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Los obispos y el presidente López Obrador

El lunes 31 de octubre, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio a conocer un documento donde advierte del peligro que significaba para la democracia en México si la Cámara de Diputados aprueba la iniciativa de reforma electoral, que envío el presidente López Obrador.Los obispos expresan su “franca preocupación, al igual que muchos ciudadanos de […]

7 noviembre, 2022
Los obispos y el presidente López Obrador
Rubén Aguilar
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Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político. 

El lunes 31 de octubre, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio a conocer un documento donde advierte del peligro que significaba para la democracia en México si la Cámara de Diputados aprueba la iniciativa de reforma electoral, que envío el presidente López Obrador.

Los obispos expresan su “franca preocupación, al igual que muchos ciudadanos de instituciones de la sociedad civil – y de las mismas organizaciones políticas -, por una reforma constitucional en materia electoral, iniciativa del Ejecutivo Federal, que por orientación y motivos es claramente regresiva”.

Y dicen que la propuesta agravia a la vida democrática y es una “reforma destinada a afectar la representación y el equilibro de las minorías y las mayorías, llevando el control de estos comicios hacia el ámbito del Gobierno federal centralista, afectando su gestión presupuestal, eliminando su autonomía ciudadana y su imparcialidad partidista”.

Roberto Blancarte, del Colegio de México, estudiosos de la relación entre la Iglesia Católica y el Gobierno, señala que en los obispos “hay una toma de distancia de las estrategias del Gobierno en general, al asumir posiciones más críticas, más abiertas, y está claro que la jerarquía católica no está de acuerdo con el rumbo que la 4T está tomando”. Asegura que es el pronunciamiento más claro y fuerte de la CEM con relación al gobierno en los últimos 30 años.

En la comparecencia mañanera del 1 de noviembre, el presidente se refirió a la posición de la CEM: “Es su visión y la respetamos, aunque no estemos de acuerdo con ese punto de vista. Solo es cosa de que se diga que la palabra democracia se compone de dos partes, demos es pueblo, kratos es poder, y la democracia es el poder del pueblo y hay quienes quieren, los conservadores, los oligarcas, que nada más haya kratos sin demos, poder sin pueblo, no es el caso de la Iglesia (…)”.

Y dijo que el Papa Francisco es un “verdadero cristiano”, a diferencia de un sector de la Iglesia “que tiene vínculos con las élites del poder, que no se relaciona con el pueblo, sobre todo con los pobres”. Ya en otras ocasiones ha dicho a los obispos mexicanos que no siguen el ejemplo de Francisco por estar “muy apergollados por la oligarquía mexicana”.

López Obrador es refractario a todo crítica, nunca la acepta venga de donde venga, pero es particularmente reactivo a los señalamientos de la Iglesia Católica. Esto puede deberse a tres cosas:

1) Añora que los obispos lo reconozcan como un iluminado justiciero que lucha por el pueblo;

2) Sabe que 90.2 millones de mexicanos, el 71 % de la población, es católica;

3) Reconoce que la Iglesia Católica es, junto con el Ejército, la institución mejor valorada por la sociedad.

En versión de Elio Masferrer, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), estudioso de las religiones, “López Obrador le está disputando a la jerarquía católica su base social” y en su versión al presidente “lo que digan los obispos no le quita el sueño, porque él se lleva bien con Francisco. Muchos de los postulados de la ‘4T’ coinciden con los de Francisco, todo el discurso social, la crítica al neoliberalismo”.

La CEM ha tomado la decisión de mantener un perfil bajo, para no entrar en confrontación con López Obrador. Los obispos son conscientes de que ante cualquier señalamiento, aunque se tenga razón, el presidente va a reaccionar de inmediato y de manera agresiva. Ante la radicalización de las posiciones del mandatario y su constante ataque a la democracia y a la unidad nacional, la Iglesia Católica no puede callar.

El silencio no es opción, por más prudente que se pretenda ser, y decir su palabra implica, aunque no lo quiera, confrontarse con López Obrador y esperar su inmediata y agresiva reacción. La CEM en solida unidad debe elegir las batallas públicas a dar. En la conciencia de que siempre tendrán costo.

La mayor de sus constribuciones es que en el ámbito de la pastoral cotidiana promueva la democracia y la justicia. Son tiempos difíciles que se habrán de agravar en los dos próximos años.


Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.