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29 de diciembre: Santo Tomás Becket, mártir por obedecer a Dios y oponerse al rey

¿Quién fue santo Tomás Becket? Descubre la historia del arzobispo de Canterbury que dio su vida por la Iglesia y fue canonizado por su martirio.

29 diciembre, 2025
29 de diciembre: Santo Tomás Becket, mártir por obedecer a Dios y oponerse al rey
La historia de santo Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, mártir y santo que enfrentó al poder político por fidelidad a Cristo.

Fue asesinado dentro de su propia catedral, mientras oraba, por oponerse al poder del rey. Así terminó la vida de Santo Tomás Becket, uno de los grandes mártires de la Iglesia en la Edad Media, cuyo testimonio sigue interpelando a pastores y fieles hasta nuestros días. Su historia es la de un hombre que pasó de la cercanía con el poder político a una fidelidad radical a Cristo y a la Iglesia, incluso a costa de su propia vida.

La Iglesia católica lo conmemora cada 29 de diciembre como patrono del clero secular, ejemplo de coherencia, valentía y defensa de la libertad de la Iglesia frente a las presiones del mundo.

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¿Quién fue Santo Tomás Becket?

Tomás Becket nació en Londres en el año 1118, hijo de un funcionario real. Recibió su primera formación con los monjes del convento de Merton, donde adquirió una sólida formación religiosa e intelectual. Más tarde trabajó como empleado de un comerciante, a quien acompañaba en viajes y jornadas de cacería, experiencias que despertaron en él el gusto por el movimiento, la aventura y los caminos exigentes.

Durante una de esas jornadas sufrió un accidente que marcó profundamente su vida. Al perseguir una presa cayó a un canal que abastecía de agua a un molino; la corriente lo arrastró y estuvo a punto de morir. De manera inexplicable, el molino se detuvo por completo. Tomás Becket interpretó este hecho como una señal de Dios que lo invitaba a replantear el rumbo de su vida.

Ascenso eclesiástico y cercanía con el rey

A los 24 años obtuvo un puesto como ayudante del arzobispo de Canterbury, Teobaldo, quien pronto reconoció sus grandes capacidades administrativas e intelectuales. Le confió tareas cada vez más relevantes, lo ordenó diácono y lo nombró responsable de la administración de los bienes del arzobispado de Canterbury. Además, lo envió en varias ocasiones a Roma para tratar asuntos delicados, convirtiéndolo en una figura clave dentro de la Iglesia en Inglaterra.

Sus contemporáneos lo describían como un hombre alegre, franco y directo, capaz de decir la verdad con respeto y diplomacia. Destacaba por su facilidad para explicar temas complejos de la fe católica, lo que le granjeó el aprecio de quienes lo escuchaban.

Gracias a su talento, logró estrechar la relación entre el papa Eugenio III y el rey Enrique II de Inglaterra. Como muestra de confianza, el monarca lo nombró Canciller del reino cuando Santo Tomás Becket tenía apenas 36 años. Desde ese cargo se convirtió en su principal consejero y promovió leyes favorables para el pueblo, sin dejar de corregir al rey cuando consideraba que se excedía en sus atribuciones.

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Arzobispo de Canterbury y defensor de la Iglesia

En 1161 murió el arzobispo Teobaldo y Enrique II consideró que Tomás Becket era el mejor candidato para sucederlo como arzobispo de Canterbury. Becket dudó en aceptar, consciente de la enorme responsabilidad pastoral. Finalmente, aceptó, advirtiendo con tono profético: “Si acepto ser arzobispo, el rey que hoy es mi amigo se convertirá en mi enemigo“.

Desde su nombramiento, su vida cambió radicalmente. Adoptó una disciplina espiritual marcada por la oración, el estudio de la Sagrada Escritura y la teología. Se entregó con especial celo a la caridad cristiana, visitando enfermos y repartiendo limosnas. Fue también firme en la formación del clero, negándose a ordenar sacerdotes mal preparados, incluso cuando eran recomendados por el rey.

El conflicto con el poder civil no tardó en surgir. El rey intentó imponer impuestos a los bienes de la Iglesia católica y someter al clero a su autoridad. Santo Tomás Becket se opuso con firmeza, defendiendo que los asuntos eclesiásticos debían ser juzgados por la autoridad de la Iglesia. Obligado al exilio, se refugió en Francia y pidió al papa Alejandro III que lo relevara del cargo, pero el Pontífice confirmó su misión pastoral.

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Martirio y canonización

martirio de Santo Tomás Becket
martirio de Santo Tomás Becket

Tras seis años de destierro, Tomás Becket regresó a Inglaterra el 1 de diciembre de 1170 como delegado del Sumo Pontífice. Fue recibido con entusiasmo por el pueblo, pero las intrigas contra él no cesaron.

En un arrebato de ira, Enrique II exclamó que no habría paz en su reino mientras Becket viviera. Cuatro hombres interpretaron estas palabras como una orden y se dirigieron a Canterbury. Encontraron al arzobispo en oración y lo asesinaron brutalmente dentro de la catedral de Canterbury. Antes de morir, Santo Tomás Becket declaró: “Muero gustoso por el nombre de Jesús y en defensa de la Iglesia“.
Tenía 52 años, y era 29 de diciembre de 1170.

Su martirio causó una profunda conmoción en toda Europa. El papa Alejandro III excomulgó al rey, quien realizó penitencia pública. En 1173, apenas tres años después de su muerte, Santo Tomás Becket fue canonizado, y su culto se extendió rápidamente por la Iglesia universal.

Hoy, Santo Tomás Becket, patrono del clero secular, permanece como un referente de fidelidad a Cristo y a la Iglesia, recordando que la verdadera autoridad nace del servicio y que la conciencia cristiana no puede someterse a intereses contrarios al Evangelio, incluso cuando el precio sea la propia vida.



Autor

Lic. en Lengua y literaturas hispánicas por la UNAM, con experiencia en edición digital y redes sociales. Ha sido editora de los sitios web Padres e hijos, Cocina Fácil y colaborado en National Geographic y Muy Interesante. Actualmente es editora en la Diócesis de Azcapotzalco y es reportera en Desde la Fe.