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COLUMNA

Ángelus Dominical

Conoce el futuro

EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS he estado escribiendo al vuelo, por adelantado, casi con los ojos cerrados, sin conocer los acontecimientos de los días inmediatos a la publicación de estas líneas; a decir verdad, me he sentido como las típicas videntes que aparecen en historietas con su bola de cristal, como queriendo ver el futuro… DE […]

20 mayo, 2023
Conoce el futuro
P. Eduardo Lozano en Ángelus Dominical

EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS he estado escribiendo al vuelo, por adelantado, casi con los ojos cerrados, sin conocer los acontecimientos de los días inmediatos a la publicación de estas líneas; a decir verdad, me he sentido como las típicas videntes que aparecen en historietas con su bola de cristal, como queriendo ver el futuro…

DE JESÚS MISMO –y también del apóstol San Juan- he aprendido a ver el futuro (¡¿quééé?!) pero no en el modo como tú y muchos lo imaginan (¡aaah!) como si ya estuvieran “escritos” y/o dictados los hechos y cosas que han de suceder: en ese rumbo todo es fantasía y mera especulación…

CIENTÍFICOS Y NOVELISTAS –claro, los que son serios y formales- tienen también la peculiar capacidad
de ver lo que ha de suceder -¡de asomarse al futuro!-, y lo hacen basados en estadísticas, en leyes
de la naturaleza, en principios y tendencias que estudian sesudamente, acaso en el conocimiento y experiencia que tienen de la conducta humana; por supuesto que siempre hay un margen de error, que se achica si el estudio es más formal, más completo…

EL LIBRO DEL APOCALIPSIS –escrito por el apóstol San Juan- es una “revelación”, una manifestación de lo que sucederá, es una lectura anticipada de los acontecimientos pero iluminados por la bondad y la misericordia de Dios, que se topa –una y otra vez con la miseria humana que embarra a nuestra historia…

QUIEN ABRE LA BIBLIA y pretende encontrar fechas precisas y personajes concretos de un futuro inmediato a su lectura, pues sencillamente deja a la Sagrada Escritura como si fuera la serie de naipes del tarot: nada más alejado de la finalidad de la Palabra de Dios…

PERO QUIEN LEE LA PALABRA del Evangelio, de los profetas, de los salmos, con la clara, neta y mera intención de conocer y crecer en la voluntad de Dios, se dará cuenta de que puede conocer con misericordia el pasado, atender con paciencia el presente, y ver con esperanza el futuro (óóóralessssss!!!)…

JESÚS MISMO DIO pautas de lo que habría de suceder, pero jamás como un vidente o brujo adivinatorio, sino dando a conocer que al principio está Dios creador, que en el tiempo actual está Dios providente, y en el futuro está Dios misericordioso: ni más ni menos…

ATRÉVETE A MIRAR y conocer el futuro pero nunca con la morbosidad de quienes buscan que les lean la mano y para ello permiten que les vacíen el bolsillo, sino sabiendo que solo Dios “tiene contados los cabelllos de tu cabeza” (Lc 12,7); anímate a asomarte a lo que está sucediendo, pero jamás con dolo ni al margen de la voluntad de Dios; asómate al futuro como lo hicieron los profetas y apóstoles, es decir, viendo que toda la historia humana nace en Dios y en Él tiene su culmen y finalidad…

LAS TELARAÑAS SE MULTIPLICAN –como en la canción de los elefantitos- y ponte abusado para que no se te hagan más en tu cabecita, pues si sigues pensando que las profecías bíblicas son como las de Nostradamus, te estarás olvidado de la voluntad misericordiosa de Dios, que a través de los profetas fue guiando y educando a su pueblo en el camino de la salvación…

TE LO DIGO COMO para no repetir: una auténtica profecía no consiste en mostrar tremendísticamente lo que va a suceder (eso déjalo para los testigos de Jehová) sino en conocer, apreciar y gozar con el proyecto que Dios tiene sobre la humanidad, ¡y Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad! (1 Tim 2, 3-4)…

EN EL ACONTECIMIENTO de Pentecostés (lo celebraremos el próximo domingo), quienes recibieron el Espíritu Santo “empezaron a profetizar y a hablar en lenguas” pero NO para ahorrarse traductores ni para adelantar agendas, sino para hablar de las maravillas que Dios había realizado en Jesús y que, desde ahí, se habrían de proclamar por todo el mundo…

*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.