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21 de mayo: La Iglesia Católica celebra a San Cristóbal Magallanes

El 21 de mayo, la Iglesia celebra a San Cristóbal Magallanes y sus compañeros mártires.

21 mayo, 2019

En mayo del año 2000, San Juan Pablo II canonizó al sacerdote Cristóbal Magallanes Jara, (1869-1927), encabezando una lista de 24 compañeros mártires de la Guerra Cristera (1926-1929), y con anterioridad, los había beatificado en Roma, el 22 de noviembre de 1992.

Estos mártires mexicanos son: David Galván, asesinado durante la Revolución Mexicana, y Cristóbal Magallanes, Agustín Caloca, José María Robles, Justino Corona, Atilano Cruz, Román Adame, Julio Álvarez, Pedro Esqueda, Rodrigo Aguilar, Tranquilino Ubiarco, Jenaro Sánchez, José Isabel Flores, Sabás Reyes, Toribio Romo, Luis Bátiz, Manuel Morales, Salvador Lara, David Roldán, Mateo Correa, Pedro Maldonado, Jesús Méndez, David Uribe, Margarito Flores y Miguel de la Mora.

Cristóbal Magallanes fue hijo de Rafael Magallanes Huizar y de Clara Jara Sánchez; nació el 30 de julio de 1869, en el rancho “La Sementera” de Totatiche, Jalisco, un pueblo con posibilidades mineras. Fue bautizado el 7 de agosto por Eduardo Martel, y años después, el segundo obispo de Zacatecas, José Ma. Refugio Guerra y Alba, lo confirmó en su fe.

Retrato de San Cristóbal Magallanes.

Retrato de San Cristóbal Magallanes.

Cristóbal Magallanes creció en una familia de campesinos y tuvo tres hermanos: María Sacramento, María y Gregorio. Quedó huérfano de padre cuando era pequeño y trabajó en el campo hasta los 19 años. El Pbro. Cornelio de la Cruz fue su protector y lo inscribió en la escuela de Don Crescencio Ventureño y después en la del profesor Celso Martínez Sánchez.

En octubre de 1888 ingresó al Seminario de Guadalajara donde estudió Latín, Filosofía y Teología; se distinguió por su piedad y aplicación. Las órdenes menores las tomó el 3 de noviembre de 1895 de manos del Arzobispo Pedro Loza y Pardavé; luego, el 15 de noviembre de 1896 aceptó el subdiaconado y el diaconado, en 1897.

El 17 de septiembre de 1899 fue ordenado en la iglesia de Santa Teresa, en Guadalajara, de manos de Monseñor Atenógenes Silva, Obispo de Colima. Ofició su primera misa el 1 de octubre, y el 27 de septiembre obtuvo el cargo de capellán y fue subdirector de la Escuela de Artes y Oficios del Espíritu Santo hasta el 6 de julio de 1901, puesto que volvió a desempeñar de 1903 a 1906. También fue Vicario parroquial de Totalice puesto que ocupó hasta el 5 de octubre de 1906; el día 29 del mismo mes lo nombraron párroco coadjutor del Cura Regino Ramos y Pedroza hasta quien, el 12 de agosto de 1909, falleció debido a su avanzada edad. Entonces lo sustituyó en calidad de interino. Cristóbal Magallanes permaneció 17 años en su pueblo natal.

Organizó centros de catecismo, y demostrando su amor por México, habilitó escuelas en rancherías y promovió la construcción de la presa “La Candelaria” para favorecer el riego de la región y regalaba maíz. Estaba consciente de la obra social de la Iglesia y procuraba atender las consignas del Papa León XIII, por ello, fundó cooperativas y sindicatos; estableció talleres de carpintería y zapatería, introdujo maquinaria y ayudó al establecimiento de una planta de luz eléctrica para el uso de molinos; misionó entre indios huicholes cuyo acceso aún sigue siendo muy difícil; llevaba víveres y ropa a las comunidades indígenas, algunas de las cuales, aún siguen teniendo menos de 2,000 habitantes, pues las más grandes son Santa Catarina, San Andrés Cohamiata y San Sebastián, en Nayarit.

