El celibato y la abstinencia en la Iglesia católica: significado, diferencias y razones espirituales
Conoce qué son el celibato y la abstinencia según la doctrina de la Iglesia católica, sus características, cuándo se aplican y por qué son signos de consagración y amor a Dios.
En la vida cristiana, especialmente dentro de la Iglesia católica, los términos celibato y abstinencia tienen un profundo sentido espiritual, moral y pastoral; si bien es cierto que ambos conceptos están vinculados a la vivencia de la castidad y a la consagración a Dios, también lo es el hecho de que poseen significados, alcances y compromisos diferentes.
¿Qué es el celibato?
El celibato es la renuncia voluntaria al matrimonio y a las relaciones sexuales por amor a Cristo y en servicio a la Iglesia. No se trata simplemente de no casarse, sino de una entrega total de la persona a Dios y a su pueblo.
El Concilio Vaticano II, en el decreto Presbyterorum Ordinis (n. 16), explica que el celibato “es un signo de la consagración total al Señor y un estímulo para el servicio pastoral”, ya que los sacerdotes se dedican plenamente al Reino de Dios.
“Los presbíteros, pues, por la virginidad o celibato conservado por el reino de los cielos, se consagran a Cristo de una forma nueva y exquisita, se unen a Él más fácilmente con un corazón indiviso, se dedican más libremente en Él y por Él al servicio de Dios y de los hombres, sirven más expeditamente a su reino y a la obra de regeneración sobrenatural, y con ello se hacen más aptos para recibir ampliamente la paternidad en Cristo”, establece el documento.
El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1579) añade que los ministros ordenados en la Iglesia latina se consagran al Señor y se entregan más libremente al servicio de Dios y de los hombres, porque “el celibato es un signo de esta vida nueva al servicio de la cual es consagrado el ministro de la Iglesia; aceptado con un corazón alegre, anuncia de modo radiante el Reino de Dios”.
El celibato es, por tanto, una vocación y un carisma, un don que algunos reciben como signo de una vida entregada totalmente al amor de Cristo y al anuncio del Evangelio.
¿Qué opina el Papa León XIV sobre el celibato?
El Papa León XIV explicó durante un encuentro que sostuvo con más de 400 obispos en la Basílica de San Pedro, en julio de 2025, que el celibato no es un dogma inmutable, sino una disciplina eclesiástica propia del rito latino y destacó su profundo valor espiritual, como signo de entrega total a Dios y al servicio del pueblo de Dios.
Recalcó que este estilo de vida, vivido con castidad de corazón y de conducta, refleja el seguimiento de Cristo y manifiesta la santidad de la Iglesia, tanto en sus miembros como en su Cabeza.
¿Qué es la abstinencia?
Por su parte, la abstinencia es la renuncia voluntaria y temporal al ejercicio de la sexualidad o, en un sentido más amplio, a determinados alimentos o placeres, por motivos espirituales, penitenciales o de disciplina.
En el ámbito moral y ascético, la abstinencia sexual es una práctica que puede vivir cualquier persona —soltera o casada— como expresión de continencia y dominio de sí mismo.
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que la castidad implica el aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana y que en ciertos períodos, la abstinencia puede ser necesaria o recomendada.
“La castidad debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios solo con corazón indiviso; a otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean casadas o célibes… Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia”, puntualiza el numeral 2349.
En el caso de los fieles laicos, el Código de Derecho Canónico establece en el canon 1251, que la abstinencia también se aplica a los días de penitencia, como los miércoles de Ceniza y los viernes de Cuaresma, donde los católicos se abstienen de comer carne en signo de conversión y sacrificio.
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¿Cuál es la diferencia entre celibato y abstinencia?
Para entender las diferencias que existen entre el celibato y la abstinencia, las podemos ubicar en cinco aspectos fundamentales:
- Definición: Mientras el celibato es el estado de vida en el que se renuncia al matrimonio y a las relaciones sexuales por amor a Dios; la abstinencia es la renuncia temporal o periódica al ejercicio sexual o a ciertos bienes (como la carne o placeres).
- Duración: En el caso del celibato es permanente y vinculante para quienes lo asumen por vocación; en tanto que la abstinencia es temporal o circunstancial.
- ¿Quién lo practica?: El celibato es practicado por sacerdotes, religiosos, religiosas y algunos laicos consagrados; la abstinencia la practican todos los fieles, según el contexto (por ejemplo, durante la Cuaresma o por razones morales).
- Finalidad: El celibato representa la entrega total a Dios y disponibilidad para el servicio pastoral; la abstinencia representa la penitencia, purificación, dominio de sí y crecimiento espiritual.
- Carácter: Por lo que se refiere al celibato, es un compromiso estable y canónico; en lo que toca a la abstinencia, es una práctica ascética o moral.
¿Cuándo se aplica cada uno de estos conceptos?
El celibato se aplica a los sacerdotes, religiosos y religiosas de la Iglesia latina, quienes, por su consagración, eligen vivir en castidad perpetua. Cabe destacar que también lo pueden asumir los laicos consagrados que hacen votos de castidad.
La abstinencia, en cambio, se aplica en momentos específicos o por razones concretas. Por ejemplo, los fieles casados practican abstinencia sexual en tiempos de preparación espiritual o penitencia, y todos los católicos están llamados a practicar abstinencia de carne los viernes de Cuaresma.
Razón espiritual del celibato y la abstinencia
Tanto el celibato como la abstinencia son realidades que para la Iglesia católica tienen una raíz común: el amor a Dios y el deseo de unión con Él.
En el caso del celibato, se expresa mediante la entrega total del corazón, siguiendo el ejemplo de Cristo, que vivió célibe por el Reino de los Cielos (cf. Mt 19, 12). Por lo que respecta a la abstinencia, se manifiesta el espíritu de penitencia y conversión, recordando que el cuerpo también participa del camino de purificación hacia la santidad.
De este modo, podemos señalar que el celibato y la abstinencia son expresiones distintas de un mismo principio: la castidad cristiana, que ordena el amor humano según el designio de Dios, porque mientras el celibato representa una entrega definitiva y vocacional, la abstinencia es una práctica temporal y penitencial