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 página 4 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 6 de febrero de 2022
PARA LA LVI JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES Mensaje del Papa Francisco
Escuchar con los oídos del corazón
    «Escuchar con los oídos del corazón»: este es el te- ma elegido por el Papa Francisco para el mensaje en vista de la Jornada mundial de las comunica- ciones sociales 2022, que en algunos países se ce- lebrará el domingo 29 de mayo. Publicamos el tex- to pontificio, que como es habitual fue publicado el 24 de enero, en memoria de san Francisco de Sa- les, patrón de la prensa católica.
Escuchar con los oídos del corazón
Queridos hermanos y hermanas:
El año pasado reflexionamos sobre la ne- cesidad de “ir y ver” para descubrir la rea- lidad y poder contarla a partir de la expe- riencia de los acontecimientos y del en- cuentro con las personas.
Siguiendo en esta línea, deseo ahora centrar la atención sobre otro verbo, “es- cuchar”, decisivo en la gramática de la co- municación y condición para un diálogo auténtico.
En efecto, estamos perdiendo la capaci-
dad de escuchar a quien tenemos delante, sea en la trama normal de las relaciones cotidianas, sea en los debates sobre los te- mas más importantes de la vida civil.
Al mismo tiempo, la escucha está ex- perimentando un nuevo e importante de- sarrollo en el campo comunicativo e infor- mativo, a través de las diversas ofertas de podcast y chat audio, lo que confirma que escuchar sigue siendo esencial para la co- municación humana.
A un ilustre médico, acostumbrado a cu- rar las heridas del alma, le preguntaron cuál era la mayor necesidad de los seres humanos. Respondió: “El deseo ilimitado de ser escuchados”.
Es un deseo que a menudo permanece escondido, pero que interpela a todos los que están llamados a ser educadores o formadores, o que desempeñen un papel de comunicador: los padres y los profeso- res, los pastores y los agentes de pastoral, los trabajadores de la información y cuan- tos prestan un servicio social o político.
Escuchar con los oídos del corazón
En las páginas bíblicas aprendemos que la escucha no sólo posee el significado de una percepción acústica, sino que está esencialmente ligada a la relación dialógi- ca entre Dios y la humanidad. «Shema’ Israel - Escucha, Israel» (Dt 6,4), el ínci- pit del primer mandamiento de la Torah
se propone continuamente en la Biblia, hasta tal punto que san Pablo afirma que «la fe proviene de la escucha» (Rm 10,17).
Efectivamente, la iniciativa es de Dios que nos habla, y nosotros respondemos escuchándolo; pero también esta escucha, en el fondo, proviene de su gracia, como sucede al recién nacido que responde a la miradayalavozdelamamáydelpapá. De los cinco sentidos, parece que el privi- legiado por Dios es precisamente el oído, quizá porque es menos invasivo, más dis- creto que la vista, y por tanto deja al ser humano más libre.
La escucha corresponde al estilo humilde de Dios. Es aquella acción que permite a D ios revelarse como Aquel que, hablan- do, crea al hombre a su imagen, y, escu- chando, lo reconoce como su interlocu- tor.
Dios ama al hombre: por eso le dirige la Palabra, por eso “inclina el oído” para escucharlo.
El hombre, por el contrario, tiende a huir de la relación, a volver la espalda y “cerrar los oídos” para no tener que escuchar.
El negarse a escuchar termina a menu- do por convertirse en agresividad hacia el otro, como les sucedió a los oyentes del diácono Esteban, quienes, tapándose los oídos, se lanzaron todos juntos contra él (cf. Hch 7,57).
 













































































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