Ante la cercanía de la Navidad, intensifiquemos la oración por la paz

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COLUMNA

La voz del Obispo

Ante la cercanía de la Navidad, intensifiquemos la oración por la paz

Desde la Arquidiócesis Primada de México surgió un llamado a las organizaciones delictivas y grupos criminales para que el 12 de diciembre, se establezca una tregua nacional de paz.

11 diciembre, 2024

El adviento consta de dos grandes partes: en la primera de ellas, que va desde el primer domingo de adviento hasta el 16 de diciembre, recordamos la necesidad de estar siempre vigilantes para aguardar la venida del Señor en el momento de nuestra muerte y esperar su venida en la parusía; en la segunda parte, que comprende del 17 al 24 de diciembre, nos preparamos de manera especial e inmediata para celebrar la Natividad de nuestro Señor Jesucristo en Belén.

En la segunda parte del adviento, en la liturgia de las horas destacan las antífonas del cántico evangélico de vísperas llamadas antífonas “¡Oh!”, las cuales retoman textos bíblicos veterotestamentarios, sobre todo proféticos, y expresan el anhelo de la llegada del Mesías, en quien se cumple la esperanza de Israel y de toda la humanidad. En los títulos que estas antífonas dan al Salvador se expresan sus rasgos personales y los dones que Dios promete dar a través de él a la humanidad, entre ellos la justicia y la paz verdaderas.

 Estas antífonas, las cuales citaré más adelante, han de intensificar en nosotros la conciencia de que distintos pueblos y naciones viven hoy el drama de la guerra, con sus fatales consecuencias para la vida de las personas, las familias y las sociedades y que México, por su parte, está sumergido en una ola de violencia, terror, crueldad y derramamiento de sangre que ha sobrepasado todo límite imaginable en muchos estados y poblaciones.

 Ante estos acontecimientos, ya desde hace varios años, la Conferencia del episcopado mexicano ha hecho un insistente llamado a la reconciliación y a la paz, y en tiempos más recientes, ha impulsado los diálogos por la paz. En  esta misma línea, hace algunos días, la Arquidiócesis de México hizo un respetuoso y profético llamado a la paz, proponiendo una tregua en la ola de violencia con ocasión de la celebración de la Virgen de Guadalupe y del 25 de diciembre, Navidad. Así lo señala la Editorial de Desde la fe, publicada el domingo 8 de diciembre de este año:

Nuestro país vive una situación difícil y delicada en materia de seguridad pública, que además del elevado número de muertos, ha dejado una profunda tristeza y dolor en muchas familias. Ante esta realidad, desde la Iglesia de la Arquidiócesis Primada de México surgió un llamado dirigido especialmente a las organizaciones delictivas y grupos criminales para que el 12 de diciembre, día en que celebramos a nuestra Madre, la Virgen de Guadalupe, se establezca una tregua nacional de paz.

Delante de la ola de violencia e inseguridad que vivimos en México, los católicos no debemos dejarnos abatir por el desaliento, pues tenemos la misión de proclamar y ofrecer la única fuerza capaz de sanar y transformar los corazones de las personas  desde la raíz: el amor de Dios.

Necesitamos participar y sumarnos, de acuerdo a nuestras posibilidades, a toda iniciativa eclesial y civil en favor de la paz, motivar el replanteamiento de la educación, la diligencia en la impartición de justicia, la custodia de los derechos humanos, así como la atención subsidiaria y solidaria a las víctimas de la violencia.

Ante la cercanía de la Navidad, hago una cordial invitación a los lectores de Desde la fe a aprovechar las antífonas “Oh” de las ferias mayores de adviento, para intensificar nuestra oración, pidiendo al Señor que aquella paz que los ángeles anunciaron a los pastores  al comunicarles el nacimiento del Salvador, se haga realidad en México y en el mundo. He aquí las antífonas y una sencilla oración que hace eco de cada una:

17 de diciembre:

Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación.

Ven, Jesús, Sabiduría de Dios, enséñanos a amar, enséñanos a descubrir y a valorar lo verdaderamente importante en la vida, ilumínanos para ser fieles a la misión que nos has encomendado en nuestras familias, en la sociedad y en la Iglesia.

18 de diciembre:

Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo.

Ven Jesús, Señor nuestro, ven y líbranos con tu poder. Líbranos del egoísmo y del desamor, líbranos de todo aquello que nos aparta de ti y de nuestro prójimo, libra nuestra Patria del dolor que le genera la injusticia, la corrupción, la violencia, el crimen organizado y la impunidad.

19 de diciembre:

Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más.

Ven Jesús, Salvador nuestro, ven y renueva nuestros corazones, ven y alienta nuestra esperanza. Danos ánimo y vigor para ser fieles discípulos tuyos y fortalécenos para colaborar,  como discípulos de Cristo, en la construcción de una Patria mejor.

20 de diciembre:

Oh llave de David y cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

Ven Jesús y líbranos de toda esclavitud y tiniebla. Ven y abraza con tu amor a todos los niños y jóvenes de nuestra Patria para que te descubran como amigo y modelo a seguir. No permitas que el mal los esclavice y ayúdalos para que se conviertan en constructores de un México más justo y solidario.

21 de diciembre:

Oh Sol que naces de lo alto, resplandor de la luz eterna, sol de justicia, ven a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

Ven Jesús, Luz y resplandor, ven Sol de justicia e ilumina nuestras oscuridades. No permitas que la tristeza, el desaliento o la desesperanza se apoderen de nuestro corazón. Ilumínanos y muéstranos el camino para avanzar hacia la construcción de un México auténticamente cristiano.

22 de diciembre:

Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

Ven Jesús, Rey de las naciones, ven a rescatar a toda la humanidad, ven y derrama tu amor sobre todo ser humano, ven porque sin ti nada somos y nada podemos, ven porque solo contigo podemos ser felices, ven y concede a todas las naciones de la tierra una vida verdaderamente humana y fraterna.

23 de diciembre:

Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

Señor Jesús, tú estás siempre con nosotros en el camino de la vida. Tú, que eres nuestro rey, fortalécenos para vivir en la justicia e ilumina a nuestras autoridades civiles en la tarea de velar por los derechos fundamentales de toda persona.