Ella será la encargada de luchar contra los abusos sexuales en la Iglesia desde Ceprome
Tiene tantos méritos como títulos y experiencia para el cargo. Es licenciada en Ciencias Políticas y en Relaciones Internacionales; además, especialista en Doctrina Social de la Iglesia y licenciada en Derecho Canónico, con amplios estudios y aquilatada experiencia.La también abogada argentina María Inés Frank es la nueva cabeza del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar […]
Tiene tantos méritos como títulos y experiencia para el cargo. Es licenciada en Ciencias Políticas y en Relaciones Internacionales; además, especialista en Doctrina Social de la Iglesia y licenciada en Derecho Canónico, con amplios estudios y aquilatada experiencia.
La también abogada argentina María Inés Frank es la nueva cabeza del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la protección del menor (Ceprome). Desde Italia, donde se encuentra esta semana, conversó con Desde la fe sobre su nueva encomienda en este centro que se especializa en ofrecer una formación permanente y actualizada en torno a los diversos temas y cuestiones relacionadas con la protección de los más vulnerables y la prevención de todo tipo de abusos en ámbitos eclesiales.
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Desde la fe (DLF): En la Iglesia Católica contamos con una excepcional influencia femenina signada, primeramente, por la Virgen María, quien además es madre. ¿Cómo interpreta que hoy sea una mujer quien esté a cargo de un organismo destinado a la protección de menores?
María Inés Frank (MIF): Para mí es todo un desafío. Sobre todo, porque el padre Daniel Portillo, quien hasta ahora fue director, hizo una muy excelente gestión. Y va a ser difícil igualarlo. Es realmente un desafío, y voy a necesitar dedicarme mucho a este encargo que me han confiado.
Implica también una responsabilidad particular por ser un tema muy sensible y de tanta seriedad, pues una gestión pobre terminaría impactando negativamente su misión. Es necesario contar con la oración.
Al frente hubiese podido estar un varón. Varones y mujeres tenemos muchas cosas en común, con sensibilidades y miradas particulares que enriquecen el conjunto. Y la verdad, la mayoría de quienes estamos en Ceprome somos mujeres, así que era posible que se eligiera una dama.
Por supuesto que la figura de María nos interpela a todos. Ella supo ser la mujer que mejor acoge a todos los que están atribulados, a las víctimas; a los que están tristes, afligidos, angustiados. Así que eso le pone un desafío particular, pero también un modelo en el cual siempre nos podemos mirar ―varones y mujeres― para imitar y aprender.
DLF: ¿Y qué espera aportar en este contexto de alta responsabilidad?
MIF: Lo vemos como una misión. Se trata de seres humanos que están sufriendo a manos de otros seres humanos, en quienes seguramente confiaban, que estaban a cargo de instituciones o cumplían funciones de la Iglesia, y eso hace que la temática resulte muy delicada.
¿Qué espero aportar? Organización, una acción para adelante y una mirada multidisciplinaria. Estudié varias carreras precisamente para poder tener una óptica múltiple en este tema tan complejo de la prevención.
Espero poder seguir encaminando al Ceprome hacia una labor multidisciplinaria, con el talento de laicos, sacerdotes y religiosos. Buscamos aprovechar sus experticias y ponerlas al servicio de la Iglesia, entendiéndola como una familia en la que muchas personas en determinado momento sufrieron traición a su confianza, o un atentado contra su integridad, su salud física y psicológica.
Necesitamos aportar talentos específicos de laicos que conocen estándares destinados a proporcionar mayor cuidado y atención. Queremos dedicar la vida a este servicio en la Iglesia a favor de quienes más han sufrido.
DLF: Con el Ppa Benedicto XVI se vivió la “tolerancia cero” contra los abusos, lo cual se intensificó con el Papa Francisco hasta la creación, hoy en práctica, de nueva legislación y estructuras. ¿Qué se debe implementar para brindar más seguridad a los niños?
MIF: Una medida en la que ya se está caminando es hacer obligatorio que todas las instituciones católicas tengan sus programas de prevención, su promoción de la cultura del cuidado y sus protocolos de acción.
Un camino importante es implementar políticas con obligatoriedad y establecer estándares adecuados para el trato con los niños.
Otro elemento destacado es la cultura del “no secreto”, el pedir ayuda, el reportar y comunicar. Y denunciar todas aquellas situaciones que dañan, e incluso, constituyen delito.
Es crucial darle un tratamiento como corresponde para poner fin a la situación, así como acompañar a las personas que han sufrido para que puedan sobreponerse y salir adelante. Debemos preparar los ambientes para que sean generadores de una cultura de protección. Estamos avanzando hacia ello.
DLF: En ese marco hay también un riesgo… el de las acusaciones sin fundamento en procesos que lesionan la imagen del acusado y suelen ser lentos. ¿Qué nos comenta al respecto?
MIF: Sí, estamos hablando de proteger derechos. Prevenir es proteger derechos. ¿De quién? En primer lugar, de las víctimas, de quienes han sufrido daño contra su integridad física, sexual, psicológica.
Pero también para las personas que son acusadas, en el sentido de que no sabemos si son culpables; hasta que eso se pruebe, no pueden ser consideradas como tales. Tienen derecho a un juicio justo, a defenderse, a la buena fama; derechos procesales. Por eso existen los juicios. Se da la oportunidad a la defensa y a presentar pruebas.
A la verdad de lo que ocurrió muchas veces llegamos a través de un juicio, a otras no llegamos nunca; y el juicio está encomendado a personas que representan instituciones y tienen la misión de esclarecer cada acusación. Mientras no se esclarezca, esa persona tiene derecho a no ser considerada culpable.
Hay que cuidar muy bien lo que se dice al dar una declaración. Hay que cuidar también la integridad de la persona acusada y cómo atraviesa todo el proceso, pues no es fácil para ella ni para la persona que acusa. Eso está considerado en los documentos canónicos, en la legislación de la Iglesia y en las leyes de cada país.
DLF: ¿Ha podido hablar ahora mismo en Roma con el cardenal Seán O’Malley? ¿Cómo ve la articulación de esfuerzos?
MIF: El cardenal Sean O’Malley (presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores) nos acompañó en varios momentos: al comienzo de la asamblea y en encuentros con víctimas de abuso. Es evidente la articulación de esfuerzos, pues todos buscamos lo mismo.
La pontificia comisión alcanza un nivel global, interactúa con la Iglesia a escala mundial. Ceprome tiene fuerte presencia regional, en armonía con el trabajo que desarrolla la comisión. Es un ejemplo de comunión en la Iglesia.
DLF: En la sabiduría de la Iglesia, los Papas suelen establecer patronazgos divinos. María Inés Frank, ¿a quién le pide ayuda al emprender esta tarea?
MIF: La primera santa que llega a mi mente ahora mismo es María Goretti. La niña italiana se resistió al abuso de alguien a quien ella quería, y finalmente la mató. Tan fuerte fue la influencia de la santa que el abusador terminó convirtiéndose.
Que santa María Goretti, quien “aun jovencísima, supo demostrar fuerza y valor contra el mal” (Benedicto XVI, 2010), interceda ante Dios para que se detengan los abusos y se proteja siempre a los niños.
@desdelafe El #PapaFrancisco desea que los avances en la Iglesia en el tema de los abusos promuevan una cultura del cuidado, y reclama poner atención en el grave problema que afecta a la sociedad. #IglesiaCatólica #Vatican #papafrancisco #alto #problemasocial ♬ Epic uplifting music – Makoto Hiramatsu