El poder y sus implicaciones

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COLUMNA

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El poder y sus implicaciones

El tema del poder y la manera en la que éste es ejercido requiere mucho más análisis, tengo la esperanza de que nos centremos más en un poder constructivo

3 marzo, 2025
El poder y sus implicaciones
El próximo 1° de octubre dará inicio la administración de la primer mujer en ocupar la Presidencia. Foto: Especial
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Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación. 

En definición del sociólogo, economista y politólogo Max Weber, el poder se entiende como la posibilidad de imponer la voluntad propia en una relación social, a pesar de la resistencia. Weber consideraba que éste es un fenómeno social que no puede existir en aislamiento, sino que siempre se manifiesta en grupos. 

¿Es indispensable el poder para establecer un orden? Muchos afirmarían que sí, y aunque es cierto que la jerarquización y la creación de estructuras permiten ambientes mucho más organizados, también hay que reconocer que en múltiples ocasiones se abusa de la autoridad investida y en ocasiones termina usándose con prepotencia sin brindar una verdadera ayuda.

Lo anterior, puede verse en diferentes áreas, pero con tristeza hemos sido testigos de la forma en la que al menos políticamente la búsqueda implacable por el poder se ha convertido en un tema cada vez más complejo.

Aunque es cierto que el poder puede ser ejercido en dos vertientes, considero que ante un mundo cada vez más violento, lleno de agresiones y actitudes reactivas, donde pareciera que la paz se esfuma pese a todos los esfuerzos, se deben fomentar el respeto, la libertad, el amor al prójimo y sobre todo la verdad. Dejar de preocuparnos y ocuparnos; tenemos que desenvolvernos profesionalmente con una voluntad férrea, mostrar que nuestra integridad se encuentra a prueba de cualquier ambición, pero, sobre todo, anteponer los intereses del bienestar social por encima de todo lo demás.

Y es que si al poder le agregamos elementos como la codicia, la arrogancia y la agresividad seguiremos bajo esquemas autoritarios que poco aporten para mejorar el entorno en el que nos encontramos.

Es incuestionable que en la última década los cambios han sido mucho más vertiginosos y éstos han afectado a casi todas las áreas de la vida, pero considero que uno de los ámbitos más importantes es el resignificado que se le ha dado a la forma de concebir las relaciones políticas y a quién se le otorga el poder.

Si bien, usualmente relacionamos el concepto de poder con represión, también ha comenzado a traducirse, sobre todo en las esferas políticas, como un vehículo para el bienestar, y afortunadamente los líderes mundiales se han percatado que se requieren nuevos enfoques.

Hace poco leí una frase de la ex primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Kate Laurell Ardern quien el año pasado mencionó: “Me voy, porque con un papel tan privilegiado viene la responsabilidad. La responsabilidad de saber cuándo eres la persona adecuada para liderar y también cuándo no lo eres […]”.

El tema del poder y la manera en la que éste es ejercido requiere mucho más análisis, sin embargo, tengo la esperanza de que con el paso de los años nos centremos más en un poder constructivo que apoye la libertad y la democracia, es decir, un poder bien ejercido que nos impulse a la creación de instituciones sólidas que a su vez instauren innovadoras visiones y responsables liderazgos que propicien un desarrollo real y una paz con justicia que permita una sana convivencia.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

El autor es analista en temas de Religión, Seguridad, Justicia, Política y Educación.


Autor

Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.