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COLUMNA

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Comprometidos

No es lo mismo vivir el cristianismo que en verdad seguir a Cristo.

2 febrero, 2024
Comprometidos
Alberto Quiroga

Preparando un sencillo desayuno podríamos descubrir que tanto nos interesa vivir la vida como pensamos que la debemos vivir.

Imagina que se te antojan unos huevos con jamón. Para prepararlos, intervienen dos animales domésticos, la gallina y el cerdo. El ave participa poniendo sus huevos y así se involucra en el platillo, pero el cerdo, para proporcionar el jamón, necesariamente se tiene que comprometer, pues debe morir para ser parte de esa comida.

Ambos ingredientes están allí, pero, no es lo mismo involucrarse que comprometerse. Si hacemos un recuento de los resultados que estamos obteniendo en nuestra vida, seguramente encontraremos que son proporcionales al nivel del compromiso que tenemos con nosotros y con nuestros valores.

Estamos iniciando el año y tema recurrente de buenos deseos suele ser bajar de peso. Pagar la inscripción del gimnasio y comprar ropa deportiva tal vez nos involucre, pero si no vamos con constancia, es decir, si no nos comprometemos, no veremos resultados.

Y a nivel espiritual pasa lo mismo. Tal vez muchos decimos estar involucrados en nuestra salvación, hablamos con frecuencia del tema y quisiéramos una eternidad feliz. Pero carecemos del compromiso para realmente actuar acorde a lo que deseamos. No es lo mismo vivir el cristianismo que en verdad seguir a Cristo.

Portar una cruz, colgar un rosario en el retrovisor o ir a misa cuando nos nazca tal vez nos haga creer que estamos involucrados. Pero si no pasa de allí, definitivamente no estaremos comprometidos.