7 claves preventivas
En este punto crucial de la historia eclesial, se nos convoca a revitalizar nuestros propósitos desde cada rol que desempeñamos, empleando nuestros dones como religiosos
El Informe final del Sínodo de la Sinodalidad resaltó la necesidad de que la Iglesia refuerce la atención a las víctimas de abusos en sus diversas formas. Esta llamada a una escucha auténtica se presenta como un pilar fundamental para el proceso de sanación, arrepentimiento, justicia y reconciliación. Pero, ¿cómo puede la Iglesia abordar estos riesgos y desafíos desde una perspectiva pastoral? En este contexto, se
presentan algunas claves que pueden coadyuvar a promover entornos más seguros y protectores en nuestros ámbitos pastorales.
- Formar de manera permanente y sistemática. Ofrecer programas orientados a líderes pastorales y fieles para fortalecer entornos seguros y preventivos desde una cultura del buen trato.
- Desarrollar una actitud crítica y reflexiva. Fomentar la conciencia crítica y reflexiva en las comunidades de fe para identificar situaciones de riesgo.
- Fomentar la empatía y el respeto. Desarrollar empatía y respeto como parte de la prevención.
- Establecer protocolos y canales de denuncia. Implementar protocolos para denunciar situaciones de abuso.
- Promover colaboración y sinodalidad. Fomentar el trabajo conjunto en comunidades, iglesias y Arquidiócesis.
- Concientizar sobre los riesgos digitales: Educar sobre peligros y medidas preventivas en el entorno digital.
- Desarrollar habilidades socio-emocionales. Enfocarse en habilidades como la gestión emocional, la comunicación efectiva, el liderazgo colaborativo y la resolución de conflictos. En este punto crucial de la historia eclesial, se nos convoca a revitalizar nuestros propósitos desde cada rol que desempeñamos, empleando nuestros dones como religiosos, sacerdotes o laicos en la edificación de una Iglesia que brinde seguridad a todos, potenciando así nuestra labor evangelizadora