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COLUMNA

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¿Qué es el apego? ¿Y por qué puede salvarte?

Un apego saludable va a promover confianza, autoestima y resiliencia emocional, las cuales son muy importantes para sobrellevar las adversidades de la vida.

24 enero, 2024
POR:
Autor

Mtra. Rosario Alfaro. Directora Ejecutiva de Guardianes. 

En muchas ocasiones en la Iglesia hemos escuchado la palabra apego, tanto de forma negativa como positiva. Hablamos de apego de forma negativa, cuando se interpreta como una obsesión o una dependencia desequilibrada hacia alguna cosa que nos hace daño; generalmente se considera a algo material o una situación que una persona debería de trabajar y soltar, como si el apego fuera un lazo que te ata negativa y dependientemente, lo cual no ayuda a quien tiene este vínculo a crecer.

También en la Iglesia utilizamos la palabra apego de una forma positiva, para referirse a la conexión emocional-espiritual que se tiene con Dios; por ejemplo, hacia nuestra fe, Jesús o a la Iglesia. Pero esta vez vamos a usar la palabra apego de una manera muy diferente, porque la vamos a revisar desde la psicología.

Como se mencionó, el término apego se utiliza negativamente para referirse a una dependencia excesiva y no saludable hacia algo o alguien; sin embargo, en el desarrollo emocional, se convierte en un término positivo y crucial para establecer relaciones seguras y sobre todo relaciones que nos permitan desarrollarnos sanamente; la diferencia radica en cómo lo entendemos y aplicamos. Cuando se trata de relaciones saludables, el apego se refiere a la conexión emocional, profunda y segura que se establece entre individuos, especialmente entre padres e hijos, es decir, esta conexión que tiene la mamá con su bebé y el papá con su bebé, la forma en la que se da es a lo que llamamos en psicología apego.

Un apego saludable va a promover confianza, autoestima y resiliencia emocional, las cuales son muy importantes para sobrellevar las adversidades de la vida. Éste, cuando se fomenta positiva y saludablemente, fortalece los lazos emocionales y facilita la capacidad de enfrentar desafíos violentos, con mayor resiliencia y apoyo emocional, por lo que cuando alguien tiene en la infancia un buen apego con sus cuidadores primarios, va a desarrollar más fortaleza para afrontar o enfrentar la violencia.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.


Autor

Mtra. Rosario Alfaro. Directora Ejecutiva de Guardianes.