Piénsalo dos veces: Todo cuenta
Todo lo que hacemos en nuestra vida tiene repercusiones, aun cuando se haga en lo oculto, y definitivamente todos nuestros actos tienen trascendencia.
La frase que dice que “lo que pasa en N, se queda en N”, es un intento para minimizar los excesos que alguien pudiera cometer en Las Vegas, Cancún o algún otro lugar, pensando que al hacerlos lejos y anónimamente, quedarán sin consecuencia por allá.
Todo lo que hacemos en nuestra vida tiene repercusiones, aun cuando se haga en lo oculto, y definitivamente todos nuestros actos tienen trascendencia al grado que los investigadores forenses, observando detenidamente los restos de una persona fallecida, pueden ser capaces de descubrir hábitos y ocupaciones en vida, y así determinar que alguien en cuestión era obrera o empleada de oficina debido a las deformaciones en los huesos.
Si eso puede descubrir un médico forense que tiene limitaciones, a los ojos de Dios -para quien no hay nada oculto-, lo que pasa en Las Vegas no se queda en Las Vegas, sino que es tomado en cuenta para el juicio final.
Una joven que creyendo que si comete inmoralidades en un centro vacacional regresará a casa sin consecuencias, se autoengaña pues seguramente marcará su vida negativamente, en mayor o menor medida. Un padre de familia, que cede a sus debilidades y traiciona a su esposa confiando en que a la distancia no será descubierto, tendrá que dar cuenta algún día de su infidelidad.
Lo que pasa en la oscuridad, siempre saldrá a la luz. Lo malo cometido lejos, acabará afectando en casa. La frase perversa invita a aprovechar la distancia para cometer lo que nos daría vergüenza hacer en nuestro hogar. Lo que hacemos fuera, no se queda afuera.
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