El Jubileo de la Comunicación: Un llamado al diálogo y la esperanza
El Jubileo de la Comunicación llamó a dialogar con verdad y responsabilidad, promoviendo una comunicación que una y transforme la sociedad.
Comunicadora. Periodista. Activista por los derechos de las madres solas y sus hijos. Conferencista. Media trainer. Autora de 7 libros de desarrollo humano.
En un mundo cada vez más interconectado, donde la información fluye a través de plataformas digitales y redes sociales a una velocidad vertiginosa, la reflexión sobre la naturaleza y el impacto de la comunicación se vuelve imprescindible. El Jubileo de la Comunicación, celebrado recientemente en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, como el calendario de la Santa Sede lo propone, no solo fue un evento simbólico, sino también una invitación a reconsiderar cómo y por qué comunicamos.
Inspirado en el mensaje del Papa Francisco, este jubileo nos recuerda que comunicar no es oponerse, sino dialogar. En una época donde el discurso público está frecuentemente contaminado por el odio, la desinformación y la polarización, el llamado es claro: debemos fomentar una comunicación que construya puentes, que promueva la comprensión mutua y que defienda la dignidad humana.
El evento en la capital reunió a comunicadores de diversos medios, quienes, al igual que en la Basílica de San Pedro en Roma, cruzaron la puerta santa que se abre cada 25 años. Este acto simbólico representa una oportunidad para la renovación espiritual y profesional, un momento para reflexionar sobre el papel ético de los comunicadores en la sociedad actual.
Monseñor Francisco Javier Acero, obispo auxiliar de la Arquidócesis, enfatizó la importancia de la libertad de prensa regida por la verdad y el compromiso con la justicia. Destacó que el derecho de las personas a estar debidamente informadas es fundamental para una sociedad democrática y justa. Este derecho, sin embargo, está constantemente amenazado por la manipulación de la información y los discursos de odio que buscan dividir en lugar de unir.
El Papa Francisco ofrece directrices valiosas para los comunicadores. Nos insta a no descuidar el corazón y nuestra vida interior, especialmente frente a las conquistas técnicas que, si bien son herramientas poderosas, pueden deshumanizar el acto de comunicar. La mansedumbre, la capacidad de hablar al corazón de las personas y la resistencia a dejarse guiar por reacciones instintivas son cualidades esenciales para quienes se dedican a la comunicación.
En este contexto, sembrar esperanza se convierte en un acto revolucionario. En tiempos de crisis, conflictos y desesperanza, contar historias llenas de significado y optimismo no es tarea fácil. Sin embargo, es precisamente en estos momentos cuando más se necesita una comunicación que inspire, que movilice a las personas hacia el bien común y que defienda la democracia y los derechos humanos.
El Jubileo de la Comunicación también es una oportunidad para reflexionar sobre los lenguajes desarrollados por las nuevas tecnologías. Las redes sociales, si bien ofrecen plataformas para la expresión y la conexión, también pueden ser caldo de cultivo para la desinformación y la hostilidad. Es crucial que los comunicadores utilicen estas herramientas de manera ética y responsable, priorizando la verdad y el respeto por el otro.
La comunicación no debe ser una trinchera desde la cual se disparan opiniones sin considerar el impacto en los demás. Debe ser un espacio para el encuentro, el entendimiento y la construcción de una sociedad más justa y solidaria. El mensaje del Papa Francisco nos recuerda que la comunicación efectiva no es solo aquella que informa, sino la que transforma, la que toca corazones y la que inspira acciones positivas.
En México, un país donde la democracia enfrenta constantes desafíos y donde la libertad de expresión está en riesgo, este llamado adquiere una relevancia particular. La comunicación que defiende la democracia, el bien común y la dignidad humana es más necesaria que nunca. Es un deber ético de los comunicadores ser guardianes de la verdad y promotores de un discurso que una y no divida.
El Jubileo de la Comunicación es, en esencia, una invitación a la introspección y al compromiso. Nos desafía a reconsiderar el poder de nuestras palabras y el impacto de nuestros mensajes. Nos recuerda que, como comunicadores, tenemos la responsabilidad de ser agentes de cambio, de esperanza y de diálogo en un mundo que necesita más puentes y menos muros.
Que este Jubileo nos inspire a todos a practicar una comunicación más humana, más ética y más comprometida con la verdad y la justicia. Que nuestras palabras sean semillas de esperanza y herramientas para construir un futuro más justo y solidario. Con la gracia de Dios y el compromiso de cada uno de nosotros, podemos transformar la comunicación en un verdadero acto de amor y servicio hacia los demás.