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Oración para el Segundo Domingo de Adviento 2023 (Contiene las lecturas de Misa)

Esta oración es para el Segundo Domingo de Adviento 2023, y también puedes ver las Lecturas y el Evangelio para la Misa del 10 de diciembre.

POR  Tannya Jaime
13 noviembre, 2023
Creatividad de Publicidad

Hacer una oración en el Segundo Domingo de Adviento 2023 (10 de diciembre) permite continuar la preparación espiritual para la Navidad.

En el caso del Segundo Domingo de Adviento, la oración durante este día puede centrarse en la búsqueda de la paz interior, la reconciliación y la preparación para recibir al Príncipe de la Paz, Jesucristo.

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La oración proporciona un recordatorio constante del significado más profundo de la temporada de Adviento. No sólo se trata de la anticipación del nacimiento de Jesucristo, sino también de la preparación espiritual para su venida en nuestras vidas.

Durante el Adviento, se enfatiza la espera paciente y la confianza en la promesa de la llegada de Cristo, y la oración es una expresión concreta de esa fe renovada.

También puedes ver: Calendario de Adviento 2023: Guía completa con oraciones, lecturas, actividades para niños y más para los 4 Domingos de Adviento

Lecturas del Segundo Domingo de Adviento 2023: 10 de diciembre

Primera lectura Is 40, 1-5. 9-11

“Consuelen, consuelen a mi pueblo,
dice nuestro Dios.
Hablen al corazón de Jerusalén
y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre
y que ya ha satisfecho por sus iniquidades,
porque ya ha recibido de manos del Señor
castigo doble por todos sus pecados”.

Una voz clama:
“Preparen el camino del Señor en el desierto,
construyan en el páramo
una calzada para nuestro Dios.
Que todo valle se eleve,
que todo monte y colina se rebajen;
que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane.
Entonces se revelará la gloria del Señor
y todos los hombres la verán”.
Así ha hablado la boca del Señor.

Sube a lo alto del monte,
mensajero de buenas nuevas para Sión;
alza con fuerza la voz,
tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén.
Alza la voz y no temas;
anuncia a los ciudadanos de Judá:
“Aquí está su Dios.
Aquí llega el Señor, lleno de poder,
el que con su brazo lo domina todo.
El premio de su victoria lo acompaña
y sus trofeos lo anteceden.
Como pastor apacentará su rebaño;
llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos
y atenderá solícito a sus madres’’.

Salmo responsorial Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14

R. (8) Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
Escucharé las palabras del Señor,
palabras de paz para su pueblo santo.
Está ya cerca nuestra salvación
y la gloria del Señor habitará en la tierra.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
La misericordia y la fidelidad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra,
y la justicia vino del cielo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
Cunado el Señor nos muestre su bondad,
nuestra tierra producirá su fruto.
La justicia le abrirá camino al Señor
e irá siguiendo sus pisadas.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Segunda lectura 2 Pd 3, 8-14

Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.

El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.

Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.



Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche.

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (1,1-8)

Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito:

He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti,
a preparar tu camino.
Voz del que clama en el desierto:
“Preparen el camino del Señor,
enderecen sus senderos”.

En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.

Oración para el Segundo Domingo de Adviento 2023

Padre celestial, en este tiempo del Adviento, nos sumergimos en la riqueza de tu Palabra. En el Santo Evangelio según San Marcos, encontramos las palabras de Juan el Bautista, quien proclamaba la venida de tu Hijo, nuestro Salvador.

Señor, como Juan preparó el camino para la llegada de Jesús, permítenos también preparar nuestros corazones para recibir a tu Hijo en esta temporada de Adviento. Con humildad, reconocemos la necesidad de arrepentimiento y conversión en nuestras vidas.

Que el bautismo de arrepentimiento, proclamado por Juan, encuentre eco en nuestros corazones. Permítenos apartar aquello que nos separa de ti y cultivar una fe más profunda y auténtica.

Concédenos, Padre misericordioso, la gracia de la humildad para reconocer nuestras faltas y la valentía para emprender un camino de transformación. Que podamos dejar atrás las cargas del pecado y preparar un camino recto y limpio para la llegada de tu Hijo.

En este Adviento, despierta en nosotros el espíritu de anticipación y esperanza. Que, al igual que Juan señaló hacia la venida del Mesías, nosotros también podamos ser testigos de tu amor y gracia en nuestras vidas y en el mundo.

Te lo pedimos por tu hijo Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.

Amén.





Autor

Lic. Ciencias de la Comunicación, egresada del Tec de Monterrey con una especialización en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. 

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