de niño”; ¡exacto!, una lógica elemental nos lleva a ser auténticos, a estar en nuestro lugar, a no vivir disfrazados de qué… TERMINABA YO la frase anterior y me buscaron Alex y Susana, joven matrimonio con su pequeña en brazos: me pedían agua bendita para… para… ¡para que no le hicieran mal de ojo a su niña!, ¡para que las “malas vibras” no le afectaran!; por supuesto que platiqué breve y sabroso sobre la superstición y la magia, pero el punto bello fue cuando le pregunté al papá sobre su ocupación… YO SOY NUTRIÓLOGO, me dijo Alex, y en seguida le cuestioné sobre si una pastillita me iba a nutrir de maravilla: rápido respondió que eso es mentira y los dos entendieron que el agua bendita no la debemos disfrazar de remedio, de anti-brujería, de solución ficticia; redondeamos el diálogo y retomamos lo que hace dos meses aprendieron sobre el bautismo y sus gracias específicas: yo me quedé contento y ellos se fueron felices… LO QUE MENOS ACEPTA disfraz es el hambre, y ya se me está pasando la hora de comer; así que aquí le dejo y démonos a la tarea de sembrar y pedir mayor autenticidad: comida auténtica, albañiles auténticos, políticos auténticos, católicos auténticos; ¡ah!, por cierto, San Carlo Acutis, canonizado hoy mismo, solía decir: “Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”, ¿te cuadra la frase?…