5 hábitos diarios de santos que puedes copiar para acercarte más a Cristo
¿Te has sentido desanimado por haberte propuesto “estar más cerca” de Dios y (bajo tu criterio), no haberlo logrado?
Imagino que todos, en el proceso de conversión hemos pensado que la santidad es solo para unos cuantos elegidos y aquí viene la buena noticia: la santidad no es un ideal exclusivo de sacerdotes, obispos, religiosos o gente “especial”, sino una vocación universal para todos los cristianos.
Dios quiere concedernos a todos la santidad, es decir, la unión plena con Él, desde la realidad en la que vivimos, las circunstancias en las que estamos y con toda nuestra persona, tal cual somos y estamos.
La santidad no está reservada para unos pocos; al contrario, al poderla alcanzar por pequeñas decisiones cotidianas, todos podemos vivirla.
Hoy te comparto cinco hábitos inspirados en la vida de grandes santos, con frases que han quedado como una luminosa invitación para nuestros días. Que estos ejemplos nos ayuden, con la gracia del Señor, a dar pasos sencillos pero profundos hacia Él.
1. Vivir atento a la presencia de Dios
San Francisco de Sales nos enseña que lo esencial es colocar el alma en la presencia de Aquel que nos ama y nos escucha: “Lo primero es ponernos en la presencia de Dios… por la fe… creemos que Dios está en nosotros y alrededor de nosotros, y tomamos conciencia de ello para orar”.
Cualquier momento del día es bueno para elevar el pensamiento, hacer conciencia de la presencia real y actual de Dios contigo.
Hábito para hoy: detente por un momento varias veces al día—al despertar, antes de comer, al comenzar tus labores—y di interiormente: “Señor, Tú estás conmigo.” Es un hábito sencillo, espiritual y profundamente humano.
2. Ofrecer pequeños sacrificios por amor a Dios
Santa Jacinta Marto, con su pureza infantil, llevaba en el corazón un fuego de amor: “¡Amo tanto a Dios! Ese amor desbordante le hacía dar a Dios pequeños ofrecimientos que fortalecían su unión con Dios”.
Por ejemplo: a ella le encantaba bailar y con esa intención dejó de hacerlo: “–¿Por qué? –Porque quiero ofrecer este sacrificio al Señor”.
Como padre amoroso con su hijo, nuestro Señor acepta todos los regalos que queramos darle como muestra de nuestro amor.
Hábito para hoy: ofrece una pequeña renuncia voluntaria —como no comer postre, dejar un café, renunciar a una distracción— por amor a Jesús. Son gestos silenciosos, pero poderosos.
3. Amar al prójimo con alegría y humildad
San Felipe Neri nos recuerda que la alegría, la humildad y el amor al prójimo son caminos seguros hacia la santidad.
Aconseja: “Para estar en paz con el prójimo, no pienses nunca en sus defectos naturales”.
¿Para qué envenenar tu corazón poniendo atención a los defectos de los demás? Es mejor prestar atención a las virtudes e intentar mirar a los demás como Dios los ve: con amor, paciencia y misericordia.
Hábito para hoy: sonríe más, guarda silencio para no juzgar y ofrece un gesto amable —una palabra, un mensaje— a alguien cercano. La santidad también se vive con humor y ternura.
4. Hacer bien el trabajo como ofrenda cotidiana
San José María Escrivá nos anima con fuerza: “Hay que hacer un trabajo bien hecho, no hay que hacer chapuzas… Porque a Dios le debemos ofrecer nuestro trabajo, y se lo debemos ofrecer bien hecho” .
En un sentido más profundo: convertir el trabajo en oración, realizándolo con esmero, honestidad y magnanimidad, aún en lo más ordinario .
Hábito para hoy: en aquello que emprendas—sea un informe, un quehacer del hogar, un proyecto profesional—hazlo con cuidado, dando lo mejor de ti por amor a Dios y al prójimo.
5. Examinar la conciencia al final del día
San Ignacio de Loyola dejó este consejo tan claro: “El examen de conciencia es siempre el mejor medio para cuidar bien el alma”.
¿Cómo hacerlo? Su método ignaciano refuerza: “Recuerda que estás en la presencia de Dios… Examina cómo has vivido este día… Pide perdón… Haz una oración de compromiso llena de esperanza”.
Al finalizar el día recordar lo vivido, agradecer, pedir perdón, ofrecer e implorar la gracia para vivir mejor el siguiente ayuda a ir caminando hacia la meta de la vida en unión con Dios.
Hábito para hoy: antes de dormir, haz un breve examen: agradece, mira tus faltas, pide perdón, y renueva tu entrega al Señor. Así reposarás tu alma confiada en su misericordia.
Con estos cinco hábitos, que nacen de vidas santas y cercanas, podemos acercarnos más a Cristo cada día, no con gestos ostentosos, sino con detalles simples de amor y coherencia.
Confío en que, al imitarlos, nuestra vida se transforme desde dentro, como un “castillo interior”, sólido y en paz, hecho de oración, servicio y entrega gozosa.
Que sea nuestro testimonio, aliento para el prójimo y que todos seamos santos en lo ordinario, donde Dios nos llama hoy.