En Azqueltán, Jalisco, agrupó a varios indios en una colonia lo que facilitaba una mayor atención de la comunidad en todos los sentidos. También fundó un asilo para huérfanos y adquirió un terreno para venderlo en lotes a precios moderados para los pobres.

Muchas fueron sus obras pero, destaca que a partir del 1 de junio de 1915 abrió el Seminario Auxiliar de Totatiche, Jalisco, llamado Santa María de Guadalupe, donde se refugiaron estudiantes en la persecución religiosa. Aquella institución inició con un solo profesor: Alejo Anaya y un solo alumno: José Pilar Quezada, pero en septiembre del año siguiente su número creció a 17. El Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez visito el seminario de Totatiche el 21 de noviembre, y se sorprendió de que exitosamente existiera en un pueblo tan apartado. Entonces designó como su primer Prefecto al Pbro. D. José Garibi Rivera, quien lo acompañaba en ese viaje, y quien llegaría a convertirse en el primer cardenal mexicano. El seminario tiene hoy más de ochenta años.

En 1916, la región se vio azotada por una epidemia de tifo que cobró la vida a dos sacerdotes que ayudaban al padre Magallanes. En noviembre, el Arzobispo de Guadalajara nombró sustitutos, entre ellos, a José Garibi Rivera. El padre Magallanes construyó el templo de Nuestra Señora del Refugio y escribió en un pequeño periódico llamado “El Rosario”.

En 1917, el Arzobispo de Guadalajara, su Seminario y todos los sacerdotes se vieron acosados. Era el año de las apariciones de Fátima. Los Revolucionarios habían impuesto “prestamos obligatorios” a los habitantes de Totatiche, pero ese tipo de cargas serían aún más pesadas durante la guerra cristera. Totatiche se levantó en armas el 28 de noviembre de 1926 y esto, para el Cura Magallanes, fue el inicio de su Calvario.

La Guerra Cristera en México duró de 1926 a 1929.

La Guerra Cristera en México duró de 1926 a 1929.

Ya desde el mes de septiembre de 1926 había escrito su testamento y lo distribuyó en hojas impresas: “Respetad a las autoridades públicas ayudándoles a guardar el orden a que estáis estrictamente obligados por el bien común… La religión ni se propagó ni se ha de conservar por medio de las armas. Ni Jesucristo, ni los Apóstoles, ni la Iglesia han empleado la violencia con ese fin. Las armas de la Iglesia son el convencimiento y la persuasión por medio de la palabra.” Sin embargo, mandos medios del gobierno local y grupos anticlericales lo consideraron promotor de la rebelión.

A pesar de sus esfuerzos pacifistas, el 28 de noviembre, por iniciativa de Herminio y Felipe Sánchez, estalló en Totatiche la lucha cristera. En una carta que escribió a su protector, el Pbro. Cornelio de la Cruz, el padre Magallanes le dijo: “Me persiguen, probablemente tengo que morir en esta revolución; me encomiendo mucho a Dios”.

El 21 de mayo de 1927 Cristóbal Magallanes iba a una fiesta religiosa al Rancho Santa Rita, como a las 11:00 horas, cuando tropas del General Francisco Goñi, quien venía de Atolinga, Zacatecas, salieron a su encuentro. Intentó ocultarse en el monte de Acaspulquillo pero fue arrestado y conducido a Totatiche donde lo encarcelaron a las 13:00 horas con su vicario el Padre Agustín Caloca, quien fue aprehendido el mismo día mientras trataba de salvar documentos del Seminario Auxiliar. Sus feligreses hicieron esfuerzos por obtener su libertad y mostraron al militar un ejemplar del periódico “El Rosario” para que se diera cuenta que hacia un llamado a la paz. El federal respondió que el futuro de los prisioneros dependía del General Anacleto López, comisionado de Zacatecas.

El 23 de mayo los llevaron a Momax, Zacatecas, un poblado con menos de 2000 mil habitantes y al día siguiente, lo trasladaron al Palacio Municipal donde los fusilaron el 25 de mayo de 1927. Las últimas palabras del mártir fueron: “Muero inocente. Perdono de todo corazón a todos. Pido a Dios que mi sangre sirva para la paz y la unión de los mexicanos.”



Autor

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